Título original: Bad Day at Black Rock
País: EEUU
Primera proyección: EEUU, 7 Ene. 1955
Duración: 81 min.
Director: John Sturges
Guión: Millard Kaufman (adaptación de Don McGuire del relato «Bad Day at Hondo» de Howard Breslin)
Dentro de la filmografía del director John Sturges (“Los siete magníficos”, 1960) y en la carrera del bueno de Spencer Tracy, figura, en lugar destacado, esta “Conspiración de silencio”. Una película llena de intriga, agradable sabor a western, personajes con una personalidad muy bien marcada, y una duración tan breve que hace que la cinta se nos pase en un soplido. En apenas una hora y veinte minutos podemos asistir a un notable espectáculo sostenido por el buen guión escrito por Millard Kaufman y expresado desde la calidad interpretativa de un reparto manifiestamente coral, con grandes e inmediatamente reconocibles estrellas de siempre como el principal protagonista, encarnado por Spencer Tracy, y el resto del plantel que va apareciendo según pasan los minutos, compuesto por nombres como Robert Ryan, Lee Marvin, Anne Francis o Ernest Borgnine, entre otros.
La historia que da pie a la trama comienza ante el mismo tren que hace llegar hasta el pequeño y hermético pueblo de Black Rock a un personaje que hace llamar la atención entre los nerviosos habitantes del lugar. Vestido de forma impecable, con un brazo inmóvil y portando una maleta, John J. Macreedy, de entre cincuenta y sesenta años de edad, trata de informarse en la ciudad del paradero de un granjero japonés, Joe Komako. Sus indagaciones son continuamente interrumpidas por las hostilidades a las que es sometido por una cuadrilla de vecinos encabezada por el calculador Reno Smith (Robert Ryan), seguido por un acechador Hector David (Lee Marvin) y el imponente Coley Trimble (Ernest Borgnine), quienes temen que el forastero descubra un misterioso hecho que todos tratan celosamente de ocultar. Macreedy asiste con indiferencia y mucho temple al “espectáculo” que le preparan, resolviendo sus desencuentros con serenidad y buenas palabras, pero esta actitud no hace más que acrecentar el nivel de inquietud de los chicos de Reno…
Magnífico papel de un experimentado Spencer Tracy («Lanza rota«, 1954), que traía a sus espaldas el trabajo de toda una vida para interpretar aquí a un hombre tranquilo que acaba encontrándose de cara, y sin querer, con la estupidez de un racismo impulsado por el odio y la falta de fundamentos. Un hecho muy fresco entonces, estando la película basada justo al término de la Segunda Guerra Mundial y recordando en varias ocasiones el famoso ataque japonés a Pearl Harbor. Se puede producir empatía con el personaje de Tracy, debido a su admirable personalidad y la forma en la que desarrolla todos sus actos. Rober Ryan («Los implacables«, 1955) resuelve con solidez la papeleta del “malo de la película”, con el rol de una persona que tiene todo controlado e impone su respeto mediante el miedo. Se agradecen muchísimo los papeles de Lee Marvin («La leyenda de la ciudad sin nombre«, 1969), que se convierte en un personaje totalmente impredecible, y Ernest Borgnine («Marty«, 1955), ideal para el papel que desempeña, rudo e impetuoso. Walter Brennan («Rivales«, 1936) cumple con creces como el afable Doctor Velie. Los demás, liquidan con gran nivel el trámite de sus papeles.
Las partituras de André Previn (“Los cuatro jinetes del apocalipsis”, 1962) no buscan demasiado protagonismo, por lo que se limitan a aparecer en pocas escenas en las que se puede escuchar un trabajo correcto, convencional, y ejecutado de una forma que rápidamente podemos asociar a muchas películas de cualquier género (drama, intriga, romance…) rodadas en la época. Con todo lo citado, decir que estamos ante una película que no da cabida a la decepción, entreteniendo con fluidez durante todo el metraje, dejando para el recuerdo memorables- y muchas veces tensas-escenas enmarcadas en un caluroso pueblo que se convierte en inolvidable por su ubicación solitaria y el carácter extraño y misterioso de su gente (que recuerda mucho a algo que ya he citado, el “western”, con sus peculiares lugareños que acechan y examinan concienzudamente a los forasteros). Todo con la calidad de una buena dirección, un gran guión y unas excelentes interpretaciones. Estupenda.
Nota del autor:
8,0 ████████ (Muy buena)
COMENTARIOS DEL EQUIPO LGE
Miquel Alenyà
“[…] Una de las mejores obras de John Sturges […] Muestra cómo las actitudes racistas y xenófobas pueden desencadenar tragedias personales y colectivas, injustas y rigurosamente punibles. Los prejuicios y la intolerancia que las informan no tienen sentido, carecen de justificación, se alimentan de odio y engendran odio, inseguridad y angustia […] El guión hace una excelente descripción de personajes, con especial atención al protagonista. La interpretación de Tracy es extraordinaria, y está muy bien en su papel de malvado el siempre sobrio Robert Ryan. Les acompaña un elenco de grandes actores […] La dirección desarrolla el descubrimiento del secreto de Macreedy y el hostigamiento al que se ve sometido, de modo pausado y gradual, con lo que enriquece el film y absorbe al espectador […] La película, pausada y solemne, denuncia el sinsentido del racismo, la xenofobia y la tiranía. Exalta la resistencia al miedo y el imperio del a ley. Dotada de grandes virtudes técnicas, resulta grata de ver y oír. Convence y emociona” 8.D. Karasu
“[…] Sólido film con tintes de western crepuscular […] Elemento que veríamos posteriormente en la magnífica obra de Clint Eastwood “El jinete pálido” […] El film va más allá, se adentra en temas tan escabrosos como el racismo padecido por los japoneses en Norteamérica a partir de los hecho acaecidos en el Ataque a Pearl Harbor […] Una atmósfera continuamente agobiante, en un poblado aislado sin apenas habitantes y carente de mujeres (con la excepción del desconcertante personaje interpretado por Anne Francis) hace ver a Black Rock como un poblado fantasma […] Sobre el protagonista, limitado físicamente, sobrevuela el peligro constantemente, del que se defiende con su intelecto […] Se convierte la historia en sí en juego de supervivencia, acercándonos de alguna forma con el terror […] La fotografía convierte el universo de Black Rock en auténticas estampas de western: el hostal en un Saloon y sus paisajes en aroma de spaghetti western […] Film muy recomendable […] Genial Spencer Tracy […]” 8.
Deja una respuesta