Verano 1993 (2017): Lo nuevo y lo perdido

Frida tiene seis años, su madre ha fallecido y va a vivir el primer verano de su vida sin ella. Su nueva familia son sus tíos y su prima Ana, menor que ella. Durante ese verano en una casa rural debe empezar a adaptarse a su nueva vida.

La ópera prima que plasma los recuerdos de infancia de Carla Simón, su directora, tiene bien merecidos los premios que ya acumula y su nominación al Oscar a la mejor película extranjera. Su forma de mostrar el punto de vista de la niña, que es desde el que vivimos toda la película, es sencillo y magistral. Simón sabe mostrar algunas situaciones adultas que comprendemos sin perder la vivencia de la niña a la que acompañamos en todo momento. La interpretación de Laia Artigas dota a Frida de una credibilidad innegable y los actores que la rodean hacen un buen trabajo, especialmente la «nueva mamá» interpretada por Bruna Cusí.

Verano 1993 es una película íntima y bella que muestra con gran sencillez un tema complejo, a través de situaciones y conversaciones cotidianas bien dosificadas.

Merece mucho la pena.