Amar (2017): Los amores enfermizos de juventud

Esteban Crespo, ganador de un Goya al Mejor Cortometraje en 2014 y además nominado al Óscar, se atreve a llevar a cabo un homenaje al primer amor, a ese amor loco de adolescencia que todo el mundo ha tenido. Se fue de vacío en el Festival de Málaga de este año pero no por ello deja se ser una obra menor.

El argumento es sencillo:  Laura (María Pedraza, protagonista de la serie de televisión La casa de papel) y Carlos (Pol Monen, Pasaje al amanecer, 2017) son dos jóvenes adolescentes que se quieren con locura pero ese amor tan grande que profesan será el causante de una relación con muchos altibajos, que provocará la ruptura del mismo, con la misma intensidad que cuándo empezó. En dicha historia podemos ver como los roles de los protagonistas se van intercambiando, primero la posición dominante la lleva uno, luego el otro, con una gran montaña rusa de emociones y de sensaciones, muy característica de este tipo de amores.

Podríamos decir, entonces, que el tipo de narración está en total concordancia con los sentimientos de los personajes. Ellos dos son los principales focos de atención durante todo el metraje, aunque si tuviéramos que decidir cuál de los dos es realmente el protagonista de la historia es Laura. Ella es la que lleva la carga dramática de la historia y además de sobrellevar la relación con su novio, también tiene que hacer frente a su conflicto familiar con sus padres separados y sus respectivas parejas, además del instituto y las amigas.

Durante la primera parte del film, los colores tienden a ser claros y brillantes, cabe destacar el primer fotograma de la escena inicial en el que vemos el resto de ambos, mirándose, sin hablar, bajo un fondo blanco y reluciente, casi celestial, que hace alusión al momento idílico que vive la pareja. Esos colores se irán apagando según avanza el final hasta llegar a tonos grisáceos, tenues e incluso negros. De este modo comprendemos que ese momento idílico ha terminado y damos paso a la cruda realidad, a la desesperación. No obstante, también es un canto a la esperanza y a la vida, nada se va por perdido en esta película y da lugar a segundas oportunidades.

La forma de narración, casi poética, hace de esta obra una maravilla. Para algunos podrá parecer simplona o incluso carente de significado pero si se mira con atención y leemos entre líneas puede sorprendernos, igual que sus actores casi noveles que hacen un excelente trabajo interpretativo.

Una buena opción en la cartelera. Para amantes y nostálgicos de ese primer amor de juventud.