Zinzindurrunkarratz (Oskar Alegria, 2023) – 89 min. –
Un hombre decide emprender el camino a la montaña, armado de una cámara super 8 sin sonido, para realizar el companaje con el ultimo pastor que queda en la zona de Artazu. A lo largo del tránsito aprovechara para mostrar las imágenes de un pasado que ha dado lugar a la nada.
Original propuesta del director Oskar Alegría que pretende llevarnos al pasado de su tierra mediante un documental mudo, rodado con una cámara súper 8. En un total silencio (las cintas de las que dispone son sin sonido), nos narrará del pasado y las historias de las montañas de Artazu mediante imágenes del paraje y sus gentes.
Rompiendo el silencio con pequeñas explicaciones y grabaciones audio montadas en los espacios que daban los lapsos entre cinta y cinta de súper 8 (que son de unos 3 minutos de duración).
Un viaje que busca la poesía a través de las imágenes, mostrándonos la naturaleza, el camino y el fiel acompañante de Oskar, el burro que le servirá como apoyo y transporte del material en todo el trayecto.
Imágenes, la mayoría de ellas preciosas que nos hablan de la nostalgia y la tristeza, de como unas montañas llenas de vida y movimiento, con hasta 111 pastores trabajando en la zona ahora solo tienen uno en activo. El que apagará la luz al salir. Todos ellos con diferentes historias, con sus múltiples taras (me encanta el que solo podía hablarte de lado) causados por la soledad absoluta que produce el trabajo en la montaña.Siendo este pastor la excusa para realizar el trayecto, para realizar el ritual del companaje. El oficio del padre del director, que se dedicaba a ir a la montaña para llevarles recursos y compartir el pan. De tal forma que parte siguiendo los pasos de su padre intentando reconectar con el pasado, para llevarle suministros al último pastor.
Un recorrido intimista por sus memorias y las memorias de la zona mostrándonos ahora páramos vacíos, abandonados y en algunos casos medio derruidos. Con largos planos sobre las zonas para que nosotros rellenemos los huecos de las historias que acontecieron allí. Dándonos tiempo para reflexionar y dejarnos llevar.
Si algo nos transmite el metraje es la tristeza y nostalgia por tiempos que no van a volver. De cómo el tiempo ha ido comiéndose el pasado que solo sobrevive en nuestras mentes y que desaparece a medida que pasan los años como velas que se van consumiendo. Muy bien representado por los múltiples planos de manos que se suceden durante toda la película. Manos hinchadas, desgastadas, con múltiples grietas. Donde cada detalle de las manos que se muestran realmente nos habla de una vida que se ha sucedido.Manos y planos de gente pensando, con la mirada en el infinito. Que siguiendo con la poesía es aprovechado para la narración de memorias. Pensamientos que recibimos en silencio, siéndonos narrados por el director .
Aun siendo un documental, intimista y nostálgico, la narración adolece de ciertos problemas para que el espectador la capte.
No siento un amor especial por los rodajes hechos por cámara súper 8, con lo que no es un atractivo especial. Muy para fanáticos del tema en realidad. Con unas imágenes muy quemadas, con grano e imperfección. Con una cámara que no para de moverse y no está estable ni por casualidad. Es una película dura que requiere de estar muy calmado, ya que al no haber casi audio y teniendo unos planos infinitos el aburrimiento acecha constantemente.
Es cierto que es un recurso que es usado también como parte de la narración, pero lo hace muy difícil en el aguante. Especialmente teniendo en cuenta que la película dura 90 minutos casi y eso se hace demasiado para la historia que se tiene que contar.Y aunque la historia tiene algún momento irónico, como poner la cámara entre las orejas del burro, que se me antoja como algo mágico o el hecho o las referencias al respeto histórico del burro al ir caminando por una calzada romana, no consigue mantenerte bien en el asiento. Siendo el momento más irónico cuando reza a San Antonio para que funcionen las pocas cintas que le quedan de su padre, de hace 41 años.
Mi recomendación es verla con pausas programadas para ir al lavabo/comer. Ya que verla de un tirón se hace muy duro.
Muy recomendable si te gustan las imágenes del campo vasco o los burros con respeto histórico.
La frase: Vamos a recuperar la voz del pasado con una cámara sin sonido.
La escena: El plano de la ladera de la montaña mecida por el viento. De cómo la hierba parece las olas de un verde mar.
Nota del autor:
5,5 █████ (Mejorable)
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