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 Inland Empire (David Lynch, 2006) – 180 min

De igual forma que en numerosas ocasiones nos encontramos ante pinturas y esculturas abstractas de múltiples interpretaciones -en algunos casos es imposible acertar con una consideración-, Inland Empire es al cine lo que cualquier otro arte al mundo. Para juzgar este trabajo hace falta, pienso, conocer primero la esencia, el sentido y las intenciones de su director, el personal, brillante y profundo David Lynch. Después, dejarse llevar como una hoja de árbol que es arrastrada por la corriente de un río, buscando la belleza de cada imagen, adentrándose en la aparente sinrazón de sus escenas, estando serenos ante cada uno de sus minutos para poder contemplar, sin ningún tipo de prejuicios, lo que parece ser la obra más personal del realizador norteamericano. Y digo esto, porque aunque anteriormente hayamos podido sentir su verdadero espíritu en un gran número de cintas, es en esta donde la mente de Lynch (quien dirige, escribe, produce, compone la BSO, controla la fotografía junto a Odd Geir Sæther, participa en el departamento artístico, de sonido…) hace y deshace sin importarle lo más mínimo el hecho de que el resultado final pueda llegar a ser tan controvertido que finalmente disponga dos bandos: el de aquellos que la aman, y el de los que la repudian. Sólo quiere ser él mismo y construir la película como una extensión directa de su mente, sus ideas, obsesiones y perfeccionismo bañado en una innegable calidad técnica y artística.INLAND-EMPIRE-2Y lo consigue. Porque cada trazo, cada imagen y cada detalle de este trabajo tiene ese inconfundible y fuerte aroma a Lynch que ha ido fortaleciéndose, película tras película, a lo largo de los años, consiguiendo que el mero hecho de ver una de sus cintas sea algo más que una simple excusa para entretenerse. Su cine, en la mayoría de los casos, es vivir una experiencia inolvidable. Es recorrer un camino lleno de agobios, sentir sensaciones envueltas de una atmósfera que mezcla lo aterrador con lo maravilloso, disfrutar una imagen con todos los sentidos. Los sonidos son tan importantes en cada película y determinan el hecho de poder construir un ambiente único que se antoja difícil de ser imitado por nadie. En la muy extraña y perturbadora Inland Empire, todo esto es importante, todo requiere la misma atención y dedicación que el propio Lynch ha mostrado para ejecutar su “partitura visual”.

¿Pero de qué demonios nos habla esta película?. Entre toda la supuesta locura que invade la leyenda reciente de esta cinta, nos encontramos ante una historia de múltiples interpretaciones que se basa en la distorsión progresiva de la percepción de la realidad de Nikki Grace (Laura Dern), una actriz a la que han concedido un papel en un “remake” de una película polaca de la que, afirman, estaba maldita. De hecho, no debiera ni considerarse “remake”, pues la filmación jamás pudo terminar de realizarse. A medida que avanza la historia, parece crearse un conflicto en el que se enredan las escenas del rodaje con la vida personal de la actriz, interviniendo en este desconcierto su compañero de reparto, Devon Berk (Justin Theroux). La historia, que ya desde los primeros minutos deja ver sus cartas con una escena de rostros distorsionados, sucedida por una espeluznante intervención de Grace Zabriskie My Son, My Son, What Have Ye Done (2009), da permiso a todos a sacar de la misma las conclusiones que vea convenientes.

He visto la película con una indescriptible calma nerviosa, pues aunque la he seguido con placer y tranquilidad, he tenido despierta, dentro de mí, una agobiante sensación: precisamente la misma que vive su actriz protagonista. Y esto, en una película, es muy digno de elogio. Espectador y personajes, viven las mismas experiencias.INLAND-EMPIREDespués de varias apariciones de Laura Dern Corazón salvaje, (1990) en películas de Lynch, ésta vuelve para realizar un papel fabuloso, del todo convincente y, sin duda, memorable. Creo, desde mi parecer, que es el trabajo más sólido de su carrera, teniendo en cuenta además que es una de las pocas películas de las que ha podido ser la protagonista principal. Gusta también Justin Theroux en su ya conocido papel de jactancioso y “sobrado” pero, en el fondo, buena persona (véase Mulholland Drive, 2001) y se agradecen las intervenciones de Jeremy Irons como el director del “remake maldito”, y el siempre laborioso secundario Harry Dean Stanton, entre un gran plantel repleto de calidad. Para que todo funcione correctamente en una película de David Lynch, la música debe estar construida con el mismo tesón que el resto de la cinta.

Aquí esto se produce así gracias a la banda sonora compuesta por el propio Lynch, que por primera vez en años (desde 1986 en lo que respecta a una película) no recurre a la colaboración de su hasta ahora inseparable Angelo Badalamenti, (a pesar de incluir el fragmento que éste compuso para Rabbits (2002), serie de cortometrajes de la que se introducen escenas -algunas inéditas- en este film) del cual se nota ha obtenido la suficiente experiencia como para poder montar sus propias partituras sin perder el estilo que siempre han mantenido los trabajos del citado músico y que tantísimas buenas piezas han dado al cine, convirtiéndose en un elemento indivisible de la atmósfera que conforma cada película de Lynch.

El conjunto de la BSO es una maravilla, encabezada por los temas originales “Polish Poem” -fabuloso- (cantado por Chrysta Bell, que hace las veces de la antaño habitual de Lynch, Julee Cruise), “Ghost of Love” y otros desconcertantes temas como el inquietante “Woods Variation”. Incluye, de otros autores, el precioso “Colours of my life” de Mantovani, y el trepidante tema final “Sinnerman”, de Nina Simone.

David Lynch propone en Inland Empire algo más que una buena película: un viaje hacia lo más oscuro, indescifrable y a la vez brillante de su propia mente, una mezcolanza de ideas, pasiones, sensaciones y agobiantes experiencias que tratan de caer sobre los brazos del espectador como el resultado de un alma incomprendida que busca conquistar nuestra atención durante casi tres horas de metraje y, al final, permitirnos sacar nuestra propia interpretación del resultado, algo que se presentará como una misión de muy largo recorrido.

Quien se quede con ganas de más, en More Things That Happened hay otros 76 minutos de escenas recortadas del original.

Nota del autor:
9,0
█████████ (Excelente)

 

Written by Sandro Fiorito

Cofundador de LGEcine

2 Comments

LGEcine | Corazón salvaje (1990)

[…] siempre con escenas cargadas de histrionismo de las que él es maestro y una buena Laura Dern “Inland Empire” (2006), que basa el interés de su personaje en la infinita sensualidad que transmite y la […]

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