ladron de bicicletas_bannerTítulo original: Ladri di biciclette
País: Italia
Duración:88 min.
Director:
Vittorio de Sica

Guión:Cesare Zavattini, Vittorio De Sica, Suso Cecchi d’Amico (Novela: Luigi Bartolini)
Música: Alessandro Cicognini

“Una de las obras más emblemáticas de De Sica […] Detallado retrato de la Roma de 1948 […] Historia sencilla, simple, casi minimalista, pero directa, conmovedora e intensa […] Obra mítica de la historia del cine […]”

Ladrón de bicicletas_posterOctavo largometraje de De Sica y una de sus obras más emblemáticas. Escrita por Cesare Zavattini y De Sica, con un grupo de colaboradores, se basa en la novela Ladri di biciclette (1946), de Luigi Bartolini. Se rueda en escenarios reales de Roma entre mayo y junio de 1948. Nominado a un Oscar (guión), gana el Oscar honorífico a la película de habla no inglesa. Producido por Giuseppe Amato y De Sica para PDS, se estrena el 24-XI-1948 (Italia).

La acción dramática tiene lugar en Roma en 1948, a lo largo de unos pocos días. Antonio Ricci (Maggiorani), en paro desde hace más de 2 años, consigue a través de la oficina de empleo de su barriada (Città Valmelaina) un empleo municipal de fijador de carteles. Por contrato se le exige que ha de disponer de bicicleta. Poco después de iniciar su primera jornada laboral, se la roban al descuido. Antonio es obrero manual, está casado con María (Carell). Desilusionado y desesperanzado forma parte de la legión de trabajadores en paro de larga duración de la Posguerra. Malvive gracias al subsidio de paro y a las ayudas de la beneficencia.

El film presenta un detallado retrato de la Roma de 1948, cuando habían transcurridos 3 años desde la finalización de la II Guerra Mundial. La cámara muestra las colas del paro, la desesperanza de los parados, la presencia en las calles de mendigos, descuideros, vendedores furtivos, las colas de las casas de empeños (Montes de Piedad), las colas para tomar el tranvía o el trolebús, comedores de caridad, prostíbulos, videntes, etc. Las imágenes, directas y sinceras, dan testimonio de un país arruinado por la guerra, azotado por la miseria y paralizado por la incapacidad de las instituciones públicas. La narración está hecha con ánimo más documental y testimonial que reivindicativo.

ladron de bicicletas_001La historia es sencilla, simple, casi minimalista, pero directa, conmovedora e intensa. Los intérpretes son actores no profesionales, que aportan verismo y naturalidad. Los personajes son seres corrientes, normales, del montón. No se emplean decorados artificiales: se rueda lo que hay según se ve, sin artificios, ni adornos. El guión elabora unos diálogos que reflejan el modo de hablar de las personas sencillas. Desarrolla una progresión dramática creíble y convincente, que se focaliza en la desesperación individual. La autenticidad y realismo que animan al film son posiblemente las causas por las que éste conserva su frescura y su fuerza.

En un segundo nivel narrativo, se explican las relaciones padre/hijo, puestas a prueba en la empresa de buscar la bicicleta sustraída. La dinámica de los hechos hace que las actitudes de ambos evolucionan, maduren y se transformen. La figura de Bruno (Staiola), de 6 años, listo, tierno y afectuoso, compone uno de los personajes infantiles más atractivos del cine. La obra incorpora momentos de emotividad chaplinesca: la comida de niño rico y del pobre en el restaurante, la ternura de Bruno evoca la de El chico (Chaplin, 1920) y el emocionante plano final.

La cinta plantea cuestiones intemporales, de interés actual, como el trabajo por cuenta ajena de menores (Bruno en la gasolinera como recadero), la escolarización no obligatoria, los desastres perdurables de la guerra, las deficiencias de la Administración y de las Instituciones públicas, el derecho al trabajo, el drama del paro de larga duración, la insuficiencia de los servicios público (transporte, seguridad, policía…), etc. Junto con El limpiabotas (1946), Milagro en Milán (1950) y Umberto D. (1952), el film compone la tetralogía que De Sica y Zavattini dedican a la realidad italiana (por extensión europea) de la posguerra

ladron de bicicletas_002Sergio Leone debuta como auxiliar de dirección y extra (capellán día de lluvia). La bicicleta tenía en la Italia de 1948 resonancias de libertad singulares, dada la prohibición de su uso durante los años de la ocupación alemana. El film es homenajeado por Woody Allen en Broadway Danny Rose (1984).

La música, de Alessandro Cicognini (“El limpiabotas”) compone una partitura melancólica, de cuerda y viento, con melodía a cargo del clarinete. Añade una alegre canción popular con guitarra y mandolina. La fotografía, de Carlo Montuori, en B/N, elabora imágenes rigurosas, realistas y de admirable sencillez clásica. Hace uso frecuente de perspectivas panorámicas y encuadres generales. Obra mítica de la historia del cine.

Nota del autor:
10
██████████ (Obra Maestra)

COMENTARIOS DEL EQUIPO LGE

Sandro Fiorito
Gusta porque convence, entristece porque no vende lágrimas fáciles y se aplaude por lo perfecto de su historia. Excelente. 10.

Written by Miquel Alenyà

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