Primera proyección: EEUU, 13 Mar. 1956
Duración: 119 min.
Director: John Ford
Guión: Frank S. Nugent
“[…] Ciertamente predecible, llena de tópicos, desprecio a los indios e inmersa en una espiral de errores técnicos […] Digno entretenimiento de sobremesa, ese que después de comer emiten en alguna televisión local […] El mito de esta película no es tal […]”
Dentro de la mitología cinematográfica a lo largo y ancho de toda su historia, se encuentra en un lugar privilegiado «Centauros del desierto«, del más que conocido director John Ford, culpable de otros westerns de inabarcable admiración popular, como «La diligencia» (1939) y «El hombre que mató a Liberty Valance» (1962), entre otros, además de obras como «Las uvas de la ira» (1940). La glorificada película que en esta crítica se da cita, tiene en su favor, además de su interesante conjunto, a toda una masa de público que, dejándose llevar por la crítica profesional y la sola inercia del poderoso nombre de la cinta (en casi todas sus traducciones), recomienda fervientemente el visionado de este film como una de las cien cosas que hay que hacer antes de morir. Y yo ya puedo morir tranquilo, porque he visto «Centauros del desierto«.
El argumento de esta cinta se centra en la figura de Ethan Edwards (John Wayne), que regresa a su casa desde el bando confederado tres años después del final de la Guerra de Secesión. Allí, se establece con su familia, respirando un cálido ambiente de hogar amenizado por lo alegre de los niños -sus sobrinos- y la armonía generalizada. Pero pronto surgen las complicaciones, al amenazar un grupo de indios la paz del territorio, robando y matando ganado. Ethan se pondrá, junto a un grupo de hombres, manos a la obra para intentar detener la situación, sin poder evitar que la cosa pase a mayores, convirtiéndose la intimidación de los indios en un gran problema que se pretenderá cortar por lo sano. Estos hechos derivarán en un secuestro que Ethan tratará de resolver, llevando consigo a su sobrino adoptivo (un medio apache-medio galés), Martin Pawley (Jeffrey Hunter).
Ciertamente predecible, llena de tópicos, desprecio a los indios e inmersa en una espiral de errores técnicos (los muertos respiran, el guión sufre lagunas, el montaje pierde el taxi en ocasiones, la sobreactuación de muchos actores es latente, etc.) esta película no deja de resultar interesante como digno entretenimiento de sobremesa, ese que después de comer, emiten en alguna televisión local para ayudar a culminar una buena digestión y después, quedarse frito en el sofá. Aunque la fotografía no busque bonitos enclaves, sí es cierto que contribuye a una buena presentación de la película, guiando desde sus imágenes a toda una serie de personajes que, interpretados por un correcto Wayne («El Álamo«, 1960), cabalgan por el desierto buscando -además de lo que les ha sido encomendado- su propia personalidad. Una personalidad que Ford no consiguió marcar sobre muchos personajes, que actúan de forma irracional y en ocasiones sufren bruscos cambios de parecer. Así, estos “espasmos psicológicos” de los personajes, hacen que el más feroz defensor de una causa y sus valores abandone todo esto en cinco minutos sólo por algún misterioso lapsus que ha rondado su cabeza, a la vez que quien reniega de algo de forma irreversible, opina radicalmente lo contrario en apenas dos secuencias más adelante.
Con todo esto, y entre los compases de Max Steiner («El árbol del ahorcado«, 1959) ofreciendo varias partituras convencionales, decir que el mito de esta película no es tal y que las gigantescas expectativas creadas en torno a esta cinta se reducen a un puñado de entretenidos minutos, dignos para pasar el rato con el mismo nivel de disfrute que el proporcionado por cualquier otra película de las más pasables del género.
Nota del autor:
6,0 ██████ (Correcta)
COMENTARIOS DEL EQUIPO LGE
Miquel Alenyà
“[…] Eminente western de John Ford, para algunos el mejor de su filmografía […] Otra atípica y singular […] Ford despliega un estilo claro, limpio, transparente, equilibrado y natural, que enriquece con toques líricos y emotivos […] Gran interpretación de Wayne, en el que posiblemente es su mejor western. Película de culto para muchos […]” 9.
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