«Lo bueno de que te encasillen en algo es que se están creyendo lo que estás haciendo»
Rueda de prensa de «Séptimo» en la Casa América de Madrid
Esta mañana hemos acudido a la presentación a los medios de la película “Séptimo”, un thriller que podría cerrar una supuesta trilogía de Mediaset en cuanto a producciones sobre historias de padres desesperados en busca de sus hijos que comenzó con “El orfanato” y siguió con el gran taquillazo que fue “Lo imposible”. “Séptimo”, que viene avalada por el casi millón de espectadores en Argentina, es la historia de unos niños que desaparecen en el trayecto entre su piso y el portal mientras juegan con su padre, y la desesperación de éste y de su madre por encontrarlos, papeles que interpretan el actor argentino Ricardo Darín y la española Belén Rueda. Con ellos y con el director de la película Patxi Amezcua hemos compartido una breve rueda de prensa en la que nos han hablado de sus personajes y de la relación tan buena que ha habido en el rodaje.
Para empezar, los tres nos han contado cómo surgió la historia y qué supuso este proyecto para ellos:
Patxi Amezcua: Yo tenía un gran interés en conocer Argentina y este proyecto me dio la oportunidad de poder ir a Buenos Aires. La historia surge a partir de un juego que yo hacía con mis hijos.
Ricardo Darín: Este es un proyecto que me entusiasmó desde un principio en lo personal porque tenía la necesidad de hacer un trabajo distinto, recrear la historia de un señor que enloquece a lo largo de varias horas en el mismo día con una situación absolutamente inesperada que es la desaparición de sus hijos, y que sabía que de alguna forma me comprometía emocional y físicamente. Fue un rodaje fantástico, tuvimos la suerte de contar con un equipo con el que nos entendimos perfectamente y la gran ventaja de poder compartir esta historia con Belén, una actriz a la que admiro muchísimo por sus trabajos y a la que ahora admiro muchísimo más por su calidad humana, por como es. No lo digo sólo yo, lo acredita todo el equipo de trabajo que se quedó en Buenos Aires. Fue un placer trabajar con Patxi, buscando siempre tratar de lograr lo mejor, pensando y repensando las distintas situaciones, los matices y sutilezas que van modificando esta historia.
Belén Rueda: Es muy bueno cuando el director te permite desde un principio aportar ideas, este guión tiene una premisa muy buena desde un inicio y un final muy potente, pero entre medias había un abanico para el elenco de personajes y fue para mi un reto el hecho de interpretar a una madre que ante la desaparición de sus hijos tiene un comportamiento que quizá no sería el comportamiento habitual del 90% de las mujeres. Es una madre que está en un segundo plano y que está muy contenida, y normalmente se reaccionaría de una manera más explícita ante la angustia que sientes.
Era muy importante que esa pareja fuera creíble, que entre los actores existiera una complicidad también porque si no después no se traspasa la pantalla.
Patxi, ¿has tenido que “sujetar” mucho a Ricardo Darín y a Belén Rueda para que no fueran excesivamente histriónicos en una historia como esta?
P.A. Tenía claro que esta es una película de suspense, quería huir del terror y también quería huir del lado melodramático porque es una historia que tiene muchos elementos que podrían llevarla a ese lado de lo dramático. Quería ir por el carril del suspense y de la intriga y por eso los personajes debían tener un elemento de contención, no podían desbordarse de sentimientos, no podían ponerse a llorar amargamente, yo quería evitar ese lado más lacrimógeno que podría tener la historia.
R.D. De cualquier forma, cuando uno tiene la oportunidad de hacer un trabajo en orden cronológico, está más a cargo del ir “in crescendo”, de la desesperación, la angustia y demás, pero cuando por razones del plan de rodaje te ves obligado a acometer sobre distintos puntos de la historia, te ves obligado a buscar un poco más o un poco menos y luego el director tiene más oportunidades de regular y diseñar ese arco de la desesperación. Por otra parte lo difícil es no recaer siempre en el mismo punto de desesperación, teniendo en cuenta que los dos personajes, y especialmente el de Sebastián que es el mío, se ve obligado a sospechar de todo cuanto se le cruce, entonces estábamos obligados a controlar bien ese punto en el que cada vez que sospeche y no consiga el resultado esperado tenga que volver a un punto en el que volver a sospechar y su cabeza no parara de trabajar.
Teniendo en cuenta que habéis hecho ya varios thrillers los dos, ¿es este el género que más os gusta?
R.D. Lo que me moviliza en principio con respecto a un proyecto es cómo está construida la historia, si logra atraparme, conmoverme, interesarme, involucrarme. Después el género es un análisis que puede venir posteriormente, lo primero es ver si el cuento está bien contado.
B.R. Creo que todos los actores cuando cogemos un guión y vemos si podemos participar en ese proyecto, lo que nos interesa es lo que estaba diciendo Ricardo, es la historia y ver si es una historia que tiene un sentido para nosotros. En esta son dos personajes con una situación bastante reconocible y un desencadenante que en principio es muy goloso, pero luego la evolución de los personajes no es con comportamientos muy normales. No se eligen las películas diciendo “ahora sólo quiero hacer suspense”, pero tampoco para que te encasillen. Lo bueno de que te encasillen en algo es que se están creyendo lo que estás haciendo.
¿Qué ha sido más duro para ti, Ricardo, el aspecto físico o la evolución dramática?
R.D. El compromiso con el trabajo es tanto físico como emocional, era difícil de cualquier forma todo ello. Lo hemos cubierto bien, en eso opera muchísimo el mano a mano con el director. En lo físico contaba con la ayuda de un doble.
¿Os habéis inspirado en los secuestros express?
R.D. Es una historia de ficción, es mucho más inverosímil lo que ocurre en esta historia, a mi me golpea mucho más. Belén y yo llegamos a la conclusión de que es la historia de la desesperación de un matrimonio en crisis que se desespera por distintos motivos con respecto a sus hijos. No lo relaciono para nada con hechos de la realidad. Lo que queríamos contar no era tanto el secuestro como la relación entre estas personas.
P.A. Esta es una historia que transcurre en Buenos Aires, Argentina, pero que es una historia que podría ocurrir perfectamente en Madrid, en Barcelona, en Nueva York o en cualquier gran ciudad. Yo creo que este tipo de situaciones pueden ser creíbles, partimos de un hecho que puede tener paralelismos con otros hechos que se hayan podido producir y que hacen que la historia pueda ser creíble. Siempre tratas de contextualizar tus historias en una realidad que es la que nos rodea, y siempre intentas plasmar en cierto modo alguno de esos elementos reales dentro de tu historia.
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