
The Infinite Husk (Aaron Silverstein, 2025) – 105 min. –
Interesante propuesta de Aaron Silverstein. Una narración que en parte me recuerda a Hidden por su idea inicial, aunque lejos de ser una película de acción deviene en una historia introspectiva muy reflexiva sobre la mente, la identidad, el racismo y el lenguaje.
Tomando como elemento inicial el tener una raza alienígena no corpórea que supuestamente controla el universo y que puede tomar a voluntad cuerpos humanos para habitarlos tras su fallecimiento, como si de una cascara se tratara. Para investigar y cohabitar con nosotros. Una científica llega a nuestro planeta para contactar con un congénere que lleva mucho tiempo en la tierra para intentar entender qué está haciendo.
Como raza universal, contacta con ella a través de una suerte de consciencia suprema que le irá asignando misiones para avanzar en su objetivo de saber que esta pasando, para empezar a comprender que algo raro ocurre. Para observar que ser universal no aplica a tener bondad universal. O que cuanta más gente tiene un colectivo, menos empatía necesita demostrar.
Ante nosotros tenemos un film de bajo presupuesto de ciencia ficción, pero que en ningún momento hace que sea desmerecedor de visionado. Se nota en el hecho de trabajar todo el rato en interiores, largas escenas de conversaciones y que los efectos especiales, la animación de la consciencia universal, se usen con cuenta gotas.
Por el guión en si mismo, tenemos una película que es de las de dar alimento para la mente. Con conceptos muy interesantes y que dan para conversación posterior. Pero con un ritmo lento y un par de golpes de guión muy abruptos que hacen que todos los cabos que se van lanzando durante la historia no se lleguen a cerrar de forma adecuada. De hecho, seriamente podríamos decir que los únicos cierres que tenga serán los que el espectador en su inocencia quiera aportar.Tenemos por un lado el tratamiento sobre el racismo, de forma elegante utilizando como telón unos alienígenas. No se puede estar más desubicado en una sociedad. Independientemente de tus buenas intenciones y sonrisas, se muestra que el recién llegado no podrá adaptarse a la situación, teniendo siempre que ir con pies de plomo ante las miradas ajenas. La película trata esto de forma brutal (aunque algo cómica) con los momentos del supermercado. Especialmente cuando muestra que ante una gran necesidad, dejan de importar los colores. Que la piel y la extrañeza ya no es algo tan importante.
Por otro lado, tenemos el sometimiento al estado. Un punto que se me antoja curioso pues a pesar de estar presente desde el principio solo lo hacen patente en el tercio final de la historia. Con un toque a las teorías de Milgrom, mostrando que todos, incluso las razas avanzadas que dominan el universo y el tiempo (cual TimeLords) se inclinan ante una voluntad superior, suplican y ruegan por una clemencia que la maquinaria fría y lógica del estado jamás tendrá. Para un poder superior solo seremos un número, de la misma forma que las hormigas lo son para nosotros. O se escapa de la rueda, se gira infinitamente o se rompe, como se mostrará en esta película. Me encanta que la consciencia se pronuncie de forma totalmente aséptica y neutra, forzando que la suplica “humana” sea aun más descarnada. Como hablarle a una pared.
En otra vía podríamos encontrar una historia de Cicerón, siendo la más manifiesta y que nos depara las mejores interpretaciones. Con un “recién nacido” en nuestro mundo y un veterano que intentara guiarle para que no cometa los mismos errores que el.Nos aporta la sección más interesante una reflexión sobre la consciencia que simplemente me encantó. Con una platica sobre como el lenguaje afecta a la mente o como el hecho de diferenciar entre lo imaginado y lo real es algo que hacemos a un nivel lingüístico. Ya que diferenciar entre si es real por estar o no en nuestra mente no tiene sentido a un nivel cósmico. Cambiar el contenido de algo, que este en nuestra mente o no, no cambia su realidad para nosotros mismos. Intentando hacernos ver que el lenguaje nos aporta y quita a la vez esa conexión con lo místico y lo etéreo (aquí podríamos tener una conexión con la película Los Sin Nombre, cuando se mencionaba que el primer pecado fue la creación del verbo).
Realmente cada sección da para reflexionar largamente, en especial la ultima. Con unas interpretaciones que dentro de la sencillez cumplen muy bien. En especial la de nuestro “Cicerón”.
He de confesar que para ser mi primera película de este festival ha dado muy buen sabor de boca y creo que merece un segundo visionado para analizarla mejor.
Como último detalle pensaremos en la poca importancia que le damos a las cosas que podemos reemplazar. Lo que para nosotros es algo sagrado y único, nuestro cuerpo. Se torna en algo casi de usar y tirar a lo que no dar importancia por su relativa poca durabilidad. Llegando a despreciar el cuerpo en favor de la mente eterna.
Si somos muy suspicaces podríamos encontrar un toque Black Lives Matter encubierto, ya que todos los personajes blancos de la película son malos, tontos o ambas cosas a la vez. Aún más, todo lo que no sea la protagonista de color es una influencia perniciosa o desquiciada, siendo ella el único foco de inocencia en nuestra trama. Pero la historia no optará por esa vía de forma radical.
Película muy recomendable si se quiere pensar sobre la mente, sus limites, la imposición y poder del lenguaje, fumar como un carretero sin miedo a las consecuencias y que te miren mal en los supermercados.
La frase: Prueba a morirte unas 15 veces y veras que ya no es tan divertido esto de cambiar de cuerpo. / El agua de mar en un vaso no deja de ser agua de mar. Una idea en tu consciencia no deja de ser real. El continente no cambia la realidad de ello.
La escena: Toda la escena de la charla sobre el lenguaje y sus implicaciones. Alimento para la mente en estado puro y un interesante acercamiento a la neurolingüística de una forma completamente externa.
Vista con PASE DE PRENSA en el Festival Internacional de Sitges 2025
Nota del autor:
5,5 █████ (Mejorable)