Título original: Nuovo Cinema Paradiso
País: Italia
Primera proyección: Italia, 29 Sep 1988 (Bari EuropaCinema Festival)
Duración: 123 min.
Director: Giuseppe Tornatore
Guión: Giuseppe Tornatore
Música: Ennio Morricone
“[…] Un nostálgico recorrido a través de toda una vida […] Es la respuesta a muchas preguntas, es una invitación a abrir los ojos definitivamente y dejarse llevar tanto por la magia del cine como la de la propia vida. Obra maestra […] Hace recordar, sufrir y disfrutar […]”
Ya han pasado años desde que tuve la maravillosa oportunidad de ver una de las películas más apasionantes, profundas y repletas de belleza visual, narrativa y melódica que jamás he podido contemplar. Un nostálgico recorrido a través de toda una vida, la de Salvatore Di Vita (al que llaman Totò), primero un niño revoltoso a la par que encantador, después un adolescente fascinado por el mundo que empieza a comprender el significado del amor, y luego un adulto de hipnótica mirada que refleja el brillo de todo lo que añora, esos recuerdos maravillosos de momentos que ya no volverán. En todas esas etapas el corazón que bombea sus historias es el cine, visto aquí como una religión, una devoción a la que te entregas simplemente porque crees en ella, una pasión imperecedera, un arte que nos recuerda que el ser humano, detrás de toda su inercia auto-destructiva es también capaz de regalarse uno de los medios de transmisión de historias y sensaciones más extraordinarios que existen.
“Cinema Paradiso” es capaz de introducirte ‘tanto y tan bueno’ en la piel de su personaje principal que puedes llegar a sentir como propia la evolución de su vida a través de todas las etapas vitales, sintiendo incluso -vista por un público joven- la perspectiva de un hombre cuyo blanco cabello delata sus años. Giuseppe Tornatore («La desconocida«, 2006) consigue mediante una magnífica dirección, trasladar a través del séptimo arte el verdadero sentido y auténtico valor de la vida, porque habla de toda ella de una forma anatómica y tocando prácticamente todas las vivencias más importantes que podamos llegar a protagonizar. El viejo cine de un pueblo de Sicilia (localizaciones llenas de belleza y encanto) se convierte en el epicentro y fábrica de emociones que transmiten todos los personajes que pululan por él. Lo divertido o entrañable se codea con lo más dramático, mientras un puñado de vecinos (inolvidables personajes culpables de todo tipo de anécdotas) se reúne semanalmente frente a su querida gran pantalla para transportarse a otro mundo a través de las películas que se proyectan, todas ellas sometidas a la censura que un capellán les aplica.
Conmovedora, llena de encanto y con un reparto inmejorable, “Cinema Paradiso” es la respuesta a muchas preguntas, es una invitación a abrir los ojos definitivamente y dejarse llevar tanto por la magia del cine como la de la propia vida. Obra maestra (y yo utilizo muy poco esta expresión) en la que su intensa concentración de emociones se va agitando durante todo el metraje para convertirse en un exquisito y oscarizado cóctel que nos hace recordar, sufrir y disfrutar. Phillippe Noiret (“El cartero y Pablo Neruda”, 1994) deslumbra con el desgarrador papel de Alfredo, encargado del cine del pueblo al que el pequeño Totò visita continuamente (escaqueándose del control de su madre), lleno de fascinación por todos los entresijos de la maquinaria cinematográfica. Es imposible no querer atravesar la pantalla para poder dar un gigantesco abrazo a su afable personaje. También rayan a grandísimo nivel los tres actores que dan vida al bueno del citado Totò, Salvatore Cascio («Están todos bien«, 1990), Marco Leonardi («L’ultimo padrino«, 2008) y el inmenso Jacques Perrin («La busca«, 1967).
Mención aparte (y todo lo especial que ésta pueda ser) para una de las bandas sonoras más prodigiosas que ha dado el cine (y LA música), a través de las partituras del inimitable genio italiano, Ennio Morricone («El halcón y la presa«, 1966). El tema principal es absolutamente maravilloso, trascendente por todo lo que transmite y se disfruta, pero el conjunto de la banda sonora al completo es una verdadera maravilla, tan inolvidable y envolvente como todas y cada una de las escenas que componen esta reliquia inmortal, con menos repercusión de la que realmente merece. Si el cine enseña, si del cine se aprende, esta ha sido una de las películas más didácticas que he podido encontrar, pues con ella no sólo empecé a comprender el cine, sino que también aprendí a vivir.
Nota del autor:
10 ██████████ (Obra maestra)
COMENTARIOS DEL EQUIPO LGE
Miquel Alenyà
El film uma drama, comedia, romance y análisis social. Se divide en tres partes bien diferenciadas. Narrada mediante un largo flashback, que abarca la primera y segunda parte, el film explica de manera detallada y minuciosa una historia emocionante y enternecedora. Suma la sobriedad y sinceridad del neorrealismo y el humor y gracia de la comedia italiana. La evocación de la infancia y juventud se presenta sazonada de nostalgia y humor a partes iguales, mientras en el tramo final el relato eleva el tono melancólico y se reviste de aires melodramáticos. Muestra con horror la frecuencia y rigor de los castigos corporales que recibían los niños, en casa y en la escuela, en los años 40 y 50. Presenta una galería de personajes populares sencillos, cálidos y entrañables, que definen la manera de ser, pensar y comportarse de los habitantes de la localidad y de los espectadores del cine. Entre el público hay chiquillos alborotados, jóvenes en busca de novia, madres que dan el pecho a bebés, aficionados que se saben de memoria los diálogos, parejas que se acarician, chavales que se masturban, chicas engalanadas en busca de marido, mayores que se duermen, etc. El público asiste activamente mediante ruidosas quejas por los cortes, ovaciones al héroe, risas sonoras, etc. En los años 40 y 50, antes de la proliferación de la televisión doméstica, las salas de cine de pueblo eran, después de la Iglesia parroquial, el principal referente formal de reunión, encuentro, convivencia, conversación, comunicación, exhibición y demostración pública. La obra destila amor al cine y a su universo de estrellas, títulos famosos, mitos, historias, fascinación y magia. Además de fuente de entretenimiento y felicidad, el cine es, para el autor, fuente de conocimiento y medio de aprendizaje. La película apuesta por valores como la fuerza de voluntad, la amistad, las capacidades de las personas con discapacidad, las relaciones intergeneracionales, la lucha contra el conformismo, los afanes se superación y realización, etc. Celebra la amistad, la infancia, la juventud, la fiesta, la alegría de vivir, etc. La música, de Ennio Morricone, ofrece una banda sonora admirable. Film entretenido y fascinante. Clásico moderno del cine italiano. 9.
Deja una respuesta