Título original: Fill de Caín (Hijo de Caín)
Título alternativo: Son of Cain (Título Internacional)
País: España
Primera proyección: España, 22 Abr. 2013 (Festival de Málaga)
Duración: 90 min.
Director: Jesús Monllaó
Guión: Sergio Barrejón, David Victori (Novela: Ignacio García-Valiño)
En un país en el que cada día hay menos dinero para hacer cine, parece que la industria ha decidido tomar la mejor solución para intentar atajar el problema: hacer películas de calidad. “Fill de Caín” (Jesús Monllaó, 2013) está en la línea de buenas producciones patrias a las que felizmente nos estamos acostumbrando.
Nico (el debutante David Solans) es un adolescente un tanto macabro y nada sociable que solamente muestra pasión por el ajedrez. Su padre (José Coronado, “Los últimos días”, 2013), un empresario acaudalado, ya no sabe qué hacer con él y su madre (Maria Molins, “Cobardes”, 2008) cree que debería asistir a terapia. Nico no está por la labor hasta que aparece Julio (Julio Manrique, “Soldados de Salamina”, 2003), un psicólogo con el que comparte su afición al ajedrez; a través de ese nexo Julio intentará comprender qué atormenta a Nico hasta llevarle a tener comportamientos sádicos.
“Fill de Caín” tiene a su favor que engancha al público desde el primer minuto de metraje. Las tramas en las que alguien se comporta de un modo extraño sin que sepamos el porqué, funcionan cuando están bien construidas. Este es el caso del guión de los debutantes Sergio Barrejón y David Victori (basado en la novela de Ignacio García-Valiño), que crean un thriller en el que el mal rollo flota en el ambiente. Ayuda a ello la rápida presentación de los personajes y de cómo se relacionan con los demás. Todos tienen entidad, afrontan los problemas de un modo coherente con su personalidad y no muestran fisuras en su comportamiento.
Pero lejos de ser una película exclusivamente de personajes, el componente de thriller siempre está presente. Los pequeños detalles que se vuelven significativos con el paso del tiempo llenan el metraje, así que cuesta apartar la vista de la pantalla. Otro punto a favor que no pasa inadvertido es el equilibrio que existe entre las tramas; ninguna queda coja y todas están allí para sumar a la principal, formando un puzzle del que poco a poco vamos conociendo las piezas. En este aspecto, resaltar que Coral (la madre de Nico) tiene un papel tan decisivo como el de los roles masculinos, muy alejado de la mujer-florero que por desgracia tantas veces vemos.
Como no podría ser de otro modo en un producto de calidad, lo que ocurre tiene siempre cierto paralelismo con el ajedrez, el motor que hace avanzar la historia. El trato que se le da a este deporte es casi reverencial, mostrando como para algunas personas llega a ser una manera de vivir. A modo de thriller, “Fill de Caín” funciona sobradamente, pero no alcanza la perfección en su ejecución. Un par de veces se precipitan los acontecimientos o se resuelven enigmas de un modo demasiado burdo, aunque es justo señalar que no te sacan de la película; probablemente eso se deba a que se acercan al límite de la inverosimilitud sin llegarlo a cruzar nunca.
El trabajo de dirección del también debutante Jesús Monllaó tiene varias virtudes. La más llamativa es la facilidad para crear tensión en todas las escenas en las que es necesario; la mejor prueba de ello son las partidas de ajedrez, cargadas de fuerza y emoción. Otro elemento muy bien tratado son los juegos con la profundidad de cámara, en los que se usa lo que vemos en las distancias cortas y largas siempre a favor de provocar reacciones en el público. Una apreciación: los directores noveles suelen prestar mucha atención a la composición de planos. A veces da la sensación de que llevan tanto tiempo queriendo filmar que trabajan hasta el último segundo del metraje. Ese empeño entusiasta suele dar como resultado productos más elaborados y cuidados que los de otros cineastas con un nombre ya hecho y que a veces parecen llevar el piloto automático puesto.
El nivel de las interpretaciones es alto. José Coronado compone un personaje que tapa sus sentimientos o los muestra según pida la escena, consiguiendo que el espectador vaya siempre por detrás de lo que ocurre y nunca se adelante a lo que éste va a hacer. Julio Manrique está creíble hasta el punto de que cuesta discernir al actor del papel. Maria Molins tiene escenas dramáticas de peso en las que siempre da la talla.
Aunque la palma se la lleva David Solans, que imprime una mirada turbadora a Nico que ya quisieran para ellos muchos actores de relumbrón que se han visto en tesituras parecidas; a su excelente actuación se debe que el protagonista de la película sea verosímil hasta el punto de hacer sentir incomodidad al espectador. Jack Taylor (“La novena puerta”, 1999) dota a su papel de una presencia y una entidad que solamente pueden lograr intérpretes con una carrera tan dilatada como la suya. Y la pequeña y primeriza Helena de la Torre llena de luz y simpatía una cinta que por momentos puede resultar oscura y agobiante.
Como en “La estrella” (Alberto Aranda, 2013), nos encontramos ante una propuesta bilingüe catalán/castellano. Y al igual que ocurriera en la película de Aranda, aquí el constante cambio de lengua también se usa como construcción de los personajes y de las escenas. Eso siempre es enriquecedor y un aporte, y por eso recomiendo que se vea la versión con subtítulos.
“Fill de Caín” es una propuesta atractiva, entretiene y siempre mantiene un buen nivel. Incluso lanza algunas reflexiones para el espectador que busca algo más que un buen thriller. Podemos decir tranquilamente que el cine nacional sigue en racha.
Distribuida en España por Alfa Pictures.
Vista en PASE DE PRENSA el 28 de Mayo de 2013 en los Cinemas Girona, en Barcelona.
Nota del autor:
7,0 ███████ (Buena)
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