La gran escapada (2023): El cierre perfecto

Un veterano de la Segunda Guerra Mundial se escapa de su residencia para unirse a sus compañeros en una playa de Normandía para conmemorar los 70 años del día D.

Cuando anunciaron que esta era la última película de Michael Caine algo dentro de mí se rompió por completo.
Michael Caine me ha acompañado durante toda mi vida de una manera u otra, ha sido Alfred en la trilogía del caballero oscuro, un seductor profesional en un par de seductores, un psiquiatra consejero en Vestida para matar y un doctor en astrofísica en Interstellar por poner algunos ejemplos, que por alguna razón u otra tengo muy presentes.

El talento de Caine es y ha sido verdaderamente espectacular. Sus actuaciones han sido un gozo para nuestros sentidos y su personalidad ha logrado llenar las salas en muchísimas ocasiones.

Que una personalidad como él haya decidido, muy a nuestro pesar, abandonar la pantalla para poder tener un retiro digno, es algo que duele aceptar, pero que, por otra parte, debemos agradecer. Michael Caine ha sido un referente, un grandísimo actor y sobre todo un enamorado, como nosotros, del séptimo arte.

Después de este pequeño escrito alabando la figura del famoso actor, toca hablar de su última película: La gran escapada. Vamos a ello.
Dirige Oliver Parker, realizador de películas infames como la versión de El retrato de Dorian Gray del 2009, Johnny English Returns y de otras películas que están realmente bien como La importancia de llamarse Ernesto y Un marido ideal.

Una de cal y otra de arena estaréis pensando. Bueno, digamos que sus últimos proyectos son los poco dignos y que sus primeros largometrajes son los realmente buenos. Me daba un poco de miedito saber que la última película de dos grandes actores como Michael Caine y Glenda Jackson, quedaba en manos de un director que no me hacía especial gracia.

Sinceramente y hablando con el corazón en la mano, La gran escapada me ha parecido una película bonita, tierna y muy amable de ver. De hecho no se parece en nada a lo que el director ha ido haciendo durante toda su carrera así que parecía que estuviera viendo una película totalmente distinta a la que me esperaba. Y eso es un punto a favor.Cierto es que el peso de la película lo llevan sus dos protagonistas, nuestro adorado Michael Caine y nuestra querida Glenda Jackson que nos brindan unas actuaciones preciosas llenas de amor que hacen que ver la película sea una delicia.

La película trata de una manera especial y conmovedora el saber hacerse mayor, el amor verdadero y el valor de la amistad. Todo esto acompañado de una banda sonora preciosa del compositor Craig Armstrong que nos mete por completo en su historia y sus personajes.

Es divertida, es bonita, inesperada y funciona muy bien en prácticamente todos sus aspectos. Ver a estos dos titanes de la interpretación acabar su carrera juntos y de esta manera me parece el acto de amor más bonito que uno pueda hacer a algo a lo que se le ha dedicado la vida entera en cuerpo y alma.Id a verla, disfrutad de ellos una última vez. Sonreídle a la pantalla, mirad como hablan con solo sus miradas, acercaos a la historia que cuentan y sobre todo sentidla muy dentro de vosotros. Dos grandes abandonan las pantallas y han dejado un legado absolutamente increíble detrás de ellos. Se lo debemos.

Gracias a Michael y Glenda. Le habéis dado un poquito de color a mi vida desde hace muchos años. Os echaremos mucho de menos.