Título original: Platoon
País: EEUU
Primera proyección: Estreno mundial, 19 Dic. 1986
Duración: 120 min.
Director: Oliver Stone
Guión: Oliver Stone
¿Qué es una guerra? Para muchos es un recuerdo estadístico, una reunión de efemérides, una fecha para recordar, o para olvidar. Una solución drástica a un problema que no podía solucionarse por otros medios, o un recurso desproporcionado y antinatural que acaba con las vidas de miles de seres humanos. El escritor del imperio romano Flavio Vegecio Renato pronunció durante el siglo IV las palabras que hoy son un famoso proverbio: “Si vis pacem para bellum” (Si quieres la paz prepárate para la guerra). El filósofo alemán Friedrich Nietzsche clamaba contra la inutilidad de la guerra por “volver estúpido al vencedor y rencoroso al vencido”. El historiador francés Alphonse de Lamartine defendía que la guerra “no es más que un asesinato en masa, y el asesinato no es progreso”. Y el genial escritor y periodista Arturo Pérez Reverte afirma que “la guerra es el estado normal del hombre”. Muchas definiciones y dispares interpretaciones para un fenómeno tan defendido como odiado (sí, más bien lo segundo), en el que los principales protagonistas son todos esos jóvenes y no tan jóvenes soldados que pierden su vida durante la batalla. Unos luchan por obligación. Otros por deseo, o por necesidad. Otros simplemente no saben porqué. Y desde esta perspectiva de hombres desesperados y ansiosos por volver a sentir el aliento de su familia, muy lejos de donde se encuentran, Oliver Stone (“JFK: caso abierto”, 1991) dirige y escribe “Platoon”.
Es la Guerra de Vietnam, y un joven soldado de reemplazo, Chris (Charlie Sheen), se une a las tropas desplegadas en el país asiático. Poco importa su nombre o lugar de procedencia. Sólo esperan su cuerpo, alma y metralleta para adentrarse en lo más recóndito de la selva y combatir contra el Viet Cong. Estupefacto por lo que contempla, va conociendo a sus compañeros de pelotón, entre los que parecen haber montados dos frentes: el de aquellos que se han vuelto locos por el mal de la guerra y dan muestras de una incomprensible crueldad y el de los soldados que comprenden que se enfrentan contra seres como ellos mismos. “Platoon” no sólo habla del infernal escenario de un conflicto bélico, sino que se concede además una vital importancia a las relaciones humanas entre los que lo disputan, ofreciendo una marcada y conseguida personalidad de cada uno de los protagonistas de la cinta. Somos, como ellos, partícipes de buenos y malos momentos, sintiendo la acción y la inestabilidad de la guerra entre nuestras sensaciones.
Son sin duda, algunos de los personajes más impactantes de la película, el encarnado por el propio protagonista, un buen Charlie Sheen («El principiante«, 1990), cargado de miedos, desconcierto y soledad; el heroico pero desagradable, imponente y fiero sargento Barnes, protagonizado con brío por un magistral Tom Berenger («Gettysburg«, 1993), en uno de sus mejores papeles; un correcto John C. McGinley, como el molesto sargento O’Neill, una especie de “sujetavelas” que va tras Barnes para aplaudir lo que hace; un joven Kevin Dillon (gran trabajo) que da vida al impetuoso Bunny, lleno de odio y locura, quien sabe si inflado todo esto por los efectos de la guerra o porque sencillamente su alma está así de podrida; y uno de los mejores del plantel, un maravilloso Willem Dafoe («Aflicción«, 1997), en la piel del justo y amigable sargento Elías, situado en la “facción” de los que buscan que su enemigo vietnamita sea tratado con dignidad, y reconocen que sus compañeros son personas, no vulgares números que se suman y restan en una tabla. El resto del reparto supone una garantía completada por figuras como Forest Withaker, Keith David, Reggie Johnson, Mark Moses (con su incompleto personaje del teniente Wolfe) o un fugaz Johnny Depp en sus primeros años de cine, entre otros.
El compositor George Delerue («El día del delfín«, 1973) lleva el ‘score’ de la cinta y dirige a la «The Vancouver Symphony Orchestra» para ejecutar la mejor pieza de la banda sonora, el «Adagio for strings» de Samuel Barber, una preciosidad elevada hoy a la categoría de una de las mejores partituras nacidas del cine, con una potencia que, de forma acertada, no se explota en la cinta, envolviendo los oídos del espectador cuando esta hace presencia. Sus notas destilan el drama y la pesadumbre de la guerra, ese lugar inmundo que como se define en la cinta desde su excelente guión, es vivido por personas humildes, muchas veces despreciadas en su vida normal por la misma sociedad por la que dan su vida. “Platoon” es con todo una buena película, con emociones contenidas, escenas de gran fuerza que se combinan con previsibles momentos de acción, mensajes, desesperanza, denuncias y homenajes. Bien dirigida, escrita, protagonizada y ambientada.
Nota del autor:
7,0 ███████ (Buena)
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