Título original: Big Nothing
País: Reino Unido
Primera proyección: Reino Unido. 18 Nov. 2006 (Cardiff Film Festival)
Duración: 122 min.
Director: Jean-Baptiste Andrea
Guión: Jean-Baptiste Andrea, Billy Asher
“La gran nada” tiene algo. Contiene los elementos suficientes para entretener, crear sorpresa, no resultar aburrida ni previsible y se permite la licencia de cubrir bien el tiempo durante sus casi noventa minutos de duración. Es de esas pequeñas películas que, sin salir jamás de esa dimensión adjudicada, resultan livianamente diferentes y nada empalagosas, con un desarrollo austero, de estética fría, seca y deprimente pero auténtica. Para conseguirlo, el director francés Jean-Baptiste Andrea (“Dead End”, 2003) parece servirse de muchos recursos ya conocidos en el cine para agitar la coctelera y ofrecernos una comedia casi gamberra que no para de dar cosas nuevas a lo largo de su desarrollo. De alguna manera, ciertos desenlaces y escenas parecen inspirados en otras películas (desde la famosa cámara en el interior del maletero a lo Quentin Tarantino, hasta los recursos más disparatados y directos de la saga “Scream” de Wes Craven).
Su conjunto funciona como una entretenida comedia negra que sin resultar desternillante ni poseer el peso necesario para convertirse en una buena película, ofrece lo que parece prometer: nadie se embarca en este tipo de cintas creyendo que vaya a encontrarse una nueva forma de ver cine, sino simplemente de entretenerse y, de ser posible, echar unas risas.
La trama, ambientada en una pequeña localidad rural, nos habla de Charlie (David Schwimmer), un escritor en horas más que bajas que decide ponerse a trabajar como telefonista en una gran empresa (de esas en las que el empleado es una simple hormiga entre centenares de mesas, al estilo de lo que tan bien representó Billy Wilder en “El apartamento”, 1960) con la intención de sentirse algo útil en su hogar, pues hasta el momento el único sueldo que entra en la casa es el de su mujer, la detective de la oficina del Sheriff Penélope Wood (Natascha McElhone), quien se encuentra actualmente investigando los crímenes de un asesino en serie. Allí conoce a otro hombre frustrado, Gus (Simon Pegg), quien le invita a dar un cambio a su frustrante vida.
El elenco de actores no decepciona, y sus buenos nombres anticipan lo que después se convierte en unas más que correctas interpretaciones que saben salir muy bien del paso con la misión impuesta. David Schwimmer, el más que conocido Ross Geller de “Friends” (1994-2004) y capitán Herbert Sobel de “Hermanos de Sangre” (2001) hace muy buen trabajo con su personaje. Su expresión, entre incrédula y perdida, encaja muy bien en el rol de su enredado protagonista. Simon Pegg (“Arma Fatal”, 2007) encarna con gracia a ese tipo de personas llenas de historias y complicados tratos que proponer que siempre son capaces de cambiarte la vida para bien o para mal. Un simpático rol el interpretado por el británico. Pero si buscamos una gran actuación debemos desviar la mirada hacia a un gigantesco Jon Polito que da todo un histriónico pero efectivo recital con su alocado e imprevisible personaje. El de “Muerte entre las flores” (1990) es sin duda el que mejor trabajo interpretativo hace en la cinta, haciendo que su rol sea uno de los más atractivos de la misma. El resto del plantel cumple sin fisuras pero tampoco con demasiada brillantez.
¿Merece pues, ver “Big Nothing”? Si entre las opciones que tenemos sobre la mesa no nos decidimos por ninguna película en concreto, o si da la casualidad de que la citada obra está siendo emitida por algún canal de televisión, la opción puede dejarnos satisfechos. Buscarla única y exclusivamente para verla puede resultar un poco excesivo, aunque desde luego y como ya se ha mencionado en esta reseña, el entretenimiento está asegurado. Su baja nota se debe a que simplemente, no da para más, pero hace con muy poco lo que muchas otras películas desearían conseguir con inversiones millonarias, minutos de sobra y fanfarronadas varias.
Nota del autor:
5,0 █████ (Pasable)
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