Dios, el feminismo y las grandes preguntas de la vida.
Aunque a Jaco Van Dormael se le considera un cineasta-filósofo, él confiesa que no estudió jamás filosofía. «Algunos de mis amigos que sí estudiaron filosofía me dicen que tal o cual momento de mis películas tiene que ver con tal o cual pensador… Pero para mí se trata simplemente del ser humano haciéndose preguntas, principalmente sobre su papel en la vida y sus circunstancias, con lo que podría haber sido. Es la naturaleza humana, el estar vivo y tener muchas preguntas para las que no tienes respuesta. Es misterioso, pero divertido. Hay quien tiene respuestas, como por ejemplo que Dios sí que existe y que no vive en Bruselas. Bien por ellos, pero yo personalmente no lo creo y estoy totalmente satisfecho con la duda».
El realizador belga tiene cuatro largometrajes en su haber como director, aunque también realiza guiones para otros. Además, nunca trabaja solo. Al preguntarle cómo llega uno a meterse en la cabeza de un Dios tan mezquino como el que nos presenta y decide crear Bruselas, se sonríe: «De dónde vienen las ideas siempre es un misterio», dice «mi coguionista Thomas Gunzig y yo estuvimos intentando hacernos reír el uno al otro. Cuando los dos estábamos riendo, es que la idea era buena. La creación del mundo y la ciudad de Bruselas vacía parecían un buen comienzo».
Además de ese deje filosófico, que ahora sabemos que es curiosidad revestida de un gran sentido del humor, otro de sus rasgos distintivos es el retrato de gente enferma, discapacitada, anciana… Le pregunto si esa constante responde a la voluntad de contrastar los aspectos fantásticos y surreales de sus películas con un choque de realidad. «Es más bien que los personajes que más me gustan son los imperfectos. ¡Incluso Bruselas! La ciudad de Bruselas es tan fea… pero cuando miras muy de cerca algo feo se acaba convirtiendo en algo familiar y al final acabas encontrando su belleza. Pienso que nadie va a hacer una película con actores discapacitados. Así que la hago yo. Y es divertido y es un punto de vista totalmente distinto, porque te recuerda que que la vida no es una línea recta en la que vas a la universidad, te casas y tienes hijos y un trabajo normal y te mueres. Puede ser una experiencia totalmente extraña, puedes enamorarte inesperadamente, ser muy feliz de repente inesperadamente… Los personajes inesperados abren esa puerta, nos hacen pensar en lo que podría ser de nuestra vida […] Cada película que hacemos, es una ventana a esas posibilidades». Precisamente esto último es uno de los temas que se tratan en El nuevo nuevo testamento: qué hacer con tu vida cuando sabes exactamente cuánto te queda. Pero, aunque lo pueda parecer, ese no es el tema principal.
Le digo que El nuevo testamento tiene un mensaje feminista y que no sé si lo hizo a propósito o, simplemente, surgió al ir dibujando ese Dios despreciable y aguafiestas. «Era lo que pretendíamos, los hombres también podemos ser feministas. La Bíblia y la mayoría de religiones no son feministas en absoluto y nos gustó la idea de hacer una hecha por mujeres, con mujeres y con una niña de 10 años que es una rebelde y es la que lo empieza todo. Fue nuestro punto de partida».
Van Dormael transmite serenidad y satisfacción. Está siempre dispuesto a divertirse y explorar las posibilidades de la vida, esas en las que se centra Mr. Nobody. Tanto es así que cuando le pregunté si el cómic de Alan Moore «Prometea» le había servido de inspiración para su película, ya que el final de el uno me recuerda al de la otra, me dijo que no pero quiso que le contara de qué iba y me hizo deletrearle el título y el autor para apuntarlo. «No lo conozco, no. Pero lo leeré. Parece muy interesante», me dice con una gran sonrisa.
Entrevista de Aura C. Delgado para LGEcine.org
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