28 Years Later (Danny Boyle, 2025) – 115 min

El cine, como la memoria, es un espacio caprichoso: hay historias que envejecen con dignidad, otras que se diluyen con el tiempo, y algunas que regresan cuando ya nadie las estaba esperando. 28 Años Después pertenece a esta última categoría. Más de dos décadas después del estreno de 28 Días Después —aquella película que redefinió el género zombi para una nueva generación—, Danny Boyle regresa al universo que ayudó a construir con una tercera entrega que, aunque prometía ser el cierre de un ciclo, se queda a medio camino entre el homenaje y la repetición vacía.

La película arranca bien. Muy bien, de hecho. Boyle demuestra que no ha perdido el pulso visual: los primeros 45 minutos tienen tensión, atmósfera y un manejo del ritmo admirable. La amenaza vuelve a sentirse real, casi física. El silencio de los espacios abiertos, la fragilidad de los cuerpos en ruinas, la sombra constante del contagio… todo eso está ahí, como un eco oscuro de la primera entrega.
Es un arranque potente, con una fotografía sucia y preciosista a la vez, que promete una experiencia intensa, angustiosa, incluso emocional. Pero entonces algo se rompe. O, mejor dicho, se apaga.

A partir de cierto punto, 28 años después entra en un terreno pantanoso. El guion pierde fuerza, los personajes dejan de importar, y la trama se diluye en escenas que se sienten recicladas, vistas, innecesarias. Todo lo que parecía tener peso narrativo se deshace en una sucesión de decisiones que no conducen a nada memorable. Se pierde la tensión, se pierde la urgencia, y lo que queda es una película que avanza por inercia, como si no acabara de saber qué quiere contar.Lo que en 28 días después (2002) era puro instinto de supervivencia, aquí se convierte en trámite. Y lo que en 28 semanas después era expansión del mundo y del tono, aquí se siente como un eco débil, una excusa para volver a pisar los mismos lugares sin aportar una mirada nueva. El mundo ha cambiado mucho desde 2002: hemos vivido pandemias reales, colapsos sociales, nuevas formas de miedo. Y, sin embargo, la película parece no haberse enterado. Su discurso es plano, su crítica social apenas roza lo superficial, y sus personajes están construidos con más función que emoción.

Ni siquiera las escenas de acción, que deberían ser puntos álgidos, logran despegar del todo. Están correctamente filmadas, sí, pero sin alma. Y en una saga como esta, eso es fatal. Porque lo que siempre ha distinguido a este universo no era solo la violencia, sino la tristeza que arrastraba. El duelo constante. La sensación de que, más allá de la sangre, lo que dolía era el vacío. Aquí, en cambio, todo parece más mecánico. Más artificial.Aún así, hay un momento hacia el final que merece ser rescatado. Un instante de calma, de ternura, de humanidad. Una escena íntima, casi silenciosa, donde por fin la película respira con sinceridad. Es un brote de emoción que, por un instante, recuerda lo que este universo podía llegar a ser. Un momento que emociona precisamente porque contrasta con todo lo demás. Pero, lamentablemente, no es suficiente.

28 años después no es un desastre, pero sí una oportunidad perdida. Técnicamente competente, sí. Correctamente dirigida, también. Pero profundamente innecesaria. Su mayor problema no es lo que es, sino lo que podría haber sido. El regreso de Boyle al apocalipsis tenía todos los ingredientes para ser un gran evento cinematográfico. Pero se queda en un suspiro largo, en una promesa que no se cumple, en un epílogo que no emociona.Hay películas que dejan huella. Y otras que simplemente pasan. Esta, por desgracia, pertenece a las segundas. Y duele, porque esperábamos mucho más.

Distribuida en España por SONY PICTURES

Nota del autor:

6,0 █████ (Correcta)

Película en CARTELERA desde el 20 de junio de 2025

TRÁILER:

 

Written by Ignasi Serra

Actor de doblaje