El árbol rojo (Joan Gomez Endara, 2021) – 94 min –

Un hombre roto, solitario y hundido que simplemente esta viendo la vida pasar, ve como su vida es completamente removida al morir su padre y éste dejarle al cargo una hermana de la que no tenía conocimiento. Iniciará un viaje a la capital para intentar encontrar a la madre de la niña en el cual ira reviviendo las dolorosas memorias de su pasado.

Primera película del director Joan Gomez Endara. Una road movie dramática. Muy interesante debido a lo parca que es en palabras, lenta, pero no larga (ayuda que apenas dure unos 90 minutos) acompañada de una bella fotografía.

Es una película centrada en las emociones de los personajes protagonistas. Tanto Eliecer, el hermano mayor, como su acompañante Toño, van mostrando un abanico emocional sublime mediante sus silencios, expresiones y pausas durante el metraje. Teniendo a Esperanza como espectadora del drama.

 

 

 

La banda sonora, realizada con instrumentos tradicionales y una fotografía preciosa de los parajes naturales colombianos, es un toque más para llegar a una conexión emocional con el espectador que simplemente va llevándote más y más abajo.

El tono lento es perfecto para la película, ya que aunque lento, no desperdicia ningún momento con paja, constantemente se introducen elementos sobre los personajes y permite al espectador ir rellenando huecos, forzando al cerebro a ir pensando en lo que les ocurre a los protagonistas, metiéndote en su piel, dándonos esa empatía. Especialmente me gusta el momento de la gasolinera donde van viendo coches pasar y consigue que pienses en todas aquellas veces que has estado viendo pasar el tiempo en una situación donde solo te quedaba aburrirte.

Todo este viaje de “retorno al hogar” se ve salpicado de momentos agridulces. Casi haciéndonos pensar en la Ilíada de Ulises. Cada peligro o momento descorazonador que afronta nuestro grupo se ve acompañado de un momento luminoso, pero nunca con la misma intensidad. Haciéndonos pensar que la miseria que otorgan los hombres es mucho mayor, por desgracia, que la pequeña luz que aportan algunos desconocidos. O que el individuo es bueno, siendo los grupos los que fuerzan o crean la maldad directamente.Donde solo nos queda el apretar los dientes, ignorar el rugido de nuestras tripas y seguir un paso más hacia adelante. Donde a lo único que puedes aferrarte es a tu familia cercana (o la de tu elección).

En esa búsqueda de la miseria durante el filme incluso eso es vulnerado, siendo las figuras familiares fuentes de decepción y dolor. Ese padre ausente que solo ha traído dolor y traumas. Esa madre que directamente renuncia a su figura. Quedando solo la persona que ha decidido tomar esa responsabilidad.

Y en resumen de eso para mi habla el film, de que la única esperanza que encontrarás puede venir de tu interior (grave error, ya que esta basada en memorias que se desvanecen), como de las personas que sí deciden dar un paso adelante. Y mientras tanto solo nos queda resistir, hasta encontrar esas personas o tornarnos en ellas a base de recibir heridas en el alma.

A su vez, la película, también nos muestra en gran medida una critica social no encubierta. Muestra la miseria apenas disimulada, la injusticia, el dolor. Como la gente busca la compañía para poder encontrar un poco de calor en la sociedad. Como un sueño, por pequeño que sea, merece dejarlo todo, ya que apenas tienes nada que perder. Si los personajes de Eliecer y Esperanza encarnan la historia, Toño es el principal representante de este aspecto. Llegándome a hacer pensar (con distancia) en nuestro cine quinqui de los 80. Un país que aún esta salvajemente azotado por las bandas armadas y gente que haría cualquier cosa para salir de su pobreza.Resalto el trabajo de los actores, especialmente Carlos Vergara, quien encarna a Eliecer, ya que sus expresiones y manera de actuar son la base de la película. La cara de Eliecer, sin una sola palabra nos habla de los mil dolores que ha afrontado y de las lagrimas que ha vertido. Gracias a ese trabajo consiguen narrarnos cómo se puede recuperar la sensación de unión con el pasado a través de un simple instrumento musical, cómo el espíritu de una familia puede estar encerrado en esas simples notas musicales tristes. Y cómo al tocarlas, que nosotros lo sintamos.

Como menciono en el título, esta película me recuerda mucho (salvando ligeras diferencias) a la película japonesa El verano de Kikujiro (1999), donde un buscavidas (Kikujiro, que la gente siempre piensa que es el niño), bueno para nada (encarnado por Takeshi Kitano) acompaña a un chico a visitar a su madre a través de todo Japón. Pero mientras que en El verano de Kikujiro la película tiene un tono ascendente, y tras cada momento dramático hay un ascenso en positivismo, mezclado con un tono de comedia. En El árbol rojo, tras cada momento dramático hay un tono descendente, hundiéndonos más y más en la miseria y tristeza. Haciendo que agitemos la cabeza a cada momento con un “esto no va a acabar bien”.

La frase: “No os preocupéis, con suerte me encontraré a mi padre en la guerrilla.” Si eso no es positivismo en la más oscura desesperación, nada lo es.

La escena: El momento en que Eliezer vuelve a tocar la gaita para un público.

Los créditos finales (me encantan las músicas tradicionales y estos créditos son sublimes).

Nota del autor:
7,0 ███████ (Buena)

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Written by Oscar Hidalgo

Cinéfago demente

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