Condenados a vivir (Cut-throats Nine) (Joaquín Luis Romero Marchent, 1972) – 90 min. –
En un lugar perdido del norte de EEUU, a los pies de las Montañas Rocosas, una carreta de prisioneros escoltada por un puñado de soldados de la Unión lleva la escoria humana más detestable desde la mina Golden Sun hasta Fort Green. Siete condenados vigilados bajo la atenta mirada del sargento Brown y su angelical hija. Un viaje que cambiará la vida de todos cuando un desalmado bandido los asalta en el camino.
Condenados a vivir (en inglés Cut-Throats Nine, los nueve asesinos despiadados) es en sí un rara avis no solo dentro del Western sino en el propio cine español. Una película que buscaba contentar a un público norteamericano (recordemos que se grabó en inglés), añadiendo un toque del subgénero «whoduit» (¿Quién lo ha hecho?) que tantas veces lo vimos en los relatos de Agatha Christie. Insertando en su final de producción escenas de gore y algo de «casquería» para flirtear con los amantes del slasher. ¿Pero es un Spaguetti Western? Pues sí, tenemos unos personajes donde la suciedad no esta alojada solo en su ropa sino en sus almas, violencia descontrolada, poco miramientos hacia la vida humana, primeros planos de miradas desafiantes, desconsideración por los animales, frases que hieren más que las balas, brutalidad sin anestesia y un camino hacia la venganza plena. Estamos hablando de un Spaguetti Western pero uno alejado de los habituales cánones.
Nos encontramos con un film que se aleja de los fronterizos paisajes del sur de EEUU (tan bien logrados en el desierto de Almería) y nos sumergimos en plenas Montañas Rocosas (magistralmente conseguidas en el Pirineo aragonés). Un lugar donde el gélido viento, la nieve y la roca desnuda son el único paisaje que encontraremos. Olvídate de: los indios, de la fauna salvaje, de bisontes, de llanuras infinitas, de civilización y sobre todo de normas morales… la crudeza de la montaña es la que esculpe a los humanos que osan a vivir por aquellos lares y la falta de compasión es su arista más marcada. Allí se encuentran unos personajes en el que matar es un acto de supervivencia o simplemente un acto de demostración de poder.
Es allí donde el sargento Brown (Claudio Undari), un tipo insobornable, elige a un grupo selecto de inmundicias humanas para sacarlos de sus trabajos forzados en las minas de Golden Sun y trasladarlos al Fort Green. El «casting» por así decirlo no ha sido aleatorio ya que sabe que uno de ellos en el pasado mató a su mujer… y claro está, ese canalla no se va a ir de rositas. Los siete «anti-magníficos» lo componen: el Dandy (Alberto Dalbés), el Antorcha (Antonio Iranzo), el Rata (José Manuel Martín), Dick Patterson (Rafael Hernández), el Comanchero (Ricardo Díaz), Din Marlow (Manuel Tejada) y Slim (Carlos Romero Marchent, hermano del director del film).
Cada uno de estos reos con unas personalidades que hacen que no sintamos nada de empatía por ellos: Despiadados, crueles, traicioneros, sanguinarios, estafadores, violadores, incendiarios, ladrones,… y por supuesto, todos… todos asesinos. Unas particularidades que harían enamorar al mismísimo Quentin Tarantino. Bueno, a estas alturas algunos empezarán a pensar, y no sin falta de razón, que Los odiosos ocho (2015) le debe mucho a esta película.
El craso error del sargento será dejarse acompañar por su inmaculada, inocente e incauta Sarah (Emma Cohen). El objeto del deseo de esta manada de desalmados y único punto débil del sargento (además de un revolver con un número limitado de balas).
Un viaje que sería interrumpido por el sádico asaltante Buddy (un genial Xan das Bolas) y el resto de su banda que los dejan a su muerte y que luego se escapan… por supuesto todos engrillados. Y en un giro inesperado, se dan cuenta -menuda genialidad del guionista- que las cadenas que le aprisionan están hechas del oro para que no lo robaran por enésima vez. Entonces el objeto que les priva de la libertad se convierte en detonante de su codicia, la desconfianza y el ansia de saber que si hay menos vivos hay más para repartir.
Si hubiera que resaltar las cosas que me gustan de la película serían: El elenco actoral que hacen fácil que los odies (con el hándicap que algunos son cómicos y se transforman profundamente). El majestuoso paisaje se convierte en protagonista y peor enemigo, de hecho muchas tomas el equipo entero tuvo que enfrentarse a verdaderas ventiscas, remarcando que la supervivencia es un factor destacable en este film. La pivotación del personaje principal, ya que realmente parece que la película no se decanta por quién lleva las riendas de este viaje, y eso en sí es una genialidad. La utilización de flashbacks usando esa introducción a modo de fotogramas congelados, dando impresión que se congelara el tiempo en los momentos traumáticos y para terminar Emma Cohen, enamorando siempre a la cámara cada vez que aparece.
Curiosamente no me la llamó la aparición del gore en la cinta, la cinta es sobradamente cruda con: asesinatos a sangre fría entre «compañeros» -repito, esto sí que son Odiosos y no los de Tarantino-, la falta de misericordia de todos los personajes, violación grupal de una menor, ensañamiento, ultraje de los muertos, aparición de un «zombie vengativo», caída al infierno de la bebida (desde este film Antonio Iranzo se ha convertido en uno de mis actores favoritos), etc
Quizás el único punto que puedo achacar a esta película se encuentra en su desenlace. El final aún ser el que tenía que ser, aún ser catártico… no deja de ser algo anticlimático (por lo abrupto del mismo), quizás eché en falta las miradas de los protagonistas al ser conscientes de que la Parca venía a rendir cuentas. Esto sin duda le quita puntos injustamente a la película, junto con el nombre de la peli en español que no pega ni con cola, prefiero el inglés.
En definitiva, Condenados a vivir es una cinta para los amantes del spaguetti western, para los que aún piensan que el cine español siempre ha sido el destape y la comedia romántica, para quienes saben que Emma Cohen es todo un mito dentro del cine español y para quienes saben que no hay mejor venganza que la de alguien que ha perdido todo.
La frase: «Ya está bien padre, me avergüenzas,… la dentadura, ¿le has mirado la dentadura?». (Cuando Buddy ve robar las botas del soldado muerto)
La escena: Cuando se ocultan en plena oscuridad de un túnel a la espera de que se aproxime el tren y rompa sus cadenas. Mientras se el tahúr piensa en una ruleta girando mostrando el riesgo de aquel momento, en el que sino corta las cadenas, si las ruedas patinan serán arrastrados como títeres.
Vista con PASE DE PRENSA en el Festival Internacional de Sitges 2022
Nota del autor:
8,5 ████████ (Muy buena)
TRÁILER V.O. (horrible el tráiler lleno de spoliers, no pasad del minuto uno):