Pelo malo (Mariana Rondón, 2013) – 93 min.-
Bad Hair (título internacional)
El cine venezolano se ha caracterizado por mostrar constantemente la realidad que se vive en el país, situación que lo lleva a ser en muchos casos; terriblemente predecible y rutinario. Pelo malo la gran ganadora de la concha de oro del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, rompe grandes barreras y paradigmas en torno a su argumento, en un país en donde la intolerancia se ha vuelto protagonista del día a día de muchos venezolanos.
Mariana Rondón irrumpe con una historia profundamente humana, en donde se demuestra que el pensar distinto y ser diferente no es un problema; contrario a eso, es lo más hermoso que tiene el ser humano y lo hace ser único.
Junior (Samuel Lange) es un tímido niño caraqueño no muy diferente a todos los demás, a excepción de una sola cosa: su espeso cabello rizado. La inconformidad que mantiene con el aspecto de su pelo lo lleva a aventurarse en una serie de episodios, que tienen como fin; alisarlo para la foto de su escuela y llevarlo como un cantante de moda. Detrás de este aparente capricho; esta la búsqueda de una mayor aceptación y amor por parte de su madre Marta (Samantha Castillo) quien amargada por su situación de madre soltera, con escasos recursos económicos, rechaza constantemente a Junior llegando incluso a sospechar de su sexualidad.
Una niña del mismo barrio (Maria Emilia Sulbarán) es la acompañante de Junior en la mayor parte de la película, y sus largas caminatas y conversaciones juntos siempre derivan en el mismo objetivo: que Junior consiga el dinero para la foto de la escuela y encontrar una manera de alisarse el cabello.
Pelo malo abarca grandes complejidades del ser humano representadas por medio de un niño. El alto nivel de pobreza en donde se desarrolla la historia, está reflejado en la manera en como Marta tiene que tener sexo con su jefe, a cambio que éste le devuelva su puesto de trabajo. De igual forma tiene sexo regular con un individuo desconocido que se encarga de saciar sus bajas pasiones.
Por medio de su abuela (Nelly Ramos) Junior encuentra un cómplice para lograr su cometido, su abuela logra alisar la mitad de su cabello con un secador, y le muestra un traje blanco de gran parecido al que usaba el cantante Henry Stephen, y con la popular canción “Mi limón mi limonero” tocada en un antiguo tocadiscos, se inicia una preciosa secuencia en donde Junior aprende la letra de la pieza musical por medio de su abuela. Aquí se observa un claro guiño en contra del racismo por parte de Mariana Rondón al usar una canción de un famoso interprete afro-descendiente venezolano.
Existe una angustiosa escena en donde Junior y Marta desayunan juntos. Con gran frialdad, Marta le dice que se ira a vivir con su abuela que ella ya no lo puede seguir teniendo, el silencio y un ambiente tenso y sórdido, son suficiente para entender la relación que atraviesan una madre y un hijo, marcada por el distanciamiento y el rechazo, en donde el niño es solo una carga para la madre; pero la verdadera razón de ese desprecio infundado hacia su hijo, no es otra que el odio por querer ser diferente y no aceptar su cabello rizado. Como última opción le ofrece cortarle el pelo a cambio de quedarse con ella, allí Junior demostrará tener más corazón que su propia madre.
Existen muchas cintas que han retratado de manera acertada la pobreza y vida en Venezuela, Pelo malo da un paso más allá ahondando en lo profundo de nuestros corazones, y contando una historia de esas que muchas veces no queremos ver. Dos pilares fundamentales la elevan, como lo son: el racismo y la homofobia, grandes formas de discriminación que permanecen tan enquistadas en la sociedad actual que se vislumbra muy difícil poder superarlas en un futuro cercano.
Mariana Rondón en su tercer largometraje realiza un ejercicio fílmico esplendido, su cámara parece un mero espectador en el transcurrir de la historia, usa suaves movimientos y realiza largos planos para acentuar la intensidad del relato, el montaje lleva un ritmo desacelerado que logra encadenar cada plano, secuencia y escena de manera natural, transmitiendo un profundo respiro e inquietud hacia el espectador. La dirección de fotografía a cargo de Micaela Cajahuaringa plasma cada plano como si fuera una pintura, un hecho que seguro tenga que ver con la vena artística que trae de su padre el destacado pintor peruano Milner Cajahuaringa. Lo minimalista que resulta el film en muchas ocasiones, parece influenciado por grandes cineastas del movimiento neorrealista, llevando a cabo un cine social desprovisto de cualquier tipo de pretensión, solo con el fin de alcanzar y transmitir una realidad plausible por todos.
La historia escrita por la misma Mariana Rondón, es sencilla y a la vez penetrante, los diálogos son acertados y bien construidos, en muchas ocasiones se deja más a la interpretación de las miradas y al lenguaje corporal que a la palabra, la actuación de Samantha Castillo está bien lograda, y es la que más resalta de todo el reparto junto a Samuel Lange. “Mi limón mi limonero” y una canción de rock venezolano de los años 60 al final de los créditos, son la única banda sonora que acompaña a la película, dejando todo el resto a los sonidos de la cruda realidad de la ciudad como los disparos, el ensordecedor tránsito de la capital, y el ambiente característico de los barrios, dando paso al sonido “real” de todo lo que acontece en el desgarrador relato.
Pelo malo no es una película de entretenimiento como lo dijo en su momento Rondón. Es una película que invita a reflexionar, a autoanalizarse como ser humano, a aprender a respetar las diferencias en una época del país dura y grave, donde el rechazo y la discriminación abundan en cada esquina.
La directora lanza varios dardos que retratan a un país a flor de piel; la obsesión que se tiene muchas veces por la belleza, lo difícil que resulta sobrevivir cada día en Venezuela, el rechazo al pensar o ser diferente, la escases alarmante de empleo, los altos índices de violencia, la intolerancia que se ha convertido en la bandera que divide a un pueblo, generando grandes masas de odio nunca antes vistas, convierten a Pelo malo en un vivo retrato de la sociedad venezolana actual.
¿Cuántos llevamos un poco de Marta por dentro?, ¿Cuantos creemos como Junior que tenemos que ser diferentes para evitar el rechazo? ¿Cuantas personas se señalan a diario por pensar de manera distinta?, ¿A cuántos agredimos a diario a causa de la intolerancia? El racismo y la homofobia han sido dos de las plagas mundiales más grandes que han azotado a la humanidad desde sus inicios, Pelo malo nos invita a “cortar”, no nuestro cabello, sino nuestros prejuicios hacia quienes nos rodean, haciendo de este mundo un lugar más pacífico en donde todos podamos vivir bajo los mismos derechos e igualdades.
Distribuida en España por Abordar Distribución
Nota del autor:
8,0 ████████ (Muy buena)
Película estuvo en CARTELERA a partir del 14 marzo del 2014 (proyecciones limitadas)
Una crítica de HECTOR ROJAS | Colaboración enviada
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