Sing Street (2016): Encuéntrate a ti mismo en la música ochentera

Saliéndome un poco de las críticas de cartelera, siento la necesidad de escribir sobre la mejor película que he visto (de momento) en este 2017. Y aunque Lala Land eclipsara en parte la pasada ceremonia de los Oscars, ninguna de las películas nominadas me ha hecho desconectar (¡ni bailotear!) de esta manera.

En la última del irlandés John Carney (Once, 2007), Conor (Ferdia Walsh-Peelo, en su primera película) es trasladado de colegio por apuros económicos de unos padres a punto de divorciarse (Aidan Gillen,  el intrigante «Meñique» de la maravilla de la HBO Juego de Tronos, 2011), con Maria Doyle Kennedy (Orphan Black, serie de TV, 2013). En el Dublín del año 1985, con unos sueños de ser músico profesional, Conor decide formar una banda  -de nombre Sing Street en honor a su odiado colegio de curas, Synge Street- con el fin de conquistar a la chica, una enigmática modelo de nombre Raphina (Lucy Boynton, Ballet Shoes, 2007).

Tanto este joven actor como Mark Mckenna (también en su primer film), lo bordan. En papeles de adolescentes que no encuentran su sitio y como músicos, demostrando talento y canciones de Duran Duran y The Cure, sobreviviendo a matones, a familias desestructuradas y a esos duros años a los que no querríamos volver.

 Con unas voces dignas de la mejor banda sonora de los años ochenta, Conor es retratado como un Billy Elliot con un acento mucho más marcado y un aire bastante más futurista.