Rent – A – Pal (Jon Stevenson, 2020) – 108 min. –
Sinopsis: Un hombre solitario con una vida gris y apagada, que confía en los sistemas para concertar citas por video (nuestro Tinder de los 80), ante un disgusto decidirá probar una cinta de video donde se le promete conocer a su mejor amigo.
Ante nosotros se desplegara un viaje hacia la oscuridad y relaciones tóxicas.
Rápidamente nos veremos reflejados en él, conectando con nuestro protagonista, empatizando con su necesidad de enlazar. Tener alguien con el que hablar y poder compartir la vida.
Esto produce una sensación muy «malrollera» en el público. Abstenerse si no estas bien emocionalmente porque puede hundirte. Por lo bien hecha que esta.
Algo que es sorprendente: Nuestro protagonista proyectará sus emociones sobre una película de video. Memorizando sus diálogos, interactuando con ella hasta que formará parte de su vida. Haciéndonos ver la necesidad de huir de la soledad, la conexión, ese calor, es una droga muy fuerte e incluso una cinta de video puede ser nuestra metadona durante un bajón.
Es simplemente sublime el ver como, seleccionando tempos y ángulos de imagen, puedes hacer que la misma escena, el mismo dialogo de un VHS(*) pueda evocarte emociones diferentes. Rápidamente te hace comprender lo vulnerables que somos ante nuestras necesidades. Que el hecho de proyectar nuestras emociones es algo innato. Solo por esto hay que reconocer el genial trabajo de montaje con las escenas.
(*) Damos por sentado muchas cosas y lo mismo ni has vivido las cintas de vídeo VHS (Video Home System). Antes de los DVD y BluRay el sistema de grabación/reproducción era mediante un sistema analógico de cintas ferromagnéticas. Cuya vida no era muy larga y la calidad de imagen era una ruleta rusa si te arriesgabas a ir a un Videoclub (esto es otra leyenda urbana)
Tenemos a Will Wheaton (el niño repelente del comandante Picard de Star Trek Next Generation) interpretando a nuestro personaje simpático, una grabación que promete amistad candorosa, para ver como todo se irá rápidamente hacia abajo. Una trampa adornada con miel gustosa para que acudamos a algo que nos aislará aún más si cabe.
Por otro lado, el protagonista encarnado por Brian Landis Folkins, me faltan palabras para decir cuan sublime es. Su interpretación, cambios de registro, como mostrarnos su vulnerabilidad hace el trabajo de la película, él es la película. Veremos en primerísimo plano su hundimiento hacia la oscuridad y la obsesión. Cómo esperaremos constantemente que mejore y se salve, agarrándonos a cada rayo de luz en su vida. Para ver cómo somos normalmente los artífices de nuestra propia destrucción.
Mención especial para el personaje de la madre (realizado por la actriz Kathleen Brady). Interpretando a una mujer con demencia senil. Simplemente sublime… sus caras y voz te atrapan.
Una obra muy muy recomendable y alejada de lo que suele proyectarse habitualmente. Más una reflexión sobre la soledad y lo fácilmente que somos de manipular.
La escena: Cuando la cinta debe ser reemplazada y nuestro protagonista acude al servicio de citas.
La frase: «¿Ya te vas? Qué pena».
Vista con PASE DE PRENSA en el Festival Internacional de Sitges 2020
Nota del autor:
9,0 ██████████ (Excelente)
TRÁILER V.O.