Jesús Monllaó, director de cine

«El cine se basa mucho en la diletancia y la divagación»

Eloy Cabacas entrevista a Jesús Monllaó (Tarragona, 1967), director de «Hijo de Caín». Filólogo de formación, estrena su ópera prima después de haber filmado tres cortometrajes : «La mirada obliqua» (2001), «Gloria» (2002) y «El legado» (2004). Nos habla del uso del bilingüismo en la película, cómo fue adaptar la novela de Ignacio García-Valiño, si hay mucha presión a la hora de afrontar la primera película, cómo aceptó José Coronado participar en este film o cómo se decantó el director por David Solans para el trascendente papel de Nico, la situación del cine español…

Bilingüismo en «Hijo de Caín»

Utilizamos el idioma como medio de comunicación, de amor y de empatía. El idioma se puede utilizar como un arma o un mecanismo de seducción. El bilingüismo es algo que enriquece la película, algo que tiende puentes, no hay afán de restregarle en la cara a nadie ningún idioma. Para aquellos que quieran añadir a esas capas de comprensión de la película el tema del bilingüismo, pues ahí está. Para los que no: tenemos una versión doblada fabulosísima. A mí lo que interesa es que a la gente le llegue la historia. No hay un contenido político explícito ni muchísimo menos.

Adaptación de la novela de Ignacio García-Valiño

La novela es un drama familiar, habla de la descomposición de una familia, y nosotros lo que quisimos fue adaptarla al thriller. Me he sentido libre de adaptar pero obviamente construyendo sobre una historia que no quería traicionar. Él me regaló una novela cojonuda y yo le he regalado una peli que apoya su trabajo.

Presión a la hora de hacer una ópera prima

Cuando uno lleva trece años soñando con hacer cine, hace sus cortos autofinanciados, autodirigidos, autoescritos, autotodo, llega un momento en el que dices, hostias yo quiero vivir de esto, buscas con desesperación ese cuello de botella que te permita hacer cine. Hemos peleado contra molinos y contra gigantes y contra nosotros mismos, incluso nuestra desgana, porque es una amante tan cruel el cine que llega un momento y te puede hacer feliz y subirte a las nubes, y al siguiente te mete los cuernos como cualquiera. Sí que hay un protocolo industrial, pero en el hacimiento de las películas españolas yo diría que hay mucho de épica. De épica personal, muy alejada de los subvencionados que hay por ahí. Mi mensaje es el del apasionamiento, yo sólo he tirado para adelante desbrozando la maleza en lo que me tocaba, y teniendo gente a mi lado que ha desbrozado más maleza que yo.

Situación de la industria del cine español

Si queremos cine profesional (y cuando digo profesional, digo buenas películas), y queremos gente que pueda vivir de eso para poder seguir imaginando historias y siendo cada vez mejores, como cualquier profesión, necesitamos industrializarnos. Necesitamos una industria potente, que hable de nosotros, que pueda hacer cosas como “Lo imposible” (2012), porque esa película es necesaria también. Pero tiene que haber espacio para todos, porque si no hay este espacio nos vamos a largar. La mitad de mi equipo está en el extranjero trabajando, y yo soy un parado excelso en este momento. Hay que hacer un replanteamiento industrial, de los protocolos de cómo hacemos cine, de distribución, de exhibición, de entradas, y también obviamente tiene que haber un movimiento político que apoye la cultura, no sé que está pasando. Todo ahora va a la contra, pero aún así seguiremos haciendo cine mientras siga habiendo gente que quiera seguir viendo historias.  Las entradas son vitales para la supervivencia de esta industria.

Cómo aceptó José Coronado el papel 

José Coronado me tuvo dos horas y media preguntando sobre mí, sobre su personaje… al cabo de ese tiempo, se levantó, me acompañó a la puerta, me dio dos besos y dijo: “nos vemos en Tarragona”.

Montaje final de la película

La diferencia de lo que tú imagines en tu mente, que es la perfección absoluta porque tu mente fabrica algo increíble, a esa cosa física que es estar montando una peli, hay un momento de querer tirarse por la ventana. Hoy suscribo la película fotograma por fotograma, estoy muy satisfecho con la peli que he hecho. El cine se basa mucho en eso, en la diletancia y la divagación.

La figura del director

El director es el que lleva la brújula, pero no os creáis que es a base de mandar, es más a base de seducir y de convencer. Yo no sé si haré o no más cine, pero en mi trayecto vital, este es el momento más feliz de mi vida.

 

Jack Taylor, actor 

«Me encanta trabajar con directores noveles»

Jack Taylor (Oregon City, 1936) es un actor norteamericano con 124 títulos a sus espaldas. En su dilatada carrera, ha participado en películas míticas como “Conan, el bárbaro” (John Milius, 1982) o “1492, la conquista del paraíso” (Ridley Scott, 1992). Lleva años afincado en Madrid y considera España su segundo hogar. En LGEcine le hemos podido entrevistar a raíz del pase de prensa de “Hijo de Caín” el día 29-05-2013 en Barcelona. Por problemas técnicos, os ofrecemos sólo una parte de la entrevista, que se ha acabado por transformar en una charla distendida a la par que profunda sobre el cine, las experiencias, el trabajo, la lengua, el fútbol, la comida, la vida. Desde aquí le mandamos toda nuestra admiración y agradecimiento.

¿Cómo se decidió usted por un director novel y unos guionistas que empezaban?

Pues muy fácil: ¡Llamaron a mi representante! He trabajado anteriormente con Sebastian Mery (Nota de LGEcine: productor de “Hijo de Caín”) en “Birthday” hace algunos años (Nota de LGEcine: “The Birthday”, Eugenio Mira, 2004). Entonces fueron ellos que me llamaron a mí, me mandaron el guión, me gustó mucho y además me encanta trabajar con directores noveles. Primero, hay que hacerlo para que siga el cine. Y luego es una experiencia para mí. Cada director es un mundo, cada película es un mundo.

¿Qué le suele pesar más, el que le guste el proyecto, el guión, el que sea un director con el que le apetezca trabajar?

Pues casi siempre es el guión. Luego si hay un director archifamoso como Polanski pues por supuesto (Nota de LGEcine: Taylor trabajó bajo la dirección de Roman Polanski en “La novena puerta”, en 1999). Pero no, el guión es lo máximo. Es nuestra guía, nuestro mapa, ¿Entiendes? Lo que nos indica. Se puede hacer una mala película con un buen guión, pero no se puede hacer una buena película con un mal guión. El guión es la esencia, y los directores noveles, jóvenes, no me gusta decir novel, admiro su ímpetu, sus ganas de crear. Nos mantiene jóvenes.

Su papel en la película no ocupa muchos minutos en pantalla pero sí que son claves.

Pues sí, porque en la película hago de un psiquiatra jubilado, retirado mejor dicho, que lo dejó porqué estaba harto de ver locos y en contra de su buen criterio o de su intuición ha aceptado un caso y le salió mal, muy mal. Afortunadamente para la película, porqué es el quid de la cuestión.

Para crear su papel, ¿Se ha basado en algunos otros grandes maestros de la historia del cine?

No, no, no. Yo soy intuitivo, ¿Entiendes? Me dejo llevar por el guión. Y después, como te digo, el guión es un esqueleto. Hay que poner carne, hay que poner nervios, hay que poner músculos. Pero cuando tienes un buen guión, la mitad del trabajo está hecho.

 

 

 

Sergio Barrejón, guionista

«Adaptar una novela conlleva más trabajo que escribir un guión original»

 

Eloy Cabacas entrevista al guionista Sergio Barrejón (Madrid, 1973), autor de obras como el corto «#Stop» (2012) o (en compañía de Borja Cobeaga) el también genial cortometraje «Éramos pocos» (2005). Afrontando su primer largometraje, «Hijo de Caín», nos cuenta cómo ha sido adaptar la novela original, lo dura que es la espera hasta que se produce el estreno, algunos puntos clave del argumento y más preguntas centradas en su figura como guionista.

“Hijo de Caín” adapta la novela de Ignacio García-Valiño. ¿Contar la historia de otro en un lenguaje tan distinto se hace complicado? ¿Es difícil saber qué hay que sacrificar en beneficio de la película y dónde hay que crear algo distinto del texto original?

Es muy buena pregunta. En cierto modo, adaptar una novela conlleva más trabajo que escribir un guión original, porque no basta con ser creativo, sino que efectivamente hay mucho trabajo “de pico y pala” para hacer encajar las piezas del puzzle en el orden adecuado para que funcionen en pantalla. Hay cosas que funcionan maravillosamente sobre el papel, pero serían un problema en una película. Por ejemplo, ya en la primera versión de guión llegamos a la conclusión de que había que prescindir casi totalmente de un bloque muy extenso que contaba una experiencia pasada de los protagonistas. Tenía mucho interés en la novela, pero incluirlo en la película habría lastrado el ritmo.

Pero en general, adaptar “Querido Caín” fue un trabajo gusto, porque el material argumental de la novela me pareció buenísimo desde la primera lectura.

El guion está coescrito con David Victori. En la escritura de largometrajes, ¿Mejor solo o acompañado?

Depende de la compañía, naturalmente. En esta ocasión me sentí tan bien acompañado que, un año después de conocernos haciendo “Hijo de Caín”, acepté coproducir el siguiente corto de David, “La Culpa”, poniendo dinero de mi bolsillo.

¿Cuál es el mayor reto que te ha planteado “Hijo de Caín”?

Creo que lo más duro ha sido ver cómo pasaban los años (¡cinco!) desde que empecé a trabajar el guión hasta llegar al estreno. “Hijo de Caín” recibió muchas negativas antes de encontrar financiación. Pero tanto Sebas Mery, el productor, como Jesús Monllaó le pusieron la pasión y el esfuerzo necesarios para convencer a la gente del dinero de que era un proyecto viable.

¿Cómo se crean personajes tan ambiguos sin que parezca que cambian constantemente de personalidad?

Eso se lo tendrás que preguntar a Ignacio García-Valiño. Los personajes los creó él, y creo que están trazados con una profundidad y una sutileza admirables. Me siento orgulloso de no haberlos estropeado demasiado.

¿Escribiste teniendo en mente a algunos actores y/o actrices en concreto?

No.

Para lograr crear tensión en las partidas de ajedrez y teniendo en cuenta que la mayoría del público no entenderá el juego a un nivel profesional, ¿Cómo lo lograsteis? ¿Os inspirasteis en algo en concreto?

Creo que es mérito de Ignacio García-Valiño y de Jesús Monllaó. Las partidas están muy bien utilizadas en la novela para hacer avanzar la trama y complicar el carácter de los personajes. No hace falta saber ni cómo salta el caballo para entender lo que ocurre en cada momento. De todos modos, para lograr cierta verosimilitud, Jesús y yo visitamos algunos torneos y nos informamos de cómo funcionaban. También vimos juntos “En busca de Bobby Fischer”, que es una referencia insoslayable.

¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de todo el proceso de creación?

Lo mejor, sin duda, el mano a mano con Jesús Monllaó. Conectamos perfectamente desde el día en que nos conocimos, comiendo una paella junto al mar en Tarragona. Por la forma en que los dos entendíamos la novela, y por la pasión que ponía a su trabajo, siempre tuve claro que este proyecto saldría adelante. También fue un momento estupendo el día en que José Coronado se embarcó en la película. Todos admirábamos mucho su trabajo, y sabíamos que su presencia representaría un aval inmejorable para el proyecto. Lo peor, como te decía, el haber tenido que esperar años para ver el guión convertido en película.

Es tu debut en el cine. ¿Existe el miedo a pensar que lo que llegue a la pantalla no sea lo que uno esperaba?

No hubo nada de eso. Había visto los cortos de Jesús Monllaó y me parecían excelentes. Además, durante todo el desarrollo del guión, Jesús mostró mucho respeto por mi criterio, y nunca tuvo reparo en dejarse convencer por un argumento ajeno, cuando estaba bien planteado. No hubo lucha de egos. Jesús es una persona muy dialogante, y tiene una virtud propia de los grandes directores: saber aprovechar lo mejor de cada uno de sus colaboradores. Pero a la vez, tiene una enorme seguridad en sí mismo, muy necesaria para manejar un casting en el que mezcla caras totalmente nuevas con estrellas como José Coronado.

Para un debutante, ¿Es tan complicado como parece hacerse un hueco en la industria del cine? ¿Hay gente dispuesta a leerse un guión o las puertas suelen estar cerradas?

Es complicadísimo, pero no imposible. Todo el mundo quiere leer un buen guión. El problema es que, como todo en esta vida, el 90% de los guiones son tirando a malos. Creo que mi hueco me lo he hecho, por un lado, a base de escribir y escribir hasta hacerme sangrar los dedos. Y por otro lado, naturalmente, he tenido mucha suerte.

Una vez empezado el rodaje, ¿Crees que el guionista debe seguir estando presente en el proyecto o no es un inconveniente que se quede al margen?

No me atrevo a generalizar. Supongo que a veces está bien que el guionista se mantenga a pie de obra por si surgen cambios repentinos por circunstancias de producción. Pero más allá de eso, no le veo mucha utilidad a estar mirando el combo por encima del hombro del director. Además, en los rodajes se madruga mucho.

Entrevista de Eloy Cabacas para LGEcine.org
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