Eter (Krzysztof Zanussi, 2018) – 113 min –
Corría el final del siglo XIX y dos grandes imperios (el Ruso y el Austro-Húngaro) se disputan como alimañas Europa Central prólogo de lo que sería a posteriori la Primera Guerra Mundial. En una región de Podonia (parte de la actual Polonia) que está bajo el dominio del Imperio Ruso. Un doctor vive una vida bucólica atendiendo a una joven de clase alta mientras ella -pura inocencia en un cuerpo lujurioso- se entretiene atrapando mariposas. El doctor no puede controlar sus más bajos instintos y con la intención de abusar de ella, la somete mediante un líquido anestésico cuyas propiedades seguían envueltas en misterio: El éter. Debido a una sobredosis la chica fallece inmediatamente y el doctor, asustado, escapa sin consumar sus deseos siendo atrapado al salir de la finca. Acaba siendo condenado a la horca… de la cual se libra in extremis por una carta del mismo Zar que lo libra de la muerte y lo exilia a Galitzia (actual Ucrania) zona fronteriza entre los dos imperios donde el doctor seguirá investigando con esta sustancia en un lugar donde nadie podrá limitar sus inmorales experimentos.
Éter es una película con corte histórico donde el realizador Krzysztof Zanussi nos quiere dar a entender un hecho acontecido, narrando primeramente una versión «oficial» y posteriormente una «versión clasificada» que nunca salió a la luz. Un recurso que podría ser interesante pero que se convierte en una trampa condicionante al espectador al aparecer sin miramiento alguno con el título «La historia ya contada» como preámbulo y dividiendo la película en capítulos. Esto que al principio puede parecer una herramienta que puede crear expectación al final se convierte en su peor enemigo.
El doctor (Jacek Poniedziałek) un ateo confeso, carente de principios morales donde antepone su ambición sobre su juramento hipocrático, es destinado al infierno más cercano en la Tierra: la línea del frente. Y allí como médico militar tendrá libertad total para realizar sus descabellados experimentos a cambio de mantener a los soldados y todo un burdel libre de enfermedades venéreas. Y cómo no, saciar su lujuria de forma gratuita usando a las prostitutas. Y bajo la promesa de un buen futuro, el doctor se hace con los servicios de un discípulo (un joven inocentón que por sacarle de la pobreza tiene idealizado al «buen doctor»).Éter es una película cargada de simbolismo desde sus créditos iniciales (donde se muestra un cuadro medieval sobre el sufrimiento de los pecadores en el Infierno) hasta los mínimos detalles que en un primer visionado pasan desapercibido: el «empalamiento» con alfileres de las mariposas, los experimentos que sufre el aprendiz que se asemejan a la tortura, la utilización del cuerpo de la mujer como mera perdición, las traiciones que forman otro anillo en este particular infierno del doctor, un cura que su misericordia pasa por la corrupción de la carne de un joven inocente, las indumentarias del doctor que se asemeja más a un cenobita que a alguien a quien confiarías la vida, y un largo etcétera que hace dudar al espectador si realmente ese campo de guerra no es el auténtico infierno.
Es más, un detalle que no pasa desapercibido para el espectador es que todos los personajes que aparecen en el film carecen de nombre propio, salvo dos que casualmente son aquellas almas que no han sucumbido en el pecado. En Polonia siempre ha tenido un gran peso la figura de la Iglesia Católica y el castigo del pecado, y en este film también se refleja en cierta manera. También se muestra una medicina que se aparta de la mitificación de la era Victoriana donde los ensayos médicos son toscos, los tratamientos médicos eran impíos del método científico y se dejaba que un soldado se muriera entre dolores por el gas mostaza para observar sus efectos, donde las personas con problemas mentales eran simple carne de experimentos. Es una mirada cruda… llena de crueldad, de algo que quizás nunca admitamos de aquella época.Así que el film te hace sumergir en este vertiginoso viaje a los infiernos del doctor (donde él mismo es otro demonio), hasta que en un supuesto final fundido en negro te aparece un título que dice así: «La historia jamás contada» y empieza lo que personalmente encuentro donde peca este film: la sobreexplicación, o mejor dicho durante el film vas notando como el director (que hace más trampas que el mismísimo Mefistófeles) te oculta situaciones abruptamente para que luego te las exponga al final de la cinta. Como si fuera una peli de Agatha Christie, no solo te muestra quién es el asesino, sino como en un flashback eterno te muestra todo aquello que «fue vetado al público» (o sea, a nosotros). Porque no hay que tener muchas luces para darse cuenta que durante toda la cinta hay un personaje vestido totalmente de negro aparece y desaparece del mundo del doctor sin que nadie interactúe (es más creo que nadie nota su presencia, y eso que hablamos de recintos militares). Y claro ahora me dices quién es esa figura… ¡Eso no vale!
Si habéis llegado hasta aquí, habéis visto que en ningún momento he pronunciado los nombres de Fausto ni el Diablo, y no lo he hecho porque sería muy vago por mi parte decir que esto es una versión fallida de la leyenda de Fausto extrapolada a inicios de la Primera Guerra Mundial, muy vago y muy injusto. Porque aunque existan unos mismos elementos esto no es Fausto (el doctor es más hijo de perra, y el diablo simplemente es testigo), son mismos elementos, mismos participantes, mismas metas pero es un juego distinto (como ocurre con el futbol y con el waterpolo).
Sinceramente el error de esta película es caer en la torpeza de subestimar la inteligencia del espectador y no utilizar la sutileza, evitar una historia partida en capítulos y mostrar de forma orgánica cuál es la sombra que siempre acompañaba al doctor.
Quitando este gran giro que peca esta cinta, nos encontramos con un film que tiene una gran ambientación, con personajes interesantes y una imagen histórica que te hace plantear sobre si necesitamos al Diablo para hacer atrocidades. Pero que falla en un final explicativamente innecesario.
Nota del autor:
7,5 ███████ (Buena)
Distribuida en España por BOSCO FILMS
COMENTARIOS DEL EQUIPO LGE
Un doctor de pocos escrúpulos se las arregla para eludir una condena a muerte a cambio de trabajar para el ejército y continuar sus investigaciones con el éter. Estamos ante una cinta interesante, con buena ambientación e interpretaciones que trata los límites morales de la investigación científica. Tenemos al doctor rodeado de personajes que no son mucho mejores que él salvo alguna excepción como la de su jóven aprendiz que tiene un conflicto interno ante los actos de su maestro. Coincido con mi compañero en que esa explicación del final es reiterativa e innecesaria restando a la película. Considero que el espectador es suficientemente inteligente para ver los símbolos e interpretar los mensajes que desea transmitir la película. Además creo que dejar un mayor espacio para la reflexión siempre suma ya que hace que el público se implique más, piense y preste especial atención. Fuera de eso tiene bastantes virtudes y un buen mensaje. 7
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