Ofrecida como una miniserie dividida en dos partes que suman entre ambas un total de 360 minutos, «La mejor juventud» es un bonito paseo en los años a través del panorama sociopolítico italiano, comenzando esto a finales de los sesenta y extendiéndose hasta lo más cercano de nuestros días. Seis horas dan para mucho y su director, Marco Tullio Giordana, ha sabido aprovecharlas exprimiendo en ellas una historia con varias ramificaciones en las que se escenifica entre otras cosas la juventud, el amor, la familia, los amigos, el trabajo, la soledad, la tristeza…
Comienza desde la mirada de dos jóvenes hermanos, Nicola (Luigi Lo Cascio) y Matteo (Alessio Boni) que nos acercan a su entorno familiar, -compuesto de otros entrañables personajes- amistoso y profesional. Después de conseguir un trabajo en un hospital psiquiátrico como acompañante de una residente, Matteo descubre que Giorgia (Jasmine Trinca), la paciente, sufre abusos tales como descargas eléctricas dentro de la institución médica, por lo que decide sacarla del centro y llevarla consigo y con la ayuda de su hermano Nicola para entregársela a su padre, posponiendo un viaje amistoso a Cabo Norte (Noruega). Pero la policía encuentra a la joven fugada y se hace cargo de ella.
Este hecho se convertirá en un nuevo punto de partida para Nicola y Matteo, que redirigirán sus vidas intentando implicarse de algún modo en su país para ayudar a cambiar el sistema de este. Así, Nicola, el más familiar y alegre de los hermanos, se convierte en médico psiquiatra con la intención de denunciar las irregularidades cometidas por algunos centros, además de aplicar en el suyo nuevas técnicas de recuperación para los enfermos. Matteo, cargado de melancolía y caracterizado por su soledad voluntaria, se hace policía, previo paso por las fuerzas armadas.
Desde la película se ofrece el particular punto de vista político de su director, dejando clara su inclinación ideológica más cercana a las tesis de izquierda, pero criticada la cara más radical de esta política a través de las escenas relacionadas con el grupo terrorista italiano conocido como las Brigadas Rojas. No obstante, los matices políticos de los que está compuesta la película no representan apenas una pequeña cifra del total del metraje y para nada podemos considerar esta cinta como un elemento politizado o intencionadamente manipulador, pudiendo ser compartido su punto de vista o no en algunas ocasiones, pero siendo este totalmente respetable debido al tono liviano e indirecto con el que se ofrece, principalmente en la primera parte de la historia.
De entre todo el extenso reparto que completa el plantel de esta película tan bonita, a veces emocionante, a veces sobrecogedora y siempre agradable, caben destacar las interpretaciones de, por supuesto, Luigi Lo Cascio con su rol de Nicola, Jasmine Trinca encarnando magistralmente a Giorgia (la paciente del hospital psiquiátrico) y Fabrizio Gifuni, siendo una pena no haber podido ver más minutos a Alessio Boni con su papel de Matteo que, personalmente, ha sido el que más me ha gustado de la película, quizá por su grisáceo baño entre lo melancólico y lo desesperado tan bien representado por él.
En términos generales nos encontramos ante una obra muy seria y montada con mucha inteligencia, dotada de una exquisita banda sonora y con una fotografía que nos muestra en ocasiones algunos de los más bonitos paisajes de una Italia que visitaremos desde Roma a Palermo o desde Marguera a Turín, entre otras muchas paradas, y que será abandonada eventualmente para adentrarnos en Noruega. Conserva ese encanto especial que poseen muchas de las mejores películas italianas de todos los tiempos, esa forma elegante y tierna de saber ofrecer una historia, emocionando sin pecar en lo cursi, gustando de una forma natural y conquistando al espectador como el que admira una buena obra.
Fue la gran triunfadora de los Premios David de Donatello siendo reconocida como mejor película, mejor director (Marco Tullio Giordana), mejor guión (Sandro Petraglia, Stefano Rulli), mejor montaje (Roberto Missiroli), mejor producción y mejor sonido (Fulgenzio Ceccon).
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