Tin Can (Seth A. Smith, 2020) – 103 min. –

Sinopsis: En un futuro cercano, se desata una plaga basada en un hongo que amenaza a la humanidad. Totalmente imparable e incurable, el hongo Coral lleva a la humanidad al colapso. Forzando a la contención en pequeños cubículos individuales.

La estructura del film en dos episodios nos hace ver rápidamente el hecho de que aparentemente es la fusión de dos mediometrajes que comparten una misma línea narrativa. El despertar dentro de un cubículo totalmente incomunicada y la narración a partir de la huida.

Esto produce el hecho de que hayan dos ritmos diferentes, con dos niveles muy claramente diferenciados. Siendo el primero el más interesante y el segundo se hace un poco largo y pesado. Haciendo que la película pase de ser muy buena a aceptable.

El primer episodio nos muestra una situación que nos recuerda a las películas de Buried (2010) (por lo extremadamente claustrofóbico) y Locke (2013) (por el hecho de ser una única actriz en pantalla, interactuando con voces en off en un espacio muy reducido). La labor de fotografía es más que excelente. Mostrando el pequeño espacio vital de la protagonista desde todos los ángulos posibles, incluso de formas muy locas, usando recursos muy ingeniosos (que ya se han visto antes, lo que no le resta merito) como paredes de cristal, desmontar piezas, cámara subjetiva, etc.. Incluso llegando -para forzar la situación más claustrofóbica todavía- a rellenar el escenario con pinturas que se funden con el entorno, para transmitirnos lo reducido del espacio.

Un trabajo sobre el sufrimiento y la angustia, la necesidad de libertad y aún más, de la información para comprender que esta pasando. Pues la ignorancia es una prisión aún más cruel.

La segunda parte, a partir de la ruptura del confinamiento nos narra el porqué de toda la situación, retrotrayendo la historia al antes del inicio de la historia, hablándonos de: la desesperanza, el dolor y los celos. No termina de quedar muy claro si es real o sueño, ya que desde el principio nos advierten que el confinamiento afectaba a la memoria. Ojala fuera verdad, por lo increíblemente cruel

Es una parte que se hace un poco más pesada y lenta, ya que casi se prescinde de actores en su eje principal. Volviéndose lenta. Un drama lento por desgracia, que nos habla de la deshumanización, del hecho de que el fin a veces se pierde de vista con medios demasiado radicales.

La banda sonora es aceptable, adecuada para ir acompañando la película y los FX, nada digital… son todo efectos visuales y cumplen con nota.

Se nota que es una película con un presupuesto ajustado, pero mucha imaginación y técnica, aprovecha muy bien los pocos euros que tienen. Tal vez la parte más floja sería la de los cyborgs, que se les ve justitos con sus trajes con prótesis de plastiquete rebozado. Pero bueno, se ha de ser muy exquisito para no aceptarlo. No deja de recordarme una suerte de C3PO de Mercadona (que afortunadamente no sufren de incontinencia verbal).

No cometáis el error de veros tentados por la presencia de Michael Ironside -por el que siento cierto fetichismo-, sumado su tiempo no llega al minuto en pantalla. Y su dialogo se puede resumir en una frase, literalmente.

Muy recomendable si te gustan los hexágonos o el color amarillo.

La escena: El momento posterior al rescate de John.

La frase: «No se si volver a dormir o seguir despierto».

Vista con PASE DE PRENSA en el Festival Internacional de Sitges 2020

Nota del autor:

6,0 █████ (Correcta) 

TRÁILER V.O.: CLIP

 

Written by Oscar Hidalgo

Cinéfago demente