Kindred Spirits (Lucky McKee, 2019) – 90 min. –

Kinder Spirit es un drama que aborda el género de «invasión de identidad», explorado en otras películas como La mano que mece la cuna (1992). En este caso se trata de una mujer que regresa a su casa familiar, a vivir con su hermana (quien la ha criado) y su sobrina. 

La BSO es una mezcla entre lo que escuchamos en Harry Potter y El lago de los cisnes. 

El argumento de la película es tan malo que en un momento dado empiezas a fijarte en los tatuajes que se han hecho los personajes. Hay un nombre de la hija en una mano, una serpiente enorme en un brazo y algún círculo de esos de hacerse el profundo al hablar del tatuaje.

Hay una escena buena con contenido de cadáver profanado, que no es llevada hasta sus últimas consecuencias (cosa que como espectador deseas). Pero que por otro lado es la mejor escena de la película (lo cual ya dice mucho).

Por otro lado se hace un enfoque de la salud mental inadecuado. La asesina suplantadora tiene una especie de doble personalidad que le hace intentar hundir a la hija de su hermana para ocupar su lugar. Por que no se pueden buscar motivaciones creepys que no pasen por escupir encima de un colectivo vulnerable sobre el que apenas están extendidos mitos estigmatizantes.

En resumen, hay mejores filmes los sábados por la tarde en los canales privados no citables en esta crítica.

Vista con pase de prensa en el Festival Internacional de Sitges 2019

Nota del autor:
3,0 ██ (Mala)      

 

TRÁILER – V.O.

Written by Francisco Xavier Cela

Si salen animales comiendo personas, te la reseño.