Título original: Torrente 4: Lethal Crisis (Crisis letal)
País: España
Primera proyección:
España, 11 Mar. 2011
Duración:
83 min.
Director:
Santiago Segura

Guión: Santiago Segura

Es la lluviosa noche del viernes 11 de Marzo de 2011, y me encuentro ante las puertas del panteón cinéfilo que Kinépolis tiene instalado en la Ciudad de la Imagen (Pozuelo de Alarcón, Madrid). Al entrar, la vista se detiene inevitablemente en los gigantescos ríos de personas que hacen cola para sacar sus entradas de “Torrente 4: Lethal Crisis”, que desembocarían en toda una serie de salas adaptadas para el visionado de la película, tanto en formato digital como en 3D. Al entrar a la sala 15, se respira un ambiente ameno, divertido, con un buen puñado de centenares de personas riendo, recordando las anteriores películas del policía más puerco de España y poniendo, al parecer, sus expectativas demasiado altas para esta cinta. Este hecho contrastaría con la reacción del público (lleno hasta la bandera) al aparecer los créditos finales: un contundente silencio que retrataba la decepción, indiferencia o estupor que ha causado la última de las entregas escritas, dirigidas y protagonizadas por Santiago Segura.

Personalmente, yo -fiel seguidor de esta saga- entré al recinto con mucha cautela, pues ni el numeroso reparto ni el medio tráiler que vi sobre el film, me abrieron demasiado el apetito “torrentiano”, algo que me sirvió para que el nivel de frustración fuese mucho menor que el de algunos entusiasmados asistentes. El personaje de Torrente, con todos los defectos o adjetivos que queramos dedicarle, ha sido siempre varios activos que no se han visto en esta nueva película. Ha sido la sorpresa de dar la nota en alguna parte, de parodiar -al extremo- situaciones que a muchos españoles nos hacen gracia, de rodearse de emblemáticos ayudantes (Javier Cámara, Gabino Diego, José Mota) y memorables villanos, de usar la acción sólo en casos “in extremis”, de darse la vuelta en un bar para pedir cambio al camarero y que una vieja se le adelante y le “robe” la especial de la tragaperras…

Ninguna de estas cosas se han podido repetir en esta hiper-promocionada película, que ha abusado sobremanera de las escenas de acción (peleas, persecuciones…) y una lista interminable de cameos, en detrimento de un guión que sólo ha dejado tras de sí una pobre estela de chascarrillos ya conocidos (“¿nos hacemos unas pajillas?”) y otros que pasan ante nuestros ojos sin pena ni gloria. El particular ayudante de José Luís Torrente, que en esta nueva entrega tiene que resolver una misión especial que terminará por llevarle a prisión, es uno de los mayores despojos televisivos del panorama nacional: Kiko Rivera, más conocido como “Paquirrín”. Sin ser de los peores del reparto (prácticamente todo es sacado de programas del corazón: aquí quien realiza los cameos son, curiosamente, los actores profesionales, en lugar de las supuestas «estrellas» invitadas), abarca inmerecidamente un gran número de minutos que bien pudieran haber sido mejor aprovechados por Enrique Villén («Barrio«, 1998), un mejor utilizado Tony Leblanc (aquí no hace ni gracia) o un sinfín de personajes que podrían haber sido mejor dibujados. Pero en lugar de eso, Santiago Segura ha preferido que cada “famosete” aparezca en el metraje su minuto de rigor, diciendo una pequeña frase (o ni eso, como “el Dioni”, que solo valbucea) y acto seguido desapareciendo sin más. A grandes rasgos, esto es Torrente 4: un recorrido de escenas fatalmente interpretadas por famosos que tienen que soltar, sí o sí, su frase del guión, para dar paso al siguiente personaje sacado de “la escuela del tomate” (Kiko Matamoros, Belén Esteban, etc.) y, en medio de todo esto, Santiago Segura con su personaje de Torrente, que aunque a veces ría sin ganas y ofrezca una de sus versiones más “ligth”, es lo único divertido -por momentos- que podemos encontrar en la cinta. Otros actores, como Yon González («Rabia«, 2009), hacen pésimos papeles que no les pegan absolutamente nada.

Se ha echado mucho de menos, además de la esencia de las anteriores películas (la tercera, que hasta el momento era la más floja, es muchísimo mejor que esta), un guión más rico en todo, pues aquí los ‘gags’, de repetitivos, cansan. Por otra parte, está la estafa del “sobrecogedor 3D”. Efectivamente sobrecoge el hecho de tener que pagar dos o tres euros más por tu entrada, y encontrarte con que las únicas tres dimensiones que ves son precisamente las del precio, porque lo que es la película, un carajo ‘karusenco‘: apenas se pueden notar sus efectos en los créditos principales y en alguna escena de acción.

Entretiene, y algunas veces hace gracia, pero poco más. Mucho deberá mejorar Santiago Segura si se encuentra con las ganas suficientes como para hacer una quinta entrega.

Nota del autor:
4,0
████ (Mediocre)

Written by Sandro Fiorito

Cofundador de LGEcine

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