In Fabric (Peter Strickland, 2018) – 118 min. –
Descacharrante. Igual es porque acababa de ver High Life en la maratón y estaba predispuesta a cambiar de humor y de ritmo, pero me pareció muy divertida. Desde la premisa de un vestido maligno, que me parece hilarante, hasta el personal autómata de los grandes almacenes, pasando por una Gwendoline Christie (Brienne de Tarth de Juego de Tronos) fantástica en su breve intervención.
In Fabric es la historia de un precioso vestido rojo de cóctel que se ajusta mágicamente a la talla de quien lo lleve. Lo que parece un sueño hecho realidad es una estratagema de la prenda para terminar liquidando a quienes lo llevan. Los planos del vestido flotando mientras trama maldades o reptando camino de realizar sus letales designios son espectaculares.
Y, hablando de planos, la película bebe del terror clásico de los setenta, años en los que también se inspira ligeramente la estética de los personajes y decorados, para parodiar el género: escenas inquietantes de gente siniestra moviéndose muy despacio, incómodas referencias sexuales, la insinuación de algún tipo de culto… Todo ello confluye en una historia absurda en el mejor sentido de la palabra que parodia la flema británica y le pega un rapapolvo al consumismo, la industria de la moda y los cánones de belleza asfixiantes.
Hay dos líneas argumentales sucesivas ligadas entre sí por la mecánica de las lavadoras (sí, en serio). El paso de una a la otra se hace algo abrupto y confuso pero en ese punto uno ya se ha dado cuenta que aquí a lo que ha venido es a concursar, y está dispuesto a tragarse lo que le echen.
Para ver con la mente abierta y sin tomar mucho en serio nada.
Vista en el Festival Internacional de Sitges 2018
Nota del autor:
7,0 ███████ (Buena)
PSEUDO-TRÁILER en V.O.: