疯狂希莉娅 (Lu Lei, 2016) – 58 min. –
Mad Sheila (Titulo Internacional)
China lo ha vuelto a hacer.
Después de haber recibido una de las películas más épicas de la historia, Mad Max: Fury Road (2015), el gigante dormido decidió que no podía quedarse atrás. Que ya bastaba de hacer películas de artes marciales, dramas sobre la invasión japonesa o películas costumbristas que orbitan alrededor de un plato de comida.
En un mundo hundido en el postapocalipsis (otra vez, ya deberíamos hacernos a la idea e ir aprendiendo a hacer filtros de agua caseros), todo se ha dividido en bandas que se enfrentan entre ellas por el territorio y por el único recurso valioso, la fertilidad. Las bandas pelean por el control de las pocas mujeres fértiles que quedan sobre la capa de la tierra.
Shelia se transformará en moneda de cambio y objeto de caza por las diferentes bandas locales mientras ella evoluciona de víctima inocente a… víctima inocente, pero armada esta vez.
En un ambiente desértico y destruido, pero en el que la gente sigue disponiendo de teléfonos móviles y QQ (el equivalente chino del whatsapp), las armas improvisadas (soy fan de la pistola hecha con una lata de Coca Cola, o la hecha con los rieles de una cajonera) y las persecuciones en vehículos ridículos se irán sucediendo.
Es una película fiel a si misma. Cogen el concepto de ‘keep it cutre’ y no se separan de el ni un milímetro. La guinda es cuando al final te prometen que es parte de una saga.
Me imagino la reunión de producción: Estupendo, tenemos la gente, tenemos el talento, tenemos el arroz… Pero ¿cómo superar tal despliegue de molonidad? No podemos. Así que en palabras de Naranjito: «¡les adelantaremos por la derecha!», si no puedes hacerlo mejor, hazlo más cutre.
Hasta límites inauditos. Todo el vestuario esta sacado de tiendas del todo a 100. Se reconocen fácilmente sombreros, piezas de vestimenta, armas de plastiquete, etc. El paraíso para los fans del do it yourself, o del «haz tu película con el dinero que tengo en el bolsillo». Abunda el material sacado de Aliexpress, o de los contenedores directamente.
¿Y por qué verla entonces? Por las risas, porque ver tal despliegue de cachondeo y voluntad enfrentada a la realidad es siempre digna de aplauso. Porque por las actuaciones no será, ya os lo digo.
La persecución final es pura emoción, tensión, epicidad… a 10km por hora. La seguridad es lo primero.
Nota del autor:
6,0 █████ (Correcta)
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