Título original: Open range
País:
Estados Unidos

Primera proyección: EEUU, 11 Ago. 2003 (premiere)
Duración: 129 min.
Director: Kevin Costner
Guión: Craig Storper (basada en la novela «The open range men» de Lauran Paine)
Música: Michael Kamen

“[…] Revisión con tienes nostálgicos, que pese a la emulación de las coordinadas del western de siempre, funciona bastante bien […] Un film muy recomendable que los admiradores del viejo western clásico sabrán apreciar en su justa medida […] Una propuesta valorable que hace pensar que el Costner cineasta tiene mucho más recorrido que el Costner actor […]”

Una crítica de MANUEL NAVAS | Colaboración enviada

Tras el éxito obtenido con su primera película, «Bailando con lobos» (1992), parecía que Kevin Costner iba a seguir los pasos de otros actores/directores, como Clint Eastwood. Sin embargo, posiblemente debido a malas elecciones tanto en trabajos («Waterworld» 1995) como papeles («Tin Cup» 1996, «Mensajero del futuro (The Postman)» 1997, etc) su carrera de actor y director sufrió un considerable bajón, del cual todavía no está del todo recuperado.

Este film es un intento de seguir la estela de los lobos, con una vuelta al western aunque, a diferencia de otros como Eastwood, en esta ocasión al western con sabor más clásico de John Ford («Centauros del desierto» 1956) y de Anthony Mann («Winchester 73» 1950), con una historia que bien podrían haber dirigido cualquiera de ellos.  Costner vuelve a hacer circular por los mismos polvorientos caminos que antes transitaron los citados directores, aunque si antes eran jóvenes vigorosos y emprendedores cowboys, ahora son maduros vaqueros (interpretados por el propio Costner y Robert Duvall) que se empeñan en mantener un estilo de vida ya totalmente obsoleto y pasado de moda, tanto para la época en la que está situada la acción como para lo que son los contenidos típicos del moribundo western de los años 90, que se ven envueltos en un jaleo armado en un pueblo dominado por un cacique, que les obligará a pelear por defender conceptos tan abstractos (y anticuados para los tiempos que corren) como la justicia.

No hace falta demasiada imaginación para ver que los personajes que interpretan Duvall («El mejor» 1984, «El padrino» 1972) y el propio Costner («JFK: caso abierto» 1991) son una transposición de aquellos vaqueros que surcaban las amplias, lejanas y salvajes tierras del oeste. El realizador fabula con la circunstancia de mostrar un film que supone una continuación de las mismas andanzas de los héroes clásicos del western, suponiendo que hubieran llegado a viejos y manteniendo los mismos ideales “limpios” de cuando eran jóvenes. Está claro que ambos personajes son estereotipos envejecidos del western clásico. Duvall viene a representar al típico “cowboy” tosco pero de buen corazón y con un rígido código de conducta, que surca las inmensas praderas llevando su ganado de un lado al otro, mientras que Costner representa al antiguo pistolero de oscuro pasado que ha encontrado al lado de Duvall, una vía de redención, un retiro voluntario para expiar sus pecados.
Pero Costner no se detiene únicamente en los personajes para emular el western clásico. La idea de unos tipos viviendo en los espacios abiertos (y libres) en contacto directo con la naturaleza era un aspecto común en los films clásicos. La presencia de un cacique que hace y deshace a su antojo es otro estereotipo recurrente. Y no hablemos ya de la obligación moral de “hacer justicia”.

Costner hace una revisión con tintes nostálgicos, que pese a la emulación de las coordenadas del western de siempre, funciona bastante bien, gracias sobretodo a esa forma de filmar tranquila, pausada, prácticamente al mismo ritmo en que se mueven sus protagonistas, deteniéndose sobretodo cuando ambos cabalgan por los amplios espacios abiertos. Incluso, el duelo final, contiene buenos aciertos, al renunciar voluntariamente a la música, dejando el protagonismo al contundente sonido de las armas al disparar.

A pesar de todo hay que decir que el film no es del todo perfecto. En el comentado duelo, Costner no puede resistirse a utilizar el ralentí, perdiendo la contundencia que había conseguido al principio del mismo para buscar una espectacularidad y una incidencia totalmente innecesarias. Como también lo es la presencia del personaje interpretado por Annette Bening, («American beauty» 1999, «A propósito de Henry» 1991)  metido prácticamente con calzador para ofrecer al espectador ese romance que le aleja de la aspereza inicial cediendo a los impulsos comerciales de la cinta (y seguramente de los productores).

Pese a todo, se trata de un film muy recomendable, que los admiradores del viejo western clásico sabrán apreciar en su justa medida. No consigue llegar al nivel de los últimos westerns de Eastwood («El jinete pálido» 1985, «Sin perdón» 1992), ni posiblemente al de su propio film «Bailando con lobos» (1990), pero se trata de una propuesta valorable que hace pensar que el Costner cineasta tiene mucho más recorrido que el Costner actor.

Nota del autor:
7,0  ███████ (Buena)

Written by LGEcine

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