Peppermint Frappé (Carlos Saura, 1967) – 94 min-

Julián es un doctor con una vida cómoda. Vive solo, tiene un vehículo propio y su casita para pasar los fines de semana y vacaciones para relajarse. Tiene una bella y obediente enfermera llamada Ana, que le asiste y es apasionado de tomar licor de menta con mucho hielo picado (conocido como Peppermint Frappé). Pablo, su amigo de la infancia, regresa de un viaje con una bella esposa extranjera llamada Elena que causa un gran impacto en Julián.

Esta película sigue la estela de otras películas de los años 60 como El fotógrafo del pánico (1960), El coleccionista (1965) o Psicosis (1960). En las que se retrata a hombres solitarios y obsesivos que en su frustración buscan formas disfuncionales y violentas de aproximarse o destruir a su objeto de deseo.

En este caso, nuestro protagonista interpretado por el siempre excelente José Luis López Vázquez, nos revela retazos de su forma de pensar y de ser en comentarios y actos perfectamente colocados por la buena mano de Saura que tiene aquí una gran obra que no tiene nada que envidiarle a Vértigo (1958) con la que es muy comparada y que considero inferior, con toda sinceridad.

La película goza de una estética maravillosa que expresa ese contraste entre lo moderno y lo clásico. Encrucijada en la que está el protagonista. La chica a su lado, igual de bella y valiosa que la extranjera, de hecho mucho más respetuosa que la burlona foránea, es dada por sentada mientras su obsesión por la novedad y lo para él exótico, le arrastra a la locura, afectando a su vida y a la de Ana, que quiere adaptar y hacer parecerse a toda esa novedad sin entenderla.

Puede tomarse como un thriller psicológico tenso bien ejecutado y/o también una metáfora sobre el propio país o de hecho, muchos lugares de Europa bajo diferentes totalitarismos de distinto pelaje y vida difícil que desean olvidar ya sea sus traumas o esqueletos en el armario y abrazan cualquier cosa que venga sin pensarlo. Como por ejemplo, muestran en un tono más ligero en Good Bye, Lenin! (2003). Como bien dice Julián cuando enseña la ciudad a Elena: «La parte de arriba es más vieja y más bonita, pero todos prefieren vivir abajo».

Parece la predecesora en ese sentido de la excelente El jardín de las delicias (1970), donde Saura de nuevo, con un comedido y efectivo López Vázquez al frente. Juega entre el terror psicológico y la metáfora sobre la situación de un país. En este caso, dándole una vuelta, viéndolo desvalido, rodeado de buitres y con una pérdida de su autonomía en favor de cualquier interés menos el suyo mientras se aprovechan de sus traumas para desplumarlo.

Sin entretenerme más en otras obras de este gran director, el humor negro y el estilo que cala toda la película es exquisito, me ha resultado una gran sorpresa que he tardado demasiado en ver con el lado bueno de haberla experimentado por primera vez en pantalla grande.

La película está dedicada a Buñuel al que claramente referencia, que al final, el cine es un gran arte que practica mucha autofagia, unas veces con mejor gusto y creatividad que otras. En las dos películas que he mencionado veo ciertos puntos algo Lynchianos y otros que evocan a  Cronenberg, quizá Saura forme parte de su bagaje cinematográfico, quizá no, no importa demasiado.

Altamente recomendable.

8,0 ████████ (Muy buena)

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La película estuvo en cartelera desde el 16 de enero de 1967

TRÁILER:

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Written by Iris Martínez

Directora Adjunta

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