Noah (Darren Aronofsky, 2014) – 138 min

Convertir lo que en la época clásica eran monumentales películas históricas y bíblicas (Los diez mandamientos, 1956, Ben-Hur,1959…) en cine de autor es muy complicado. El director de origen judío DarrenAronofsky se enfrenta a su mayor superproducción con Noé, en la que da una visión ambigua de este personaje que le ha interesado desde niño. La película ha recibido comparaciones con otro trabajo del director, La fuente de la vida (2006), en la que se planteaban cuestiones sobre temas espirituales muy elevados. Sin embargo, contrariamente a lo que se pueda pensar, Noé es conceptualmente mucho más asequible y terrenal. Se trata más del estudio psicológico de un hombre que de analizar problemas teológicos. De hecho, Dios como tal nunca aparece en la película, ni como una presencia, ni como una voz; sólo está en las palabras de aquellos que se refieren a él. En este sentido, Noé a veces parece que quiere presentar un resumen del Antiguo Testamento para los no iniciados, desde una Creación de forzada estética kitsch mezclada con el Terrence Malick de El árbol de la vida (2011), hasta la introducción en la historia de la familia de Noé de pasajes de otros momentos bíblicos, como los de Abraham (la mujer estéril, el sacrificio del descendiente…).

La primera parte de la película es la más ambiciosa visualmente, tomando elementos que van desde El señor de los anillos hasta el Mel Gibson épico de Braveheart (1995), La Pasión de Cristo (2004) o Apocalypto (2006), pasando por referencias al propio cine de Aronofsky (la utilización puntual del stop-motion). Sin embargo, es también en esta parte más llamativa cuando se hacen más evidentes sus defectos: Noé es una película ruidosa, con la desfasada banda sonora de Clint Mansell atronando sin tregua, y efectos visuales que en ocasiones rozan la serie B, así como personajes exagerados (el malvado Tubal Caín de RayWinstone, o el gracioso chamán en el que Anthony Hopkins convierte a Matusalén), o propios casi de una película infantil/juvenil (los gigantes Néfilim o ángeles caídos).
Sin embargo, Aronofsky no es un director dado a tirar hacia el recurso fácil, que en este caso sería emplear gran parte del metraje en el diluvio, la inundación y el fin del mundo, para crear un enorme espectáculo catastrófico. Vista la película en conjunto, podemos darnos cuenta de que el director empieza a esbozar algo en la primera parte, que es lo que va a desarrollar en la segunda, y que parece ser su tema fetiche: la obsesión de un personaje por alcanzar un objetivo hasta las últimas consecuencias.

Siempre se ha concebido al personaje de Noé como un privilegiado, ya que su familia y él son los únicos elegidos para sobrevivir al fin del mundo. Lo que plantea Aronofsky va más allá, es mucho más complejo pero, por otro lado, razonable: la angustia y la culpabilidad de sentirse salvado mientras se es consciente de los horrores que están sucediendo en el exterior. El arca se convierte, en consecuencia, en un claustrofóbico espacio cerrado del que, si algo terrible llega a ocurrir, tampoco se tiene ninguna escapatoria. A Aronofsky lo que le interesa es la degradación interna de un hombre puesto en la situación más límite que alguien pueda imaginar.

La película se vuelve más sobria mientras asistimos a la corrupción mental de Noé, cuya fe ciega le llevará de la bondad y la justicia a la locura irracional, creando terror disfrazado de amor, responsabilizando a Dios de las decisiones que toma, cuando realmente dependen de él, y que sólo le traerán soledad. Russell Crowe realiza el que probablemente es el papel más intenso de su carrera, recorriendo todo un abanico de matices de manera más sutil de lo que parece a primera vista.Sus enfrentamientos con Jennifer Connelly y Emma Watson llegan a ser escalofriantes.

Noé es una película cruda, con algún tramo espectacular, pero que al centrarse en el estudio de las relaciones humanas es cuando consigue sus momentos más desgarradores. Provocará por tanto decepción en distintos sectores de su público potencial, porque no estamos ni ante una película bíblica al estilo tradicional, ni ante una entretenida historia de aventuras. Sin embargo, el cinéfilo fiel a su director se sentirá satisfecho de observar que Noé es una re-lectura profundamente personal de un pasaje religioso. Es, en fin, la película que Aronofsky ha querido hacer. 

Distribuida en España por PARAMOUNT.
Vista en PASE DE PRENSA el 27 de Marzo de 2014 en los Cines Cinesa Proyecciones, Madrid.

Nota del autor:
6,0 ██████ (Correcta)

Written by Sofia Pérez Delgado

Redactora de LGEcine

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