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“[…] los personajes estén faltos de profundidad […] Nunca ofrece una mínima intriga o un giro no esperado […]  la desidia que transmite es perfectamente entendible que no se haya conseguido el mínimo de calidad exigido […]«

rp_the-prince_poster_2014.jpgEn contra de lo que pueda parecer, meterse en una sala de cine las diez de la mañana para ver una de acción es bastante agradecido; a esas horas se necesita cierto movimiento para mantener los ojos abiertos cuando a tu alrededor todo es oscuridad. Pero claro, para no llegar al tedio la película debe poner de su parte.

The Prince empieza valiéndose durante los créditos de cabeceras ficticias de periódicos para ponernos en antecedentes de la historia que vamos a presenciar. Recurso manido a más o poder y que o se hace tan bien como en Watchmen (Zack Snyder, 2009) o queda tirando a cutre. Para colmo, los titulares van a tal velocidad que es imposible poder leerlos completamente. Aunque nadie debe alarmarse, ya que están tan llenos de tópicos que con medio hubiésemos tenido suficiente.

A continuación nos encontramos con Paul (Jason Patric, Sleepers, 1996), un mecánico de Mississippi cuya hija anda con malas compañías; cuando ésta desaparece deberá volver a su New Orleans natal a encontrarla. Pero allí hay gente que lleva mucho tiempo esperando su vuelta para ajustar antiguas cuentas pendientes.

La presentación de los personajes es bastante burda. A todos les adivinamos las intenciones en un santiamén, y por mucho que esperemos una vuelta de tuerca sorpresiva en su conducta, ésta nunca ocurre. Eso lleva a que vayan apareciendo en pantalla simples estereotipos del género planos a más no poder.

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El único que se podría salvar sería Paul, el protagonista, si no fuera porque pronto descubrimos que es una mala imitación de William Munny, el pistolero al que da vida Eastwood en esa joya llamada Sin perdón (Clint Eastwood, 1992). Tomar los rasgos principales de uno de los mejores personajes de la historia del cine para darle un poco de entidad a tu prota en un producto que sabes que no le llega a la suela de los zapatos es triste.

El guión, primer largo de Andre Fabrizio al que acompaña Jeremy Passmore (Amanecer rojo, 2012), roza lo amateur. Ya no se trata solamente de que los personajes estén faltos de profundidad. Nunca ofrece una mínima intriga o un giro no esperado, hasta el punto de ir poniendo los intermitentes para indicar lo que va a pasar seguidamente.

No contentos con ello, machacan al espectador con un flashback recurrente que cuenta algo que ya sabíamos desde el minuto uno. Es de suponer que ello responde a la intención de añadir carga dramática y más fuerza a los motivos del protagonista y del antagonista para actuar como lo hacen, pero sinceramente me da que la razón verdadera es sumar metraje a una historia que se queda corta.

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Las escenas de acción, teórico plato fuerte, consisten en villanos exponiéndose uno tras otro para ser abatidos por un disparo de Paul; lo que viene siendo una galería de tiro al plato pero con extras. Ahí el demérito es del director, Brian A. Miller (Entre la ley y la calle, 2010), que repite la secuencia “cambio de plano-aparece el malo-muere el malo” como si fuera lo único capaz de rodar. Y eso no es así, pues en un momento dado nos brinda una escena muy bien construida (la última en el refugio de los adictos) que luce como oro entre tanta mediocridad.

Mal también el uso de la cámara lenta en los flashback antes nombrados, técnica que funciona en contadas ocasiones y que en este caso hunde un poco más un recurso que nace muerto desde su erróneo planteamiento.

Las actuaciones son flojas. Jason Patric no es un antihéroe potente y, aunque sería injusto decir que es el problema de la cinta, tampoco es la solución. Bruce Willis (Looper, 2012) no aporta nada, y eso es la antítesis de lo que es él: un actor que se ha convertido en una marca del género de acción y que con su sola presencia da un plus al conjunto. John Cusack (Mapa de las estrellas, 2014) tiene un papel absurdo que nunca llegamos a entender más allá de su funcionalidad y con su interpretación refuerza esa sensación de “no sé muy bien qué hago aquí”. Se libra Jessica Lowndes (Altitude, 2010), que defiende bien su personaje pese a ser éste poca cosa.

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Como ya comenté hace año y pico en la crítica de Una bala en la cabeza (Walter Hill, 2012), Hollywood lleva tiempo emplazando algunas de sus películas en Nueva Orleans, sobre todo de acción, y creo sinceramente que es un acierto. Sirva el análisis de la cinta de Hill para entender por qué, siendo del mismo género y teniendo elementos en común, aquella brilló y la que hoy nos ocupa anda muy lejos de hacerlo.

Se dice que todo está inventado, así que la obligación es usar la fórmula con elementos novedosos o intentar hacerlo mejor que tus predecesores. Películas como The Prince las hemos visto mil veces y con resultados mucho más satisfactorios. Y uno no puede quitarse de encima la sensación de que los responsables del proyecto ya sabían eso antes de que éste llegara a las pantallas y que poco les importaba. Con la desidia que transmite es perfectamente entendible que no se haya conseguido el mínimo de calidad exigido como para poder recomendar al espectador que vaya a verla.

Distribuida en España por PAYCOM
Vista en PASE DE PRENSA en CINEMES GIRONA el 21 de Octubre de 2014, Barcelona.

 

Nota del autor:
3,0 ███  (Mala)

Película en CARTELERA a partir del 24 de Octubre de 2014.

Título original: The Prince
País: EEUU 
Primera proyección: EEUU, 22 Ago. 2014
Duración: 93 min.
Director:
Brian A. Miller  

Guión: Andre Fabrizio, Jeremy Passmore
Música: The Newton Brothers
Género: Acción | Secuestros. Desapariciones. Venganza
Reparto: 
Jason Patric, John Cusack, Bruce Willis, Jessica Lowdes, Curtis ‘50 Cent’ Jackson, Rain, Tara Holt, Jessica Lowndes, Johnathon Schaech, Gia Mantegna, Courtney B Turk, Don Harvey, Tyler J. Olson, Jaylen Moore, Tim Fields, Natalie Light, Ryan Sanson, Ginger McNamara, Michelle Jones, Didi Costine, Danielle Phelan

Written by Eloy Cabacas

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