Flux Gourmet (Peter Strickland, 2022) – 111 min. –

Un grupo de artistas vanguardistas que se dedican a hacer performances que involucra sonido electrónico y comida se concentran en una fundación que se ofrece para ayudar a este tipo de artistas y potenciarlos. Las distensiones en el grupo, los celos y la traición explotarán súbitamente.

Una película que podría ser tomada como una crítica abrasiva sobre el arte moderno, vacío y sin sentido. Que solo busca el reconocimiento vacuo y una promesa de sexo olvidable.

Que podría ser tomada como un falso documental sobre unos rockstars (en este caso artistas, perfomancers, pero que se comportan como tales) en un bello camino autodestructivo, plagado de odio y celos intensitos.

Pero que al final se queda como un envoltorio bonito, exquisito, de un montón de aire. Confunde el hacer la crítica con ser el objeto criticado.

Una historia sobre el fetichismo sonoro, mezclado con la comida. Una sucesión de bellas escenas, pero que con su repetición solo podemos extraer sopor. Una vez, habría sido sublime. Ya que las ideas son buenas. La repetición la hunde (me encantaría pensar que con esto quiere hacer la crítica a la industrialización del arte, iluso de mí).

Narrada en parte como falso documental, tras los ojos del mismo documentalista. Que nos va hilvanando esta historia de dominación, celos y engaño.

Bien pudiera haber sido un cortometraje, dejando el mensaje original de la película y poniendo la sucesión de escenas (que como se van repitiendo, tampoco se pierde mucho).

Intenta ser irreverente y transgresora. Pero al final simplemente es un conjunto de miserias humanas que buscan que les compadezcas. De hecho, para mi, lejos de las preciosistas escenas de arte (de las que salvo los entrenamientos y aborrezco las performances). Me quedo con los momentos más documentalistas, con las entrevistas.El supuesto proceso de narrar y ahondar en la esencia de cada uno de los personajes, que muestra muchas veces cómo funcionan las dinámicas de grupo. Que como, muchas veces (siguiendo el tópico) tras todo artista hay un ser atormentado que intenta usar el arte como herramienta para purgarse.

La película en si impide que conectes con ningún personaje, con el único con el que llegue a conectar ligeramente es el médico, por ser un genio del abismo, cruel, cínico, pedante y que se emborracha mientras da diagnósticos, alguien que sabe de la vida.

Solo rescato la actuación de Gwendoline Christie que interpreta a la directora del centro. La recordareis por Star wars, interpretando a la capitana Phasma o por Brienne de Tarth en Juego de Tronos. Y la subhistoria sobre pedos, que es divertida, pero que al final se disuelve en la nada. Como ventosidades en una piscina.

Es un gran problema de la película, que ya he mencionado anteriormente. Incluso los momentos graciosos son repetidos una y otra vez hasta que son simplemente otra muesca en la pared.Podríamos decir que la supuesta intención original de la película es un fiasco, pero en cambio, como narración de como funcionan y mueren los grupos sociales es aceptable. Como la gente intenta sumarse a las corrientes de algo mayor que ellos mismos, en un intento de tocar un brillo que no se atreven a hacer en solitario.

La frase: «Nos liábamos por aburrimiento y luego nos aburrimos de liarnos por aburrimiento».

La escena: La emisión del diagnostico por el doctor Glock.

Vista con PASE DE PRENSA en el Festival Internacional de Sitges 2022

Nota del autor:

3,0 ███ (Mala) 


TRÁILER V.O.S.E.:

 

Written by Oscar Hidalgo

Cinéfago demente