LGEcine | Una buena persona (2023): cambió un Rolex por un Casio

A good person (Zach Braff, 2023) -129 min-

Allison tiene un accidente de tráfico en el que fallecen sus futuros cuñados, dejando a la hija de éstos huérfanos y a toda la familia destrozada. Vive con su madre mientras lidia con la adicción a los opiáceos que le recetaron para la recuperación de sus lesiones mientras lidia con las secuelas psicológicas del suceso. Cuando decide buscar ayuda, encuentra a Daniel, el padre de la mujer que murió en el accidente y cuidador de la niña de dejó huérfana, en la misma reunión para adictos que ella.

Lo que parece que va a ser una historia típica y sencilla de superación optimista, se revela como un relato algo más completo y realista sobre las complicaciones e imperfecciones humanas y lo poco lineal que es en realidad un proceso de recuperación.

El gran fuerte de esta película es el reparto, con Morgan Freeman en su tono habitual, siempre entrañable aún en un personaje complejo como el de esta película. Florence Pugh como gran protagonista, que es capaz de llevar el mayor peso interpretativo de la historia con bastante soltura resultando creíble. El guión y la dirección de Zach Braff es capaz de hacernos empatizar y conectar con unos personajes llenos de faltas a los que vemos intentar mejorar, pero también equivocarse, hacer cosas poco morales y tirar balones fuera sobre su responsabilidad. Esto último demuestra ser muchas veces lo más difícil de admitir para cargar con su auténtica responsabilidad que el hecho de estar presos de alguna adicción. Los protagonistas están bien rodeados ya que todos los papeles, por secundarios que sean, están más que correctamente interpretados. Mención a la siempre divertida Jackie Hoffmann en una pequeña aparición durante la única escena de la película que arranca carcajadas. Por lo demás es una película bastante seria, con muy pocos alivios aunque no trata el tema de forma excesivamente dramática. Sabe mantener un tono equilibrado para que los momentos cruciales tengan el peso debido y el día a día tenga un toque más realista.
Se agradecen los detalles visuales, que tienen poca sutileza pero dan información sobre los personajes. Como el pasado deportivo, popular y disciplinado de Allice. O el mantra estóico en la muñeca de Daniel al que trata de ceñirse con éxito moderado. La película se sostiene bastante bien a pesar de un par de momentos que lo llevarían al melodrama televisivo, gracias a estar bien escrita y a un reparto muy profesional que le añade puntos de calidad.