Año uno (Pablo Bautista, 2021) – 7 min. –
Guion: Pablo Bautista y Wada Muñoz
Póster cortometraje "Año uno" (2021)

¿Quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿a dónde vamos?, ¿qué seremos cuando la Muerte nos alcance? […] Desde el albor de la filosofía el hombre ha intentado no sólo responder a estas preguntas sino reflexionar el porqué de las mismas, quizás más allá de estas preguntas existenciales hay una pregunta que no aparece en el ranking de estas preguntas: «¿cuál es el sentido de mi vida?»… Quizás sea descabellado pensar en que saber la respuesta pueda llevarnos a la felicidad o al mayor de los abismos. En el cortometraje Año uno (2021) veremos que estos dos destinos pueden ser el mismo de forma inseparable.

Año uno comienza con un anciano (Toño Cuellar) postrado en una silla de ruedas en mitad de un viñedo, una persona dependiente al cuidado de una risueña joven (Wada Muñoz). La cual agradece haberle encontrado después de tanto tiempo… toda una vida buscándole.

Pero como todo buen obra maestra que se precie, lo que vemos es solo la superficie de un lago lleno de profundas corrientes. La bucólica imagen se irá transformando con devenir del minutero en algo que repudiará nuestra alma. Donde el simbolismo tiene siempre su reverso. Por ejemplo, el campo de vid que aparece en el principio. La vid (y por ende, la bebida elaborada de su fruto: el vino) simboliza lo divino y la vida, y no es casual que en la mitología griega Dionisos -dios del vino y de la vid- representaba en el placer y la alegría de vivir; esto se confronta con su lado oscuro (que lo encontramos en su etimología) ya que vid (del latin vitis, doblar, torcer) hace referencia a la tendencia de esta planta y sus sarmientos a enroscarse o retorcerse. Y es precisamente este verbo -retorcer- es lo que anda flotando de forma casi invisible un lenguaje secreto en todo el cortometraje convertida en una dicotomía simbólica. Ya sea en: una salpicadura, en una mirada, en un juego infantil, en un diminutivo, un recuerdo… o en una frase reveladora.

Año uno es un tipo de cortometraje que por su propia naturaleza no debe ser desvelado su final en una torpeza de una reseña cinéfila. Ya que con contadas frases y miradas que lo dice todo, y ahí reside toda su fuerza, los guionistas el realizador Pablo Bautista y la protagonista Wada Muñoz tejen una historia sólida que te deja llevar hacia un final sobrecogedor. Donde el monstruo no será el mismo reflejo de un espejo que no para de girar, y en el que posiblemente, el espectador hará la pregunta incorrecta – ¿por qué lo ha buscado durante tanto tiempo? – y luego te hará caer irremediablemente en un mar de espinas.

Apoyando la magnífica interpretación de Wada MuñozToño Cuellar nos encontramos con la fotografía exquisita de Rodrigo Gilsanz, la maravillosa música de Óscar Claros con ese estremecedor tema de «Entre llanto y llanto», y algo que por desgracia siempre pasamos por alto y que sin su labor el corto no sería lo mismo, me refiero a labor de sonido (*) por Manuel Núñez-Requeiro y Humberto Rochette .

(*) Nota del editor: No, no es que esté recogiendo un premio Óscar y se lo estoy dedicando a todo el equipo XDD , es que siempre nos olvidamos que el cine no es solo imagen sino imagen+sonido.

En definitiva, un espléndido cortometraje del realizador Pablo Bautista que invitamos, que como el nombre de su corto, sea el inicio de una nueva vida… cinematográfica.

P.D.: Si has hecho o has ayudado en la realización de un cortometraje/mediometraje y quieres darle una mayor visibilidad, no dudes en escribirnos a info@lgeciner.org. Te escribiremos una reseña y aparecerás en esta sección, la cual tendrá eco en todas nuestras redes sociales.

 

Written by Diego Karasu

Cofundador y Director Adjunto

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