Título original: Es geschah am hellichten Tag
País: España
Primera proyección: Alemania Occidental, 9 Jun. 1958
Duración: 90 min.
Director: Ladislao Vajda
Guión: Ladislao Vajda, Hans Jacoby, Friedrich Dürrenmatt (Novela: Friedrich Dürrenmatt)
Teniendo en cuenta la potencia del cine norteamericano y dejando totalmente clara mi postura sobre el mismo, que no es otra que de admiración y respeto, estoy prácticamente seguro de que si la película que en esta crítica se da cita, «El cebo«, hubiese sido una producción de los Estados Unidos, aparecería en más de una lista de esos clásicos que nadie debe perderse antes de morir.
Porque está hecha con un estilo visual impecable, cuenta con una transición de escenas sobre las que según van avanzando los minutos, el interés sobre el argumento se ve aumentado. Porque su reparto hace unas interpretaciones bastante buenas y la sorpresa entre los personajes está asegurada garantizando al espectador una película elegante, agradable y con la tensión necesaria, y cuenta con múltiples peculiaridades que son las encargadas de culminar un ejercicio cinematográfico notable que en mi opinión si no llega a la excelencia es por un liviano y previsible tramo final que sin embargo es el idóneo para la trama. Pero la película es española y de un tal Ladislao Vajda («Marcelino, pan y vino» 1955, «Un ángel pasó por Brooklyn» 1957), un realizador enterrado tanto dentro como fuera de las fronteras españolas y al cual, de manera injusta, no se le ha brindado el reconocimiento que se merece por la calidad de las obras que componen parte de su filmografía.
La historia de esta película comienza en el bosque de un pequeño pueblo suizo. Un vendedor ambulante lo atraviesa hasta tropezar con lo que resulta ser el cadáver de una niña ocultado entre la hojarasca. Horrorizado, corre hasta el pueblo para desde un bar llamar al comisario Matthäi y comunicarle tan terrible suceso. Pero la policía colocará al denunciante como primer sospechoso debido al encaje de una serie de pruebas que parecen inculparle por lo clamoroso de su relación. Mattäi, que se muestra escéptico respecto a la culpabilidad del vendedor ambulante, contempla el caso desde la barrera, pues ha perdido la autoridad sobre el mismo al dejar el cargo por otro de mayor responsabilidad fuera del departamento. El comisario que le sustituye se encarga pues de la investigación, aunque seguirá contando con su antecesor dentro de un clima de colaboración y respeto. Las pesquisas llevan a los policías a detenerse ante un dibujo colgado en la pared del colegio en el que estudiaba la niña asesinada, que parece representar la identidad del asesino. Matthäi (Heinz Rühmann), disponiendo de esta pista como el corazón de la investigación, volverá a mostrar interés en el caso.
La música, de Bruno Canfora contribuye a elevar el nivel de tensión y misterio que el realizador de la cinta consigue crear en esta película que se convierte por derecho propio en una de las películas de intriga europeas más destacadas de los años de su producción, y un clásico de nuestros días. Los papeles más destacados no dan lugar a dudas, pues sólo hay dos grandes protagonistas en esta cinta, los representados por Heinz Rühmann («El capitán Kopenick«, 1956) y el imponente Gert Fröbe («James Bond contra Goldfinger«, 1964).
Nota del autor:
8,0 ████████ (Muy buena)
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