«En la India el actor está considerado como un dios»
Rastros de sándalo, un proyecto de siete años por parte de la guionista, productora (con su empresa Pontas) y co-autora de la novela en la que se basa, Anna Soler-Pont, ve la luz este viernes en salas comerciales. Con motivo de su presentación, una de las protagonistas, la actriz Aina Clotet, habló con nosotros del reto que supuso su personaje, muy diferente a ella, que se mostró muy cercana y amable, así del trabajo en la película, la multiculturalismo y de la defensa de la versión original, entre muchas otras cosas.
Madrid, oficinas de El Deseo
Como actriz con experiencia en diversos ámbitos de la interpretación, ¿cómo fue trabajar con un equipo formado casi en su totalidad por mujeres? ¿Hay mucha diferencia de trabajar con un equipo masculino?
Lo que ha hecho Pontas Films es un acto de denuncia. En el cine hay mucha desigualdad, como en muchos terrenos, y nosotros queremos aportar nuestro granito de arena, y poner el foco de atención en una manera de funcionar que de entrada tendría que ser diferente. Yo creo mucho en la paridad, y que entre hombres y mujeres nos entendemos muy bien y nos enriquecemos. Pero por desgracia, tenemos a veces que dar toques de atención. Sin embargo, no sé si eso se nota luego. No existe el cine femenino, sino que existen sensibilidades y miradas. Maria Ripoll tiene una sensibilidad muy bonita, pero que hay directores hombres con la misma sensibilidad; de hecho, los directores más internacionales que tenemos, como Almodóvar, Amenábar, Bayona… siempre tienen a la mujer como personaje central. Sí que es verdad que fue muy chocante rodar en la India con un equipo de mujeres. Aquí te olvidas; no sé si ha sido el azar o la vida, pero he tenido la suerte de trabajar con muchas directoras mujeres, como Patricia Ferreira o Judith Colell, y también en el teatro. Me siento muy cómoda, y no era algo que me resultara extraño. Pero allí en la India sí. La peluquera de allí me dijo que teníamos suerte de poder hacer una película con mujeres. Me contó que, aunque ahora la situación ha cambiado, ella quería ser maquilladora, y allí si eras mujer no se podía, porque los actores son como dioses. Ellos estaban muy sorprendidos, creo que fue un buen intercambio de conocimientos. Nos aportamos mucho. Y ellos también nos enseñaron muchas cosas. Son gente que tiene muy poco, y son muy generosos.
De modo que lo que resultó más chocante del rodaje fue el trabajo en India…
La idea allí es caos, colores y ruidos… Estás circulando por la ciudad, y en la playa, y en Barcelona solo ves tanta gente en la calle cuando el Barça gana la liga (Risas). De golpe vinimos a Barcelona y parecía que allí no vivía nadie. Y en cuanto al rodaje, es mucho más controlado de permisos, y trabajan con lo que tienen. Eso te enseña mucho a relajarte, a dejarte ir… Lo que tenga que ser será.
En este sentido, ¿cómo fue trabajar además con una actriz famosa de allí, como en Nandita Das?
Nos entendimos muy bien. Es curioso ver cómo en la India el actor está considerado como un dios, y el trato que se les da. Pero Nandita es una mujer muy generosa, muy implicada socialmente. Tiene una mirada muy fuerte, y solo con mirarla ya me daba todo lo necesario para el personaje. Coincidimos poco, porque los personajes no se ven mucho, pero eso tenía su parte buena también, ya que nos ayudaba a crear la ansiedad que tienen al encontrarse. Me quedé con ganas de más.
Tu personaje, Paula / Sita, choca bastante, porque al principio es muy frío, muy seco, ¿cómo hiciste para prepararlo y meterte en él?
Lo trabajé mucho, primero para entenderlo y construir a esta chica científica, fría, calculadora… que es muy diferente a como soy yo. Me gusta mucho que no se cuente el por qué de que sea así, y que luego cada uno pueda descubrir y pensar en sus primeros años de vida, en los que seguramente tuvo poco cariño, pocos abrazos, la protegieron del mundo… Trabajamos mucho esa primera parte, para luego soltarla cuando le dan esa noticia que le gira la vida, y dejar que apareciera la verdadera espontaneidad del momento. Cuando leí el guion a veces pensé, “¿Y esto cómo se hace?”, porque hay muchas secuencias en las que el personaje hace un salto mortal, como cuando llega la hermana, o cuando se enfrenta a los padres y les ve por primera vez como extranjeros en su vida… La verdad es que me sentí muy bien trabajando con Maria, confiaba mucho en mí y me daba mucha libertad, y al final yo creo que nuestro trabajo es muy intuitivo.
Para el personaje además, una chica de origen indio trasladada a otro país, imagino que no solo necesitaste cambios físicos, sino también psicológicos…
Trabajé entendiendo y escuchando a la gente que había pasado cosas parecidas, y de alguna manera algo te queda en el cuerpo, en el corazón. Intenté hablar sobre el tema de la adopción con el mayor número de gente posible, no tanto de padres como de gente adoptada que lo había descubierto tarde, o gente que de golpe ha encontrado a su hermano, algo que ha pasado muchas veces, y el impacto que provoca. Sí que es verdad que hay una caracterización física importante, detrás de la cual hay un equipo muy bueno, y que gracias a ellos tú te escondes detrás de esa máscara. Pero a nivel emocional, intenté protegerme mucho al principio, para luego desnudarme y que se viera esa alma rota de una chica que de golpe su vida de desmorona, pero que gracias al amor fraternal y de pareja encuentras esa fuerza y ese calor para emprender el viaje de búsqueda. Es que son cosas tan fuertes y que pasan tanto, que en el fondo creo que somos un canal de comunicación de emociones de mucha gente, e intento ser lo más honesta que puedo. Por eso también la película llega mucho, porque habla de sentimientos y emociones universales, y también genera puentes entre culturas.
¿Tuviste la oportunidad de leer el libro en el que se basa? ¿Hay muchas diferencias?
Sí, es lo primero que hice, aunque es muy diferente, y el personaje también (en el libro por ejemplo nunca le ocultan que es adoptada). Pero hay algo de base que es lo mismo. Siempre es importante tener la mayor información posible, te da conocimientos paralelos que de alguna manera van quedando en algún lugar y te van llenando.
¿Crees que la colaboración entre países, como es la coproducción en cine, es lo que puede salvar la cultura en la época que estamos pasando?
Sí, yo creo que sí. Esta película es internacional y es un canto a la universalidad, a los vínculos culturales y a la riqueza del mundo. A mí me gusta mucho la pluriculturalidad, y poner los idiomas al mismo nivel, como aquí son el hindi, el inglés y el catalán. Los idiomas están al servicio de la historia. Soy una absoluta defensora de la versión original, porque para los actores es básico; pero además creo que en esta película más que nunca la riqueza que muestra con tantos idiomas y tanta mezcla cultural, no se puede comparar. Hay una versión doblada al castellano, pero en bastantes cines se estrena en versión original. Además es una película en la que no cuesta leer porque tampoco hay tanto diálogo, es muy visual, muy sensitiva. Así que espero que la gente vaya verla así.
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