Título original:Rocky
País: EEUU
Duración: 116 min.
Director: John G. Avildsen
Guión: Sylvester Stallone
Música: Bill Conti
Rocky no habla sólo del boxeo, sino del combate que todos mantenemos ante la vida. Su personaje es uno de esos humildes luchadores desconocidos que contemplan con tristeza el panorama sombrío que les rodea, aceptándolo y siendo conscientes de lo que pensaban eran sus limitaciones y en realidad eran puertas que pedían ser abiertas. Un poco de fe, un poco de amor o paz interior que ordene sus desconcertadas mentes y se lanzan al vacío de lo que puede ser el fracaso, pero también el éxito.
Rocky representa el poco estudiado estereotipo de personas que aún rebosando talento y posibilidades, entierran lo mucho que valen ante el nublado juicio de quienes les rodean, esos tipos que siempre tienen un “estás loco” en la boca cuando te decides a dar el primer paso de una arriesgada aventura. Sylvester Stallone dibuja con mucho tino un personaje entrañable, que tras su imponente aspecto alberga un corazón que no le cabe en el pecho y que a pesar de lo forzado de algunas situaciones (fulminante evolución de carrera) que apunta el guión, consigue afianzarse como un icono indispensable del boxeo en el cine. La película también recuerda un tema más recurrido, como es el hecho de toda esa cantidad de buitres que sólo aparecen cuando huelen el éxito cercano y que tan lejos vuelan de ti si no hay nada provechoso que puedan sacarte. Si hay un cine que te ayuda a crecer como persona o al menos recordarte una senda que debes explorar, esta película forma parte de esa selección, por levantarte de la silla y recordarte que espabiles, por su mensaje sincero y motivador, por lo mucho que se disfruta.
Nota del autor:
9,0 ████████ (Muy buena)
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