The Show (Mitch Jenkins, 2020) – 116 min. –
Sinopsis: Primera obra en el cine del gran maestro del comic Alan Moore. Esta vez ha decidido tomar las riendas para evitar que destrocen su obra. Y nos ha ofrecido un maravilloso vodevil.
Un asesino con principios morales muy rígidos acude a un pueblecito de Northampton a asesinar una persona. Que de forma muy desconsiderada, se ha muerto antes de llegar. Dejándole con la tarea de tener que buscar un colgante que le requiere su pagador.
A partir de aquí iremos desarrollando una historia con partes de novela negra, parte comedia, algo de acción, un poco de ambiente onírico y mucho mucho surrealismo.
Su apartado estético es simplemente muy bien logrado, cambiando completamente entre la novela negra, el realismo deprimente de Northampton, la opulencia de nuestro superhéroe y el ambiente burlesco de lo surreal al que nos enfrenta Moore.
Obra con mucho humor y tono de cuento infantil en gran parte, sabe burlarse de sí misma (adoro las escenas con los investigadores privados) para poder hacer una crítica ácida de otros géneros. Literalmente oigo a Moore carcajeándose del genero de superhéroes explicando la importancia de los mismos a través de un personaje y sus actos en la película. Mostrándonos que a veces es mejor confiar en alguien no tan luminoso para que te salve la vida.
Todos los detalles de la película, no solo a nivel estético, están cuidados. Por ejemplo, nuestro protagonista, una suerte de asesino con aspecto del cantante de The Cure viste un suéter a lo Freddy Krueger -aún recuerdo a la gente diciéndolo en el cine-, pero no… ya que no es rojo y verde sino rojo y negro, mencionándonos que estamos dentro de un «sueño» no una pesadilla. Nuestro encargado de la morgue inglés, un gótico clásico que hasta tiene nombre vampiro. Otra carcajada más, de muchas que hay dispersas por la película.
El trabajo de los actores es muy bueno, consiguiendo, a pesar del tono de comedia que no estallemos en carcajadas. Esto no es una opera bufa.
Realmente el hecho de la aparición de Alan Moore en la película me ha cogido por sorpresa, pensaba que sería únicamente un reclamo y su aparición es algo mucho más que anecdótico. Que resuelve con nota. Su presencia en pantalla es muy grande y cuando mira al espectador, a nosotros, es algo que impresiona. Su dialogo es algo para analizar, ya que no me extrañaría que hubiera intentado colar elementos de su idiosincrasia dentro. Ese viejo genio loco.
No olvidemos la banda sonora, otro elemento delicioso.
Una obra que realmente ilumina en medio del mar de la mediocridad del cine. Un producto de espectáculo que nos recuerda que otra forma de contar historias es posible.
Una película para revisar e ir analizando parte por parte, cada vez descubriremos cosas nuevas. Aunque solo sea para recordar los diálogos, los de nuestro arquero zen, especialmente los finales son maravillosos.
Habiendo como una crítica única el hecho de que, por como narra, la historia en sí. Parece como si estuviese sacando los personajes de una obra del cómic, como si ya debiéramos conocerlos, por como los trata y menciona. Incluso la misma película parece un fragmento episódico referente a algo más grande -ojalá algo por venir-. Crítica, o genialidad por crear esa falsa familiaridad con tanta facilidad.
Si, por si no lo habéis notado, me gusta la obra de Moore. Y llevaba mucho esperando que se hiciera bien algo suyo. Aunque no este basado en un cómic, que yo conozca al menos.
La escena: La presentación de los investigadores privados. Es simplemente maravillosa.
La frase: «Poesía, magia negra, ¿quién nota la diferencia?» – «Soy un arquero zen, he jurado acabar con el engaño y la ilusión.»
Vista con PASE DE PRENSA en el Festival Internacional de Sitges 2020
Nota del autor:
9,0 ████████ (Excelente)
TRÁILER: