Fuerza bruta: sin salida (2023): El hombre del que aprendió Bud Spencer

Historia policial en la que un alijo de drogas de origen japonés es perseguido por un policía de métodos muy expeditivos. Mientras tanto un grupo de policías corruptos y la misma yakuza intentarán hacerse de nuevo con el botín.

Gran película de acción policial que sabe combinar a la perfección la comedia y el salvajismo más primitivo. Una nueva droga, combinación de anfetamina y cocaína esta arrasando entre la juventud y generando millones de beneficios. La policía esta intentando descubrir su origen como sea para cortar la operación, pero los criminales, conectados con la mafia japonesa, se han mostrado opacos a cualquier intento de infiltración, con un nivel de profesionalidad por encima de lo que debería ser normal.

Una trama que se desenvolverá en tres líneas paralelas. La investigación policial llevada por nuestro protagonista. La llevada a cabo por la mafia japonesa, que aún siendo la menor, lo compensa con amplio salvajismo. Y por último, la llevada a cabo por el policía de la división antidroga, que compensa ser el villano con amplio carisma y eficiencia.

Película larga, por el hecho de mantener las tres historias convergentes entre sí. Pero que se compensa con un buen ritmo y las carcajadas que se producen de forma abundante en toda la película. Sea por los chistes constantes y las chanzas, como por la comedia que se produce durante los combates.Siendo uno de los principales atractivos los combates que se producen, por lo brutal. Siendo los del protagonista algo tan aberrante que se acercan a lo cartoonesco. Y eso que el protagonista demuestra que en la realidad tiene muy buena técnica, con movimientos muy cuidados (especialmente las esquivas y los desplazamientos que tiene) que lo acercan a combates de MMA. Pero los efectos, los efectos son simplemente espectaculares llegando a producir el pasmo entre la audiencia que decide aceptar esa fantasía desde el primer minuto. Aceptando esa fantasía por ser el protagonista.

Siendo los combates de los villanos vistos desde otro prisma completamente. Ellos no pueden hacer uso de la fantasía y se van al espectro del realismo. Siendo los mejores los de la banda japonesa, repartiendo el peso entre unos verdaderamente bellos cuerpo a cuerpo y otros usando una katana en espacio cerrado (algo totalmente no eficiente, salvo que seas el villano). Cortos y sanguinarios. Muy muy buenos para ponerse en el lado opuesto del espectro de la violencia en esta película.Muy importante que tengamos en cuenta que a la hora de combatir, en las películas coreanas no se estila el uso de armas de fuego. Luchando la policía con porras (o directamente con la mano abierta, no en vano tienen universidades de tae kwon do en el país) y los villanos con cuchillos (lo que nos lleva a ver en el cine que los coreanos tienen 8-10 litros de sangre por lo menos). Siendo el villano, al llevar katana, un nivel superior de amenaza y peligro.

La historia en sí, digamos que es simple como las amapolas, lo que nos da completamente igual, como debe ser, ya que aquí hemos venido a un cine que desde el principio ha sido sincero y nos ofrece entretenimiento puro y duro con enfrentamientos entre el bien y el mal.Una trama soportada por el buen hacer de los actores, con un papel destacado para los dos villanos, el lider de la banda japonesa Munetaka Aoki (lo habréis visto en la saga de Kenshin interpretando a Sanosuke) y al líder de la sección antidroga Lee Jun-hyuk (que lo habréis visto en Along with the gods, Encontré al diablo o Dark hole). Siendo este último el mejor intepretativamente haciéndole un gran contrapunto actoral a Ma Dong-seok (porque físicamente ni de broma). Dejándonos para el final a nuestro adorado protagonista (que aunque aquí se nos dio a conocer en Train to Busan, ya llevaba muchas películas a sus espaldas, como Kundo: Age of the rampan). Actor del que aprecio cada vez más el nivel de registros de interpretación que tiene y que es capaz de mantener un fino nivel de comedia y acción durante toda la película para nuestro mayor divertimento. Y que solo a base de carisma personal hace de esta película algo grande.
Podríamos decir, y digo, que lo más importante de esta película es el actor principal. Pero sería un error, este film es un regalo para la vista y al genero de acción gracias a uno de los papeles menos reconocidos. El experto de efectos de sonido y el encargado de la banda sonora. Gracias al primero podemos decir que cualquier pelea, cualquier movimiento, tiene la fuerza del desplazamiento de una capa tectónica y que cuando un puño impacta, mejor olvidar al que lo haya recibido, esta roto junto con su alma. Apareciendo directamente en el infierno sin tener una explicación. Llegando a momentos verdaderamente majestuosos, como cuando el protagonista da bofetadas que simplemente parece que haya caído una bomba o cuando impacta un puñetazo en la pelea final y se jacta de cuantas costillas se han podido romper, solo por el sonido. Y nuestro encargado de la banda sonora, capaz de ir acompañando todo el metraje tranquilamente, negándose a poner música en las peleas, para en el último combate poner un furioso rock & roll.

Siempre insisto en que las bandas sonoras son importantes para hacer grandes películas. Pero en esta, sin los efectos de sonido, nos quedaríamos en nada.Tenemos ante nosotros a una muy digna tercera parte que ha decidido aumentar el nivel de comedia y de acción.

Película muy recomendable si te gustan las tortas que hacen temblar hasta el misterio o que se limpien comisarias durante los interrogatorios.

La frase: «Yo me encargare de traerte un abogado, te lo presento ahora mismo» (mientras mira hacia su propio puño).

La escena: La primera entrada de Ricky en la guarida de los traidores.

Vista con PASE DE PRENSA en el Festival Internacional de Sitges 2023