After Yang (Kogonada, 2021) – 101 min. –

En un futuro donde las relaciones personales casi han desaparecido y se favorece cierto grado de aislamiento, para criar a los hijos se utilizan robots antropomorfos que ayudan a que los hijos no pierdan el contacto con sus raíces culturales. Ante la desconexión del robot familiar la familia atravesará un proceso de pésame por su miembro más entrañable.

Descubriendo, tras la defunción del robot, que su vida se expandió mucho más allá de lo que ellos habían imaginado.

Muy interesante drama que nos muestra el dolor ante la pérdida de un ser querido. Un poquito largo, le habría retirado unos diez minutos. Pero aún así bueno.

Es una película que nos llevará de la manita por el proceso del duelo de un ser querido, incluso haciéndonos ver, ante la ausencia, cuan importante era un miembro de la familia al que no le dábamos toda la importancia necesaria. De esos núcleos silenciosos que solo se notan al no estar presentes.

La manera de hacerlo es bastante ingeniosa. Hace 30 años habríamos hablado acerca de un familiar que encuentra el diario del abuelo y al leerlo recordaría su vida (como se hizo ya en la película Big Fish). Aquí, en un mundo cibernetizado, recorreremos los ficheros de memoria del robot, que nos mostrará, como si de capítulos se tratará, que no ha sido su primer transito vital.

Curiosamente, en lugar de centrar el drama en la niña pequeña, para la que inicialmente se contrato el robot, o la esposa, que era el otro miembro que más trataba, nos centraremos en el miembro de la familia más distante. El padre. Un vendedor de té entusiasta, interpretado por Colin Farrell. Con una interpretación más que notable por su parte.

Siempre he considerado que es un actor muy maltratado por la critica, y en esta película no decepciona. Me encanta personalmente el momento en que intenta probar el té soluble y solo le falta escupirlo hacia la cámara.

Ante una película lenta, oscura, nostálgica, se desenvuelve muy bien, tratando los diferentes hilos que se nos van mostrando que están conectados con nuestro mudo protagonista.

A saber, el racismo, la búsqueda de la identidad, la realización como ser “vivo” y la búsqueda de la empatía.En un mundo donde gran parte de las comunicaciones se vuelven artificiales y a distancia, con la falta del toque personal y humano, una máquina habrá buscado entender qué es estar vivo, comprender la calidez de una relación humana, incluso aunque no pudiera llegar a dar lo mismo que recibía. Una realidad donde la técnica y el artificio han despreciado lo manual. Cosa que ya observamos en la primera secuencia cuando una clienta en la tienda quiere solo comprar el nuevo té cristalizado. Nada de comprar la hoja.

En una situación donde el color de la piel ya importa menos que la ropa que llevas puesta, la discriminación se habrá movido a nuevos puertos. Segregando a aquellos que han nacido por clonación, como humanos indignos. Probablemente por el miedo que se alberga a sus mejoras físicas y mentales. Lo cual, como se verá es un concepto ridículo, ya que por ende deberías odiar también al origen. Una situación donde irónicamente no se odia al diferente, sino al igual.

En una realidad donde todo esta en contra, por la soledad que ha favorecido, con largos planos con un solo actor, el tono apagado y difuso de las escenas. Un robot habrá hecho un camino “vital” que le llevará a ser humano. Si entendemos que por el hecho de vivir hemos afectado las vidas de otros, como las ondas en un estanque que creamos al arrojar una piedra.

A destacar la banda sonora, unos acordes de piano muy bien puestos que nos ayudan a entrar en ese estado depresivo y nostálgico que quiere ilustrar la película.Un detalle divertido de la película es el hecho de que para llamarse entre sí, los hermanos usen como nombre Gege y Meimei. Así que como nombre en realidad usen las palabras hermano mayor y hermana menor. No dejan de ser divertidos esos detalles. Lo siguiente será llamar Gobi a un desierto.

Y para finalizar, hablemos del final de la película, que aporta un leve brillo de esperanza, en medio de la oscuridad que nos rodea. El abandono de lo mecánico por el retorno a lo humano.

No os la recomiendo si estáis bajos de animo, ya que os puede arrastrar con su ritmo pesado y lento. Pero si muy interesante si buscáis una suerte confort en un momento jodido.

La frase: «Quiero que la gente conozca su historia. El fue muy importante para mucha gente».

La escena: La conversación sobre el té que Yang mantiene con el padre, con todas las reflexiones sobre las experiencias y las sensaciones que Yang jamás podrá experimentar, pero querría comprender.

Vista con PASE DE PRENSA en el Festival Internacional de Sitges 2022

Nota del autor:

7,0 ███████ (Buena) 

Distribuida en España por DIAMOND FILMS


TRÁILER:

 

Written by Oscar Hidalgo

Cinéfago demente