Mrak (Dusan Milic, 2022) – 104 min. –

Ambientada en la guerra de Kosovo, durante el 2004. Un conjunto de pequeñas aldeas se verá sometido al horror que acecha en el bosque.

Película que nos presenta varios frentes simultáneos. Presentados como las capas de un pastel. Por desgracia no termina de decidirse por ninguno de ellos y se queda como un poco en tierra de nadie de géneros. Tenemos una historia de drama, tratando el horror de la guerra, pero no desde el frente, sino desde la línea donde están todos los refugiados, desplazados. Gente que lo ha perdido todo, que han tenido que dejar sus casas atrás, vivir como pueden o intentar aferrarse a lo poco que les queda con uñas y dientes. La típica situación de “aquí he nacido y aquí moriré”. Esta para mi gusto es la mejor capa.

No suele ser muy tratada en el cine y muestra muy claramente el drama humano que acontece. Con múltiples puntos de vista, tanto desde dentro de los que sufren, como de los observadores. Como, por muy duro que te creas, sabes que solo es cuestión de tiempo rendirse ante la inevitable realidad. Y que hasta la esperanza misma, se desvanece.

 

 

La expresividad de los actores, la ambientación, los silencios. Dicen mucho sobre el dolor interno que se esta viviendo y que más parece una crónica de una muerte anunciada.

Por otro lado tenemos la denuncia. Mostrando muy claramente que las fuerzas humanitarias, muchas veces por imposibilidades logísticas, son como turistas. Están un tiempo en la zona, hacen lo que pueden y luego desaparecen. Una buena excusa para hacerse selfies, decir que han limpiado un poco su karma e irse sin haber hecho algo relevante. Por desgracia algo producido, aunque lógico, por la rotación de las fuerzas enviadas que impide su implicación real y prolongada sobre un territorio. E incluso dejándote caer que a veces hay cierto grado de mala fe, como el flirteo del soldado italiano con la madre, por si algo cae.

Una fuerza aún más lastrada por el mal moderno de nuestro tiempo, la burocracia. O mejormente dicho, cómo prolongar un problema hasta el infinito, haciendo ver que se hace algo y se esta muy implicado, hasta que sea problema de otro. Cada vez que oía la palabra “informe”, sentía nauseas.

Hasta aquí la película se esfuerza mucho en dar un buen par de bofetadas en la cara al espectador, desde los ojos precisamente de los que están sufriendo. Y para remarcarlo un poco más, utilizaremos el efecto enternecedor de una niña escribiendo una carta en tercera persona para narrar el sufrimiento de los serbios en Kosovo. No hagáis caso de las sinopsis oficiales, esto solo son 2 minutos de película.

Como tercera pata tenemos una historia de miedo, que es como se vende, y en este caso es más un miedo del tipo que me gusta por como esta narrado. Una fuerza invisible, opresiva, que proviene del bosque, lo que nos rodea. Momentos que te hacen recordar el porque temes a la oscuridad y porque no quieres estar solo en el bosque de noche.

Si en el drama es donde los actores brillaban un poco, aquí será la cámara y el manejo del tiempo. No se verá nunca nada, jamás sabrás que esta pasando, pero siempre intuirás que hay algo acechando, respirando en tu nuca. Podríamos decir que es atmosférica, que intenta venderte la sensación de lo que ocurre. Ya que y con ánimos de evitar que os llevéis a engaño, no va a ocurrir nada.

Estaréis 90 minutos esperando que ocurra un susto, la presentación de una fuerza, un monstruo, algo. Pero no. Te pondrán en situación, te intranquilizarán, te harán creer que algo esta pasando. Pero nada de nada.

No les culparé, ya que considero que con muy pocos recursos, una cabaña bien usada y las actuaciones ya consiguen llevarte a ese punto, haciéndonos partícipes de ese miedo y desesperación. Lo que me hizo pensar en todas esas amenazas invisibles y a donde nos llevan (más allá del acto en si de la desaparición de animales, alguna persona, ataques esporádicos…) . Me hizo pensar en que en realidad la película nos habla alegóricamente de la amenaza de la guerra y el combate, que puede golpear en cualquier momento, su objetivo es llenarte de miedo y expulsarte de tu territorio dificultándote (o arrebatándote) la vida y la cordura. Nunca estas a salvo. La seguridad de tu hogar es fútil cuando ni siquiera puedes ir al baño tranquilamente.

Pero sin este análisis, post-película y habiéndole dado muchas vueltas no se llega a comprender, especialmente el final. De ahí lo mencionado al principio sobre la tierra de nadie de géneros, donde no despunta en ninguno. Y yo personalmente habría preferido que no se quedara más que en denuncia y drama, donde realmente apuntaba maneras. El miedo es la manera de transmitir el mensaje, pero creo que habría mejorado más sin él. Aunque es justamente eso lo que la hace un poco más original.

No es en absoluto una mala película. Pero lo antes mencionado la lastra y especialmente el añadido de los 5 minutos finales. Que hacen que sea bastante menos dura. Ya sabéis que soy un entusiasta de la coherencia en las películas y de que estas terminen mal mal mal.

Vamos a remarcar la interpretación de los protagonistas, ya que revelan los 3 arquetipos del conflicto, el espectador, con la niña inocente. La persona que vive al borde del colapso por la presión, con una madre que ha sido golpeada muy duramente por la vida. Y el resiliente, con el abuelo Milutin (con un parecido maravilloso a Charles Bronson) que se pasa la película intentando transformar la casa en un fuerte, como si de zombies fuera a defenderse durante la historia. Parecía un lemming, trabajando sin parar.

Personalmente, creo el equipo de dirección, si no lo ha sufrido en sus carnes, han hecho una gran labor de documentación. Ya que el realismo de las escenas en algunos casos llega a doler.

La frase: «Si miras lo suficiente a la oscuridad, esta desaparece».

La escena: El sueño de la niña en medio del bosque. El momento de más terror de toda la película.

Vista con PASE DE PRENSA en el Festival Internacional de Sitges 2022

Nota del autor:

7,0 ███████ (Buena) 


TRÁILER V.O.:

 

Written by Oscar Hidalgo

Cinéfago demente