On the Road (Walter Salles, 2012) – 137 min
Leí “On the road”, la novela casi autobiográfica de Jack Kerouac, hace más de diez años. Reflejaba el malestar de unos jóvenes, la llamada “generación beat”, que no encajaban en la moral estadounidense de los años cincuenta y buscaban su lugar en el mundo a través de la escritura, el uso de drogas y la libertad sexual. La película de Walter Salles (“Diarios de motocicleta”, 2004) adapta el gran referente literario del movimiento de forma poco satisfactoria.
Sal Paradise (Sam Riley, “Franklyn”, 2008), el alter ego de Kerouac, es un joven que acaba de perder a su padre. Una noche, estando junto a Carlo Marx, alias de Allen Ginsberg (Tom Sturridge, “Junkhearts”, 2011), conoce a Dean Moriarty (Garrett Hedlund, “Tron: Legacy”, 2010), un delincuente mujeriego que sobrevive sacando provecho de su atractivo y su facilidad para adueñarse de lo ajeno. Llevados por el carisma de su nueva amistad, el grupo de amigos emprenderá varios viajes a través de Estados Unidos y México en busca de su sitio en el mundo.
Si algo tiene el original de Kerouac es un retrato creíble de jóvenes que sienten una angustia vital por querer exprimir al máximo sus posibilidades y experimentar lo que ellos entienden que es la vida. Pero si bien la película se esfuerza en querer transmitir eso, nunca consigue meterte en ese juego. En su lugar, nos encontramos con unos personajes que se pasan el día hablando sobre teorías filosóficas trascendentales, yendo de fiesta a escuchar jazz y drogarse y buscando una mujer con la que compartir intimidad. Y por mucho que la voz en off de Sal repita una y otra vez lo angustiado que se siente, solamente ves a tipos pasándolo bien. Así que uno se acaba preguntando el porqué de su profunda infelicidad.
Viajes de un punto a otro, todos parecidos, para acabar en sitios casi iguales, ocupan el generoso metraje de 136 minutos prácticamente en su totalidad. Porque ese es un problema recurrente en toda la cinta: la sensación de bucle infinito que nunca avanza. Y claro, más de dos horas de algo similar, acaba llevando al tedio de forma irremediable. Y si la historia no camina, los personajes no evolucionan. Solamente lo hace Sal y en última instancia; eso sí, de forma digna y elegante, sin dar esas explicaciones obvias que antes se han estado ofreciendo permanentemente mediante voz en off. Y la verdad es que no entiendo cómo teniendo unos personajes que hablan tantísimo y según proclaman se muestran sinceros los unos con los otros, hay que echar mano cada poco de un recurso tan molesto.
Otro punto problemático es la facilidad con que se hacen amigos los unos de los otros, así como califican el comportamiento de los demás de loco o como hablan del suicidio propio como si no tuviese demasiada importancia. Que unos tipos que se supone que son artistas e intelectuales hablen de temas trascendentes de forma burda hace que se pierda la credibilidad en el drama que ellos mismos nos dicen que están viviendo.
Dean Moriarty, alias de Neal Cassady, merece capítulo aparte. En la novela de Kerouac tenemos a un joven carismático capaz de arrastrar a todo un grupo de librepensadores siendo un buscavidas que no tiene dónde caerse muerto. En la cinta que nos ocupa se queda a medio camino, y tratándose de un personaje tan difícil de comprender tiene por una parte mérito y por la otra sabe a poco. En cualquier caso nada que reprochar a Garrett Hedlund, que defiende muy bien lo que le dan.
Porque a favor de la película hay que decir que sus actores están, en general, muy bien. Salvan personajes que pretenden ser profundos pero que no tienen un calado emocional potente, y esa es tarea complicadísima. Aparte del mencionado Hedlund, Sam Riley está a la altura de su Sal Paradise, aunque éste pase la mayor parte del tiempo reflexionando o andando de un sitio a otro. Tom Sturridge encarna a un Carlo Marx que probablemente tenga los momentos interpretativos más brillantes de la cinta, sobretodo en los que habla de la búsqueda de su sexualidad y su modo de amar. Kristen Stewart (“Crepúsculo”, 2008) hace con su Marylou lo que puede, pues casi siempre resulta un bulto que Moriarty carga de un lado a otro o abandona según su conveniencia. Kirsten Dunst (“Spider-Man”, 2002) tiene en Camille un papel más agradecido del que no saca apenas provecho; simplemente está correcta. Y reseñar las pequeñas apariciones de Viggo Mortensen (“Promesas del este”, 2007) como Old Bull Lee, alias de William S. Burroughs, dotándolo de ternura y cierto misticismo trasnochado, y de Amy Adams (“The Master”, 2012) como su mujer, bastante pasada de vueltas.
El trabajo de dirección es ciertamente desconcertante. Inicia la película con planos cortos que llegan a resultar hasta incómodos, montados a un ritmo trepidante que no pega con la acción que estamos viendo. Y durante todo el metraje se salta de planos sin un criterio entendible. Incluso en un par de ocasiones hay saltos que parecen no respetar alguna regla básica de dirección. Es evidente que alguien tan profesional como Walter Salles ha rodado así por elección propia y obedeciendo a un criterio escogido, pero no consigue que se haga entendible para el espectador. A favor decir que logra una gran plasticidad en muchos planos generales de los paisajes de Estados Unidos y México, dando la sensación de haber encontrado postales que no solamente contienen belleza, sino que también expresan emociones.
Para cerrar, destacar la ambientación, muy lograda y que te mete de lleno en la época. Las localizaciones están bien encontradas y recrean con verosimilitud los años cincuenta. Además, contiene algunos conciertos de jazz que harán las delicias de los más amantes del género, tanto en el aspecto visual como en el musical.
Es una lástima que haya quedado una película floja. Un guión más potente que hubiese cuidado más a los personajes, junto a un criterio de dirección más sobrio probablemente hubiese logrado un resultado más disfrutable.
Distribuida en España por Wanda Vision.
Vista en PASE DE PRENSA el 12 de Abril de 2013 en los Cines Renoir Floridablanca
Nota del autor:
5,0 █████ (Pasable)
Película en CARTELERA a partir del 19 de Abril de 2013.
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