Bone Lake (2024): El lago de las tentaciones

Una joven pareja quiere pasar un fin de semana romántico, Diego quiere aprovechar la ocasión para seguir escribiendo su libro y hacerle una petición de matrimonio (con anillo y todo), y ella, Sage, tiene reservas sobre qué va a hacer en su vida. El finde empieza de la mejor forma, descubren que el lugar es un casoplón de ensueño a la orilla del lago Bone pero para su sorpresa llega otra pareja que ha reservado la mansión ese mismo fin de semana…

Como perfectos desconocidos que somos, en vez de aclarar quién se queda deciden compartirlo. Ya que la culpa es de la app y no nos dejan reclamar (ains, cuánto daño nos ha hecho ese sucedáneo de Airbnb). Porque claro, es lo que haríamos todos, convivir un fin de semana… compartir nuestros momentos íntimos en un lugar aislado con individuos que no conocemos ¿Qué podría salir mal?

Y al igual que si de La isla de las tentaciones se tratara, Will y Cin (que nada más con esos nombres habría que echarles agua bendita a ver qué pasa) se dedicarán a sembrar la semilla de la desconfianza en nuestros jóvenes enamorados. Que como fervientes pecadores en un confesionario, les cuentan sus inquietudes y secretos por separado a cada uno de ellos, mientras estos desconocidos cual íncubo y súcubo recrearán situaciones incómodas de carácter sexual (con desnudos, aparición de dildos, etc) para tentarlos, para mostrarles que hay sexo más allá de una “consolidada” relación de pareja.

Un juego que estos okupas de los pisos turísticos conocen al dedillo y saben perfectamente qué teclas tocar para empujar a nuestros inocentes enamorados a la perdición. Un final lleno de reproches, de cuernos y matanza. Donde la sangre derramada y el destruir relaciones les excita más que a un exvegano oler la longaniza recién hecha.Bone Lake es un film que habla de las relaciones (o mejor dicho, la falta de relaciones) en un pareja moderna, donde los roles más que cambiados parece que han perdido el sentido. Donde la complacencia continua te lleva al síndrome del impostor, en que no eres lo suficiente para ella, que ella se siente que no la entiende, y que el sexo mejor solos que acompañados. Haciéndote pensar que esa pareja tiene menos futuro que el guionista de esta peli.

También esta falta de comunicación, casi impuesta y el no reconocer que dentro de la pareja uno puede tener su intimidad (y que masturbarse en privado no es un pecado mortal). Una carencia de confianza que impensablemente se vuelva con unos desconocidos que porque como tienen un físico de modelos y no paran de sonreír se abren en canal. ¿Algún tipo de crítica social o que nuestros protagonistas se encuentran más solos que antes de ser pareja? ¡Ah! y que es bueno seguir los consejos que ves por Tik Tok y que los coches eléctricos son una mierda, son como un Tamagochi gigante. Eso me hizo dibujar una sonrisa.Un comportamiento inquietante de unos desconocidos del que ni Diego (un escritor frustrado) ni Sage (una columnista que escribió sobre las relaciones de pareja moderna), personajes que tienen mimbres para unir puntos y descubrir pasteles, sospechan ni quieren pensarlo. Porque después de 3 años en pareja, a quien debo creer en menos de un día son a estos Barbie y Ken. No paraba de pensar si el guionista ha sido víctima de un “reality show”.

Lo dicho, para mayor disfrute del film el espectador deberá inyectarse en vena una buena dosis de suspensión de la incredulidad. Ya que nos encontraremos situaciones que por una parte están torpemente resueltas (candados victorianos que no se abren con ganzúa pero sí con un leve golpe de martillo de cocina) o con estereotipos que más que crear una atmósfera inquietante crean una comedia ñoña involuntaria.Porque Bone Lake es una mesa que cojea por dos patas, una de ellas es la incredulidad que tienes que aplicar para ver cómo los protagonistas se comportan (para tortearlos, creerme). La otra pata es el hecho de quererte contar todo más que masticado, todo megaexplicado, porque la sutileza o mejor dicho la intuición por parte del espectador es nula. Te lo tengo que contar todo, masticártelo todo, e incluso regurgitarlo para que el espectador solo tenga que tragarlo. Este tipo de cosas me sacan de la película, y el romper la atmósfera en una película de terror – para mí – es pecado mortal.

Pero todo no va a ser malo, el elenco de los actores no lo hace mal – dentro de las limitaciones de sus personajes – , las muertes que aparecen son molonas (muy cafres), la apuesta por que una pareja unida mata unida y ese final homenajeando a las pelis de terror de los 90, está muy bien conseguida. Ese final con esa pizca de humor negro siempre es seductor. Y no quisiera pasar por alto su banda sonora, un elemento que durante toda la película me estaba encantando y cuando vi los créditos finales las piezas encajaron en el puzzle, ya que estaba detrás el gran Roque Baños.Creo que lo peor que se le puede decir a una película no es que sea mala sino que se quede en esa zona de “necesita mejorar”, que algo tenga potencial y no sea aprovechado es una derrota que deberán mirárselo – a partes iguales – tanto la directora como el guionista.

Un film que juega con la tentación que está en lo lascivo, la incomodidad de su presencia viniendo de un desconocido, y que luego no se muestre ni una teta ni una raja del culo… me parece como mínimo pecar de cobardía. Supongo que los desnudos “tapados” a lo Benny Hill eran para no tener una clasificación incómoda para su distribución. Pero vamos, hay que ser valientes y si vas a mostrar gore también puedes mostrar carne y no escenas de sexo con sujetadores. A ver si pasa este puritanismo y que todo parezca que no debe alterar a nadie. Porque al igual que la superficie de un lago eternamente carente de algún tipo mínimo de oleaje, al final se queda en agua estancada. Un lugar que puede ser atractivo pero que no te transmite nada (al menos a mí).

En definitiva Bone Lake es una peli que no siendo mala te hará el apaño, ideal si te gustan los «reality shows» y tienes ese anhelo oculto de matar a parejas que parecen perfectas.

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