LGEcine | Pride (Orgullo) (2014)

Título original: Pride
País: Reino Unido
Primera proyección: Francia, 23 May. 2013 (Festival de Cannes)
Duración: 119 min.
Director: Matthew Warchus
Guión: Stephen Beresford
Música: Christopher Nightingale
Género: Comedia. | Drama social. Basado en hechos reales. Años 80. Homosexualidad
Reparto: Ben Schnetzer, Abram Rooney, Bill Nighy, George MacKay, Monica Dolan, Andrew Scott, Joseph Gilgun, Faye Marsay, Freddie Fox, Roger Morlidge, Chris Overton, Joshua Hill, Dominic West, Paddy Considine, Karina Fernandez, Jessie Cave, Jessica Gunning, Dion Lloyd-Jones, Imelda Staunton, Liz White, Sophie Evans, Dyfan Dwyfor, Jack Baggs, Russell Tovey

“[…] es una película que se ve con evidente agrado, tiene momentos divertidos bastante inspirados, y exhibe un mensaje potente […] el orgullo del título no se refiere solo a la condición sexual y la aceptación de uno mismo, sino a la satisfacción de hacer lo que se debe, de ayudar a los otros de forma desinteresada […] «

La unión hace la fuerza. Así lo dice la letra de la canción Solidarity forever, himno de los sindicatos obreros con el que da comienzo Pride, la revelación británica de 2014, presentada en Cannes y, entre muchos otros reconocimientos, nominada al Globo de Oro a la Mejor Comedia o Musical. Pero cuando los intermediarios (en este caso, los citados sindicatos), tampoco sirven de ayuda, serán las personas las que, directamente, deberán ponerse manos a la obra y cooperar para solucionar los problemas. Pride cuenta el hecho real de un grupo de gays y lesbianas que en 1984 formaron una asociación para recaudar fondos para la huelga de mineros que tuvo lugar durante el gobierno conservador de Margaret Thatcher, con quienes se sentían identificados. Estos dos colectivos, a pesar de sus diferencias y prejuicios, deben aprender a convivir juntos y a luchar por una causa común, no sin muchas dificultades.

Matthew Warchus, reconocido director de teatro, firma con Pride su segunda película, 15 años después de su debut estadounidense con Círculo de engaños (1999). Su procedencia de los escenarios se aprecia en la manera en la que coordina con gran habilidad esta comedia coral, que tiene su mayor mérito en el protagonismo necesario que le da a cada uno de los numerosos personajes que conforman la historia, consiguiendo además que todos tengan un carácter definido e interesante. También destaca la conseguida ambientación de la época, potenciada especialmente por el vestuario y la cuidada selección musical. El filme empieza con cierto costumbrismo, que poco a poco, acaba desapareciendo para hacer más efectivo su mensaje universal de denuncia social.

Warchus incide constantemente en la imagen de las manos unidas, como símbolo de nexo común, y de alegato de reivindicación y justicia. Algo que, sin embargo, queda suavizado por una falta de grises, de matices, demasiado evidente, así como de cinismo, en favor de un tono bienintencionado. La manera que tiene Warchus de contar la historia no ofrece ninguna novedad con respecto a otro tipo de películas de este estilo. Mucho más cercana a cintas como Made in Dagenham (2010) que a Full Monty (1997), con la que mucho se la ha comparado, Pride hace de la simpatía su mayor característica, frente al pesimismo latente del filme de Peter Cattaneo.

Por otro lado, la película se sitúa en una posición mucho más privilegiada desde el punto de vista de su carismático reparto. A nombres tan míticos los de Bill Nighy (Radio encubierta, 2009), Imelda Staunton (El secreto de Vera Drake, 2004) o Paddy Considine (Arma fatal, 2007), se unen los de las jóvenes promesas, Ben Schnetzer, George MacKay o Faye Marsay, que aportan gran naturalidad, y algunos veteranos actualmente en alza por su éxito televisivo, como Andrew Scott (Jim Moriarty en la serie Sherlock, 2010 – ) y Dominic West (protagonista de la serie The Affair, 2014), que además se adueña de la escena más formidable de la película, la del consabido baile que parece que ya nunca puede faltar en ninguna buena comedia. West solo queda ensombrecido por Jessica Gunning, que interpreta con mucha personalidad a la que sería futura política Siân James.

Aunque Pride no sorprende ni ofrece más de lo que se pueda esperar de ella – para bien y para mal -, es una película que se ve con evidente agrado, tiene momentos divertidos bastante inspirados, y exhibe un mensaje potente. Al final, el orgullo del título no se refiere solo a la condición sexual y la aceptación de uno mismo, sino a la satisfacción de hacer lo que se debe, de ayudar a los otros de forma desinteresada, y de ver como esa colaboración acaba dando sus frutos. No hay mayor orgullo que ese. .