Con un casting fantástico y un diseño de producción evocador donde los haya, esta adaptación de las memorias de la abuela de la actriz Ruth Wilson se centra en el duelo salpicado de intrigas y desagradables sorpresas que vivió Alison Wilson tras la muerte de su esposo, el prolífico escritor y ex-agente del MI5 Alexander Wilson.

El primer mazazo no se hace esperar, ya que la miniserie arranca con la muerte de Alec y la aparición de Gladys, quien declara ser su esposa. Esto, por supuesto, deja tanto a Gladys como a Alison bastante afectadas. A lo largo de este drama producido por la BBC y la propia Ruth Wilson, descubrimos que el bueno de Alec no llevaba simplemente una doble vida. Yo he contado al menos cinco, pero eso ya depende de como se le presenten a cada uno las muchas capas de la narración.

El fantástico Iain Glen, al que muchos reconoceréis como Jorah Mormont en Juego de Tronos, despliega todo su encanto para interpretar al Mayor Wilson, padre ejemplar (de todos sus hijos de diversas madres), escritor de éxito y espía muy valorado. ¿O no? El caso es que el casting de su prole está hecho con mucho mimo, cosa que agradezco personalmente: odio cuando padres e hijos o hermanos en la ficción se parecen como un huevo a una castaña. Pero a parte de eso y del diseño de producción ya mencionado, cuidado hasta el punto de dejar ver el paso de las décadas en los ires y venires del presente al pasado, me duele decir que Mrs. Wilson no tiene nada mucho más interesante.

Ruth Wilson no decepciona en absoluto con su interpretación y, desde luego, es fácil identificarse con su dolor pero a partir de ahí el motor de la narración se convierte en la rivalidad entre las esposas y la religión. Al tratarse de unas memorias, es inevitable que esto sea así si así es como lo vivió su protagonista, pero yo aquí en el presente me quedo un poco descolocada al ver como se odian entre ellas en vez de enfadarse con él, y tampoco entiendo que tiene que ver abrazar el catolicismo en el proceso de superar el duelo y perdonar al difunto esposo.

Quizás era un proyecto muy personal llevado a cabo por alguien demasiado implicado en los hechos como para resultar en una ficción notable y que deje marca. O igual es que yo soy demasiado feminista y agnóstica como para que me cale el mensaje. En cualquier caso, vedla bajo vuestra cuenta y riesgo: para mí tiene tantas cosas a admirar como a rechazar.

 

 

 

Written by Aura C. Delgado