LGEcine | La casa del tejado rojo (2014)

Título original: 小さいおうち (Chiisai Ouchi) / The Little House (Título internacional)
País: Japón
Primera proyección: Japón, 25 Ene. 2014
Duración: 136 min.
Director: Yôji Yamada
Guión: Yôji Yamada, Emiko Hiramatsu (Novela: Kyôko Nakajima)
Música: Joe Hisaishi
Género: Drama. | Familia. Siglo XX.
Reparto: Satoshi Tsumabuki, Chieko Baishô, Takako Matsu, Haru Kuroki, Takatarô Kataoka, Kazuko Yoshiyuki, Yui Natsukawa, Yukijirô Hotaru, Takashi Sasano , Hidetaka Yoshioka, Tomoko Nakajima, Nenji Kobayashi, Shigeru Muroi

“[…] Una emotiva historia de amor, que roza el límite de lo sensible, pero acaba saliendo airosa gracias a la sutileza con la que está contada […] Quizás peca de demasiado clasicismo, encajada dentro de unas pautas muy establecidas que le restan espontaneidad […] «

El prolífico director japonés Yôji Yamada, con 84 años y el mismo número de películas en su haber, es conocido entre otras cosas por ser el artífice de la serie cinematográfica más larga de la historia, Tora-san, o por la Trilogía del Samurai, ya en el siglo XXI. Pero a los menos iniciados, quizás sobre todo les venga a la cabeza Una familia de Tokio , su particular revisión modernizada del clásico de Yasujiro Ozu Cuentos de Tokio (1953), estrenada en España a finales de 2013. Al año siguiente, Yamada participó en la Sección Oficial de la Berlinale con su trabajo inmediatamente posterior, La casa del tejado rojo, que obtuvo el Oso de Plata a la mejor actriz, y que ahora llega también a los cines de nuestro país.

En el filme al que nos referimos, Yamada vuelve a centrarse en algunos de sus temas predilectos, como la familia, la pérdida o el amor, desde un punto de vista nostálgico y más melancólico que el de su anterior película. Así, la muerte de una mujer desencadenará en su sobrino predilecto el deseo de conocer su historia, a través de una biografía que ella misma escribió. Ese relato nos sitúa en el Japón de los años 40, en torno a la Segunda Guerra Mundial, a través de los ojos de la protagonista, entonces una joven criada de una hermosa y moderna vivienda, y del triangulo amoroso en el que se ve envuelta. Un trabajo de sentimientos muy contenidos, que va saltando de forma constante del pasado al presente, y al que le cuesta avanzar de manera fluida, pero nunca se sale de los parámetros de la narración convencional.

La película se desarrolla casi exclusivamente en interiores, prácticamente todos en la casa del título, dejando los acontecimientos históricos en un segundo término, como catalizadores que afectan de forma directa a las situaciones por las que pasan los personajes. Yamada se recrea en su gusto por los elegantes planos estáticos, aunque en esta ocasión se acerca en algún momento a las protagonistas con cámara en mano. El estilo pausado ayuda a potenciar la cuidada recreación de época de los flashbacks. Acompaña las imágenes la banda sonora del mítico Joe Hisaishi, que funciona especialmente bien con los temas cortos que son solo pinceladas para ambientar.

Estamos ante una historia en la que la importancia recae sobre dos mujeres, la criada Taki, encarnada de joven por Haru Kuroki (que fue la ganadora en Berlín) y de anciana por Chieko Baishô, y la dueña de la casa, Tokiko, a la que da vida Takako Matsu, que es quien tiene un arco dramático más desarrollado. El tratamiento de los personajes masculinos es más plano, como ocurre con el de Itakura (Hidetaka Yoshioka), demasiado estereotipado como joven y sensible artista. Sin embargo, cabe destacar a las interpretaciones de dos actores que también sobresalían en Una familia de Tokio, Satoshi Tsumabuku como el sobrino de Taki, y Isao Hashizume en una breve aparición como su primer empleador.

La casa del tejado rojo es una emotiva historia de amor, que roza el límite de lo sensible, pero acaba saliendo airosa gracias a la sutileza con la que está contada. Quizás peca de demasiado clasicismo, encajada dentro de unas pautas muy establecidas que le restan espontaneidad. Sin embargo, se agradece que el director se acerque a temas complejos, y lo haga desde el respeto y la sencillez. Un director que, por cierto, ya ha puesto dos largometrajes más en marcha después de éste. Buena noticia, parece que seguimos teniendo Yamada para un tiempo.