Blue Velvet (David Lynch, 1986) – 120 min
La vida puede ser un lugar en el que nacer, vivir y morir. O un espacio temporal lleno de sensaciones y experiencias positivas y negativas en el que convivimos personas de la más dispar condición humana, social, ideológica o racial. Algunos tenemos sentimientos, soñamos y padecemos. Otros son capaces de alcanzar el más alto nivel de crueldad y perversidad posible, sin llegar a ser tocados por los remordimientos. Caminamos por un mundo de injusticias que se suceden diariamente, quedando el más desfavorecido casi siempre en el peor lugar, como si fuese arrastrado por la corriente, y el más hijo de puta de la tierra rodeado de los más inmerecidos beneficios. En esta película tendremos la oportunidad de conocer a los dos bandos desde una perspectiva misteriosa, mágica y cargada de belleza, fruto de la excelente dirección del inimitable y característico David Lynch («Mulholland Drive«, 2001), admirable realizador que se consagraría en sus funciones el mismo año de la producción de esta cinta. Tras un guión de apariencia convencional, se esconden más interpretaciones y reflexiones de las que podamos palpar a primera vista, hablándonos esta historia de la vida, la muerte, la amistad y el amor desde una perspectiva que sólo Lynch consigue encuadrar, llena de metáforas, detalles e introspección, y rodada de un modo que transmite paz y armonía.
Se abren las puertas de dos espacios diferentes -divididos por una línea muy estrecha- en nuestro planeta, el de las buenas personas y el de los seres inmundos, sin necesidad de recurrir al retrato más fiel de estos acontecimientos pero tampoco sin utilizar artificios que sumen demasiado melodrama a la cuestión.
El argumento se desarrolla en la ciudad de Lumberton (Carolina del Norte, EEUU), una pequeña localidad maderera que se presenta desde unos magistrales títulos iniciales en los que se esboza la felicidad de sus habitantes al ritmo de la canción que da nombre a esta película, “Blue Velvet”, de Bobby Vinton, bajo un cielo que brilla y transmite paz y prosperidad. Después, la cámara desciende hasta los infiernos, un jardín que bajo su verdoso y reluciente manto de césped cobija miles de cucarachas y otros desagradables insectos, que terminan siendo testigos del infarto que sufre un hombre mientras regaba felizmente sus plantas. Esta mordaz metáfora es la «línea estrecha» que divide los dos espacios que he mencionado al inicio de este párrafo. Ingresado en el hospital, el hombre recibe la visita de su hijo, Jeffrey Beaumont (Kyle MacLachlan), quien de regreso a su casa se entretiene en un descampado en el que acaba encontrándose una oreja humana. La recoge y la lleva a la comisaría local, atendido por Williams (George Dickerson), un detective amigo de su padre. Jeffrey, interesado por el caso, acude a la casa de Williams, lugar en el que conoce a la encantadora hija del policía, Sandy (Laura Dern), con quien termina haciendo amistad. Ambos, empujados por su curiosidad y espíritu adolescente deciden investigar por sí mismos el crimen, adentrándose en un recóndito mundo lleno de sombras, intriga y peligros.
No soy amigo de las comparaciones, pero a veces éstas son inevitables. Su trama me trae el recuerdo de la excelente obra de Alfred Hitchcock, “La ventana indiscreta” (1954), en la que como aquí, sus dos protagonistas (y muy especialmente el masculino) se meten donde no les llaman con la intención de descubrir lo que a sus ojos merece ser destapado para solucionarse. La comparación entre ambas es sólo argumental, pues el espíritu y la intención de las dos citadas es considerablemente distinto.
Kyle MacLachlan, que apenas unos años más tarde haría el papel de su vida junto al mismo director de esta cinta en la emblemática “Twin Peaks” (1990), encarna con desparpajo y calidad al protagonista de este Terciopelo azul, dibujando una gran expresividad que transmite la fascinación de su personaje. Laura Dern, «Corazón salvaje«, (1990) con un papel de menor importancia consigue condensar en su rol una fuerte carga de emotividad, nacida principalmente de dos espléndidas escenas que la susodicha protagoniza (en una de ellas se habla de los sueños, algo que fascina a Lynch y a lo que siempre da importancia el realizador en sus producciones). Isabella Rossellini «Corazones enfrentados» (1998), en el papel de la enigmática cantante Dorothy Vallens, da todo un recital desde su afligido personaje: está espléndida. Dennis Hopper «Paris Trout, (1991) retrata la cara perversa y malvada de esos dos mundos que comentaba: su despreciable y fetichista personaje es arrollador y terrorífico, impulsado desde una interpretación de gigante, completamente imprescindible en esta cinta. He quedado muy impresionado con su excepcional trabajo.
La banda sonora acompaña la ironía de este argumento desde la calidad de los compases de Angelo Badalamenti, compositor que firmaba su primera colaboración con David Lynch, una unión que se prolongaría hasta tiempos actuales. Temas añadidos como el ya mencionado “Blue Velvet” o el “In Dreams” de Roy Orbison (aparecido en una pintoresca pero maravillosa escena protagonizada por Dean Stockwell) se alternan con los originales escritos por Badalamenti, como la celestial, preciosa y extraordinaria “Mysteries of Love”, que se reproduce en dos versiones: la cantada por una divina Julee Cruise que ejecuta una de las canciones más bonitas que se puedan escuchar jamás, y la instrumental. También destaca el “Blue Star” con voz de la propia Isabella Rossellini. El resto de la banda sonora se compone de partituras clásicas (recuerdan mucho al cine de los 40-50), misteriosas y palpitantes. No es ningún secreto que la fusión de David Lynch y Angelo Badalamenti siempre desemboca en una excelente utilización de la música sobre el carácter de una película, siendo éstos el dúo más efectivo en este apartado. Cada nota, cada partitura, se funde con maestría sobre la escena que debe acompañar, haciendo de esta unión una magnífica lección de cómo transmitir al espectador toda una serie de emociones que se convierten en momentos inmortales, pasajes imprescindibles resaltados por otra mención técnica: la buena fotografía de este film.
Hemos podido leer en innumerables críticas, reportajes y publicaciones que la película de David Lynch puede, como todas las suyas, interpretarse de varias formas. Generalmente, quienes escriben coinciden en remarcar que una de las cosas en las que más ahínco ha hecho el director es en la reprobación del famoso “sueño americano”. Señores, estoy harto de que en cada película, por muy norteamericana que sea, se deje la pelota en el tejado de los estadounidenses. Por mucho que en Europa, toda América, Asia, África o el más allá, seamos unos desgraciados, siempre terminamos hablando del “sueño americano”, aireando quienes así lo sienten, sus ansias anti-americanas. Lo que el cine representa, a no ser que haga una alusión directa e inamovible sobre una determinada cuestión que tiene muy limitada su geografía, no tiene barreras. Y la crítica puede extenderse a todos los lugares del mundo. No me creo que sólo hayan buenos y malos en Estados Unidos. Por cierto, el “sueño americano” persigue la igualdad de oportunidades y la libertad de los ciudadanos, así como la prosperidad (generalmente familiar) de los mismos con independencia de su condición social. ¿Hay alguien en algún rincón del mundo que no persiga esto?.
Gran película llena de reflexiones, matices, preciosas escenas, magnífico cine, tensión, magia, espíritu e ilusiones, y también de desasosiego y lecciones sobre la vida. Nos recuerda el horrible mundo que habitamos pero nos transmite la esperanza para cambiarlo desde nuestras acciones. Puede no ser, exactamente, una oda a la paz, pero al menos lo parece, a pesar de su lenguaje satírico y punzante. Invita a vivir en plenitud.
Nota del autor:
9,0 █████████ (Excelente)
TRAILER VOSE:
Comentarios del equipo LGE
Miquel Alenyà
“[…] Cuarto largometraje de David Lynch, es una de sus obras más personales […] Se sirve de elementos del cine negro y surrealistas para ofrecer una representación de la irrealidad, que sirve al autor como medio para desvelar el mundo turbulento, oscuro y perverso que se oculta tras las apariencias plácidas de la vida en una pequeña ciudad […] Película oscura, misteriosa e inquietante […] Hace un recorrido minucioso por el submundo del crimen, el vicio y la delincuencia. Añade una descripción sobrecogedora de la crueldad, la locura y la depravación humana […] Retrato sobrecogedor del horror y del espanto que conviven ocultos junto a la placidad de una de las localidades más tranquilas del país […] Perturbador viaje a las tinieblas que anidan en las profundidades del alma y del corazón. El trayecto lleva al espectador a un estado onírico e irreal donde todos es posible, nada es definitivo y casi todo es inexplicable […] Film de culto, clásico del cine contemporáneo. Una de las obras emblemáticas del cine americano de los años 80 […]” Nota: 8.
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