Thunderbolts* (2025): ¿Estamos de vuelta…?

Marvel y yo, últimamente, teníamos una relación en piloto automático. Yo seguía yendo al cine más por inercia que por ilusión. Como cuando sigues quedando con alguien con quien ya no tienes nada que decirte, pero te resistes a cerrar la historia. Supongo que por nostalgia. Por lealtad. Porque durante más de una década, Marvel fue casa, fue ritual, fue magia. Pero desde hace tiempo… todo era ruido. Todo era producto. Todo era promesa vacía.

Thunderbolts no tenía por qué ser diferente. Una alineación random de personajes reciclados, secundarios de otras pelis, caras conocidas metidas con calzador, y ese tono de “esto te va a importar mucho porque lo dice el tráiler”. Confieso que entré en la sala más por compromiso profesional que por ganas reales. Y, sin embargo, algo pasó.

No, no fue un milagro. No es Infinity War. No es Civil War. Ni siquiera es Guardianes vol. 1. Pero Thunderbolts tiene algo que muchas pelis recientes del UCM han perdido: intención. La intención de contar algo. De conectar con el espectador no solo a base de cameos o referencias, sino a través de algo tan básico y tan poderoso como una historia bien contada.

La primera hora cuesta. Y eso hay que decirlo. Tiene ese arranque sobreexplicado y un poco asfixiante que Marvel arrastra desde hace años. Mucha prisa por presentarlo todo, muchos diálogos llenos de datos pero vacíos de emoción. Los chistes, como siempre, van por cuota. No molestan, pero tampoco suman. Y hay una sensación de déjà vu constante, como si ya hubieras visto esta estructura, este tono, estos giros… demasiadas veces.

Pero entonces algo cambia. Poco a poco, sin hacer ruido, la película empieza a respirar. Empieza a mirar a los personajes en lugar de usarlos como piezas de un tablero. Y ahí es donde Thunderbolts encuentra su voz. No es una voz épica. No es grandilocuente. Pero es humana. Y después de tanta pantalla verde y tanto CGI sin alma, eso ya es una victoria.Los personajes—algunos de ellos muy maltratados por otras entregas—empiezan a mostrar grietas. Dudan. Se contradicen. Se equivocan. Y en ese desorden aparece lo interesante. Porque cuando el héroe perfecto deja paso al ser humano roto, el espectador se acerca. Y por primera vez en mucho tiempo, yo me acerqué.

La segunda mitad de la película es, directamente, buena. Tiene tensión, tiene momentos visuales potentes, y sobre todo tiene consecuencias emocionales. No por lo que significa para el universo compartido, sino por lo que representa para los personajes. Porque sí, Marvel, no se trata de lo que viene después. Se trata de que lo que estás contando ahora importe.

Hay escenas que duelen. Hay silencios que dicen más que cualquier diálogo ingenioso. Y hay una mirada—sí, tú ya sabes cuál—que vale por toda la fase 4 entera. Esa mirada que te dice “aquí hay verdad”. Y lo agradeces. Muchísimo.Thunderbolts no es una obra maestra. Tiene problemas de ritmo, momentos forzados y alguna secuencia de acción que parece hecha por cumplir. Pero tiene alma. Tiene corazón. Tiene ganas. Y eso, en 2025, dentro del universo Marvel, es casi una rareza.

Salí del cine en silencio. No tenía ganas de tuitear, ni de ponerle nota, ni de buscar el final explicado en YouTube. Solo tenía ganas de quedarme un rato más con esos personajes. Con su caos. Con sus heridas. Y eso, viniendo de una franquicia que últimamente parecía solo interesada en venderte lo que viene, me pareció un regalo.
Marvel, aún no te perdono todo. Me has hecho tragarme demasiados fuegos artificiales sin emoción. Pero si Thunderbolts es el principio de un nuevo rumbo, si de verdad estás intentando volver a mirar a los ojos a tu público, entonces cuenta conmigo. Una vez más.

Como con esas relaciones que han tocado fondo, pero aún guardan algo. Una chispa. Un gesto. Un recuerdo que vale la pena rescatar.

Y hoy, por primera vez en mucho tiempo, esa chispa ha vuelto a prender.

Distribuida en España por WALT DISNEY STUDIOS

Nota del autor:

7,0 ██████ (Buena)

Película en CARTELERA desde el 30 de abril de 2025

TRÁILER: